Día de júbilo y gozo


• Por primera vez, misa crismal en San Julián

Por Oscar Maldonado Villalpando

Como un acto de justicia, como un merecido premio, como algo ya apreciado y pedido por tantas generaciones de buenos cristianos, de valientes católicos. Este martes Santo, 22 de marzo de 2016, el pleno Cuerpo Presbiteral, se ha hecho presente en esta singular ciudad alteña.

Podría ser una simple noticia. Pero es algo más, es como el reconocimiento a tantos años de haber vivido, desde acá, la gran solelmnidad sacerdotal y eucarística. Porque se puede decir que desde cuando se celebraba, hace siglos, en la catedral metropolitana de Guadalajara, los fieles de San Julián vivían en espíritu todo el contenido de aquella santa asamblea, porque así obedecían a sus sacerdotes, así aceptaban el consuelo de los sacramentos, así imploraban el Sagrado Viático en la hora crucial de la muerte, así amaban ardientemente el Santo Sacramento; no cabe duda, porque así lo hemos palpado en ejemplos y memorias imperecederas y brillantes.

También esto ha hecho la amalgama y ha modelado el perfil de estas familias y del pueblo entero.

No por ostentación, pero sí para reconocer la verdad, esta parroquia se consideraba como un paradigma de fidelidad a la doctrina cristiana, era impresionante la fuerza de los valores cristianos que normaban la conducta de sus habitantes, ud. Dirá: en aquellos ayeres eso era algó muy común, cierto, pero en este pueblo hay un plus, p. e: Un testigo sobresaliente así lo expresó y dejó escrito no hace muchas semanas, Monseñor Ramiro Valdés Sánchez, escuchó al Primer Cardenal Mexicano, D. José Mariano Garibi Rivera, que en las clases de pastoral ponderaba   la piedad y vida cristiana de este pueblo. Una cosa trajo otra, por ejemplo que desde las postrimerías del siglo XIX y casi todo el siglo XX solo hubo tres párrocos, que tenían en su mano a todas las familias de la comunidad: Señor Cura don Narcizo Elizondo, hasta 1933, pasando por la revolución y la cristera, en la primera como protector y guardian de su gente y en la otra como impulsor y animador; treinta años más, el Señor Cura J. Refugio Macías, siendo celoso orientador de las familias y guardian de las sanas costumbres, y luego, el Señor Cura don Feliciano Macías, enérgico y emprendedor.

Entonces el templo era pequeño, con solamente la nave central, pero parecía inmenso cuando estaba pletórico de fieles cristianos. Don Feliciano en los años sesentas hizo la ampliación y remodelación. Después de otras tres décadas, vino Monseñor Juan Navarro Castellanos, y de esta grey fue elegido al episcopado. Todo esto forma un ramillete convincente. Pero no es solo la nostalgia, la que motiva la presencia de toda la Diócesis de San Juan, en sus pastores, aquí y ahora.
  
El regalo de un mártir
  
En aquellos días, por poderosas razones: Su valentía y arrojo en la defensa de la libertad religiosa, que hacía ver mal las embestidas del las fuerzas federales, sobre todo en la batalla de San Julián del 14 de marzo de 1927, en la que Victoriano Ramírez, El Catorce, El Padre Vega, el General Miguel Hernández, don Toribio Valadez y Victor López, con sus valientes, desintegraron a los Guardias Presidenciales del General don Epiridión Rodríguez Escobar.  

¿Cómo escarmentar, cómo cobrar venganza? Si los cristeros eran astutos e inaprensibles? En otra tierra,

Fue capturado el P. San Julio Álvarez Mendoza y, con toda malicia, se urdió que lo vieran morir en San Julián, y fue por estos santos días, el 26 de marzo hecho prisionero, el día 27, antes de la aurora, muchas luces surcaron el cielo más allá de San Diego de Alejandría, eran al menos 35 vehículos del ejército, traían a la víctima.


Al fin fue sacrificado el día 30 de marzo de 1927. El pueblo ha querido hacer un gran templo para agradecer el inmenso regalo y proclamar su admiración. Se puede decir que la presencia del Señor Obispo don Felipe Salazar Villagrana y todos los Sacerdotes vienen a dar su aprobación a estos entusiastas cristianos. Este año, el aniversario que ya llega, será más sustancial y festivo, más decisivo para tan noble causa.

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