Lo que pase mañana



La noche de este domingo será de contrastes, como siempre pasa en las noches de los procesos electorales, después de los exámenes, de las presentaciones artísticas: Los que triunfen estarán contentos, irradiarán felicidad; los que no triunfen estarán tristes, sentirán un gran vacío.

Como en todo proceso, el triunfo o la derrota harán que los fanáticos lloren, alardeen; para un fanático se siente la misma adrenalina, la euforia es igual, la diferencia es el sentido de la celebración o la frustración.

Para la gente inteligente, mañana por la noche será una noche de meditación. Si gana un inteligente, entenderá la gran responsabilidad que obtuvo; si pierde, comenzará su catarsis para entender cuál será su papel, su función, su rol, sin el cargo oficial.

Para el grueso de la población, el resultado de mañana por la noche no cambiará nada en sentido estricto, será un paso natural del mando de gobierno. La continuidad o la alternancia. El cambio o la secuencia de lo que hemos vivido.

Habrá quién mezcle hígado y corazón para gritar. Otros mezclarán cerebro y corazón; unos más harán silencio, aprudentarán.

En cualquiera de los escenarios, el país, el estado o el municipio registrarán movimientos sociales la noche de este domingo al conocerse los resultados de los comicios.

La madurez de la mayoría de los ciudadanos mexicanos ha permitido que este país, casi siempre, “al borde del colapso” (como presagian las aves de mal agüero), se ponga de pie una y otra vez, ante cualquier adversidad.

Para algunos candidatos “esta es una elección histórica”, como si ellos fuesen la historia misma. Se les olvida que, antes de ellos, con ellos, sin ellos, a pesar de ellos, éste país sigue su rumbo.

Es ahí donde no debemos dejarnos caer, ni en la tentación ni en la provocación.

De cada uno de nosotros depende cuál sea el escenario.

¿Con cuál de los grupos nos identificaremos la noche de este domingo, tras conocerse los resultados electorales?

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