El lago congelado


Era una tarde nublada y fría y dos niños patinaban en un lago congelado. De repente el hielo se quebró y uno de ellos cayó, quedando preso en la hendidura que se formó.

El otro, viendo que su amigo no podía salir y que se estaba congelando, se sacó unos de los patines y comenzó a golpear el hielo con todas sus fuerzas consiguiendo por fin quebrarlo y liberar a su amigo.

Cuando los bomberos llegaron y vieron lo que había pasado, preguntaron al chico:

– “¿Cómo conseguiste hacer eso? ¡Es imposible que hayas conseguido quebrar el hielo siendo tan chico y teniendo las manos tan frágiles.

En ese momento, una persona que pasaba por ahí, el genio Albert Einstein, comentó: “Yo sé cómo lo consiguió.” 

Todos le preguntaron: ¿Nos puede decir cómo?

Él contestó: “Es simple... no había nadie a su alrededor para decirle que no sería capaz”.
Dios no elige a los capacitados, capacita a los elegidos.

De verdad que Dios nos capacita para que realicemos obras que parezcan imposibles para los hombres, pero que si los llevamos a cabo en el nombre de Dios todo es posible.

Dice el dicho que no hay peor lucha que la que no se hace. Si aquél niño se hubiera cruzado de brazos, tal vez el desenlace hubiera sido fatal, pero como luchó con mucha valentía, logró que su compañero de diversión se salvara.

Esforcémonos siempre por conseguir un mundo mejor.

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