Ardieron tres autobuses en la Central Camionera


Que por un cortocircuito

• Despertaron a los choferes para que quitaran otros camiones; se hubieran quemado todos

Un cortocircuito, o quizás otra cosa, pudo haber sido intencional, lo cierto es que ni las autoridades se atreven a decir por qué el fuego se apoderó de tres autobuses la madrugada del pasado lunes en la Central Camionera de Tepatitlán, quedando las unidades reducidas a escombros y de no haber sido ser por las personas que se encontraban en el lugar y que alcanzaron a mover otros camiones, aquello se hubiera convertido en un panteón ardiente de vehículos.

Era domingo por la noche, los autobuses provenientes de Guadalajara y municipios alteños como Arandas, Yahualica o Jalostotitlán ya habían hecho sus últimas corridas y sus choferes dejaron las unidades estacionadas en los andenes y se fueron a dormir a sus casas (o dentro de los mismos autobuses).

Los camiones que viajan a la Ciudad de México por la noche también partieron con rumbo a su destino y los encargados de las taquillas se retiraron también una vez que ya no hubo nada qué hacer.

Poco a poco la central camionera fue quedándose sola. Se apagaron las luces y sólo algunos choferes se dispusieron a pernoctar dentro de los camiones que manejan; el encargado del sitio de taxis, junto con algunos trabajadores del volante, platicaban entre ellos esperando que el teléfono sonara para solicitar algún carro amarillo.

En eso uno de los camiones de la línea Guadalajara-Tepatitlán, de los primeros que se forman en los andenes si uno viene del bulevar Anacleto González, comenzó a echar fuego y humo de la parte del motor y pronto las llamas comenzaron a devorar sin control la unidad.

Por ser su carrocería de fibra de vidrio y no de lámina como los hacían antes, en cuestión se segundos medio autobús ya estaba siendo consumido por el fuego, el cual alcanzó con facilidad el autobús que estaba a su lado, de la misma línea Guadalajara-Tepatitlán.

Un chofer que dormía dentro de un autobús fue despertado por los taxistas y alcanzó a quitar su unidad de los andenes; los policías que vigilan la central desesperados pedían a los otros conductores que retiraran sus unidades para ponerlas a salvo.

A otro autobús, cuyo chofer no se encontraba, le rompieron el vidrio de la puerta para poder abrirlo y quitarlo del lugar, pues el fuego ya lo estaba alcanzando, aunque el camión logró salir entero de la zona de peligro, aunque con daños en la pintura pues ésta ya había sido achicharrada por el calor infernal del incendio.

Otro camión, de la línea Tepa-Atotonilco, por más que se intentó no fue posible retirarlo, pues su sistema de encendido requería de llave, a diferencia de otros autobuses que es posible encenderlos oprimiendo solamente un botón. Todo lo anterior ocurrió en unos 30 minutos.

El gigantesco incendio y las explosiones de las llantas de los autobuses alertaron a los vecinos de la zona, quienes no podían dormir temiendo que el siniestro se extendiera y llegara a más vehículos o a las casas aledañas.

Desconcierto

A las 00:30 aproximadamente llegaron los tragahumo, tanto del Cuerpo de Bomberos como de Protección Civil. Eran tres los camiones que estaban quemándose, los demás ya habían sido puestos a salvo.

Fue necesaria trabajar durante una hora para apagar totalmente el fuego, aunque los autobuses ya habían quedado  poco menos que como chatarra.

Después vino el desconcierto, los choferes, dueños de los autobuses y encargados de las taquillas acudieron de madrugada a ver lo que había ocurrido, pero nada se podía hacer; el fuego acabó también con el alumbrado de los andenes, que aunado a lo negro que quedaron el techo y las paredes por el humo, aquello era una boca de lobo, sólo iluminado por las luces de los camiones de bomberos y las patrullas.

Así llegó el amanecer y pudo irse apreciando con claridad lo que había ocurrido durante la noche.

Pronto llegaron también los primeros pasajeros y los autobuses procedentes de Guadalajara, dispuestos a darle vida un día más a la Central Camionera de Tepa, pero con ello también el desbarajuste de los camiones hechos cenizas y autoridades y mirones estorbando más que ayudando.

El caos al día siguiente

Ya por la mañana, con las actividades de la Central Camionera en su apogeo y con la mitad de los carriles cerrados por las investigaciones, unos operadores de grúas maniobraban con lo que quedaba de los camiones incendiados para retirarlos del lugar, los dueños de los vehículos siniestrados dialogaban con las autoridades y personal del ayuntamiento revisaban los daños al edificio.

El director de Protección Civil de Tepatitlán, Rubén Ramos Acuña observaba el panorama y coordinaba al personal, pero no se atrevió a afirmar si el incendio había sido causado por un corto como se había dicho.

“Eso lo tiene que determinar el Forense, no yo, para qué especulamos”, dijo el funcionario.

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