Siendo la mejor universidad pública del Occidente del país y con la fuerza política que representa, la Universidad de Guadalajara, a pesar de su Red de centros regionales, no ha podido consolidarse como la verdadera casa de estudios que es, por lo menos en la Región Altos Sur de Jalisco.
Los 20 años de presencia universitaria en la región no han sido suficientes para consolidarse como un referente de vinculación social.
Es innegable la labor formativa que tiene.
Es inmejorable la opción educativa que resulta para miles de jóvenes que cada año ingresan a estudiar, mientras se casan, en tanto consiguen un empleo o para dedicarse a lo que soñaron.
La Universidad de Guadalajara tiene aún la deuda para con la sociedad tepatitlense de responder a los retos del desarrollo de la comunidad.
CUAltos tiene un sólido cuerpo académico, carreras acreditadas, reconocimientos internacionales, e investigación de categoría SIN.
Pero todo ello, sumado a la fuerte presencia política de sus liderazgos (institucionales o de facto), tiene aún una enorme deuda para con los alteños.
La sociedad sigue pensando en CUAltos como una opción de estudio para sus jóvenes. Como una alternativa para el aprendizaje. Como una universidad que queda lejos de la ciudad, literal. Pero no más.
¿Dónde está la universidad que investiga y aplica soluciones en favor de los marginados?
¿Dónde están las propuestas científicas para resolver las necesidades de la comunidad?
¿Por qué no se refleja la presencia universitaria en la generación de empleos formales y bien remunerados?
Esas y otras dudas podrían ser temas que se traten en los informes de los rectores de los Centros Universitarios o de la Rectoría General.
Esas son sugerencias, ocurrencias que el reportero recoge de algunas voces del pueblo.
Si las consideran o no las autoridades universitarias, eso, eso es otro cantar. Porque ellos están en lo suyo, en la ceremonia, en el protocolo de llenar formatos y dar discursos.
De hecho, lo importante en las próximas semanas, será conocer si repite la actual rectora o viene alguien más, a tener qué soportar a los ingratos alteños del CUAltos.
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