El Secretario



El país ha tenido últimamente mala suerte con sus secretarios de Comunicaciones y Transporte (así como Tepa ha tenido mala suerte con sus directores de Obras Públicas); del actual, que debió ser corrido por lo del Paso Express que dejó dos muertos, Peña Nieto dijo que no era necesario. Y el que va a entrar, pese a su alto grado académico, no entiende razones, es terco, mentiroso, aferrado, prepotente y gandaya, y eso que todavía ni comienza a trabajar oficialmente.

Y no se ve que AMLO lo vaya a correr, si alguien ya se lo sugirió seguramente habrá respondido que eso es lo que quiere la prensa fifí, los “conservadores” y los enemigos del pueblo.

Por prensa fifí entiéndase aquella que le critica aunque sea una sola cosa; por conservadores se refiere a los políticos del PRI, PAN y PRD (Morena, el PT y el PES ya son suyos y prácticamente ya tiene en comodato al Verde) y por enemigos del pueblo quiere decir todos los que no votaron por él. Antes López Obrador usaba el término mafia en el poder, pero como él ya es  el poder, pues como que no va ese expresión ya.

Y de Javier Jiménez Espriú, futuro titular de la SCT, es un hombre de 81 años al que quizás por ese mismo motivo de la edad es que se le acentúan todos los rasgos negativos ya mencionados. No es su culpa, es inevitable eso, pero sí es culpa de quien está poniendo ahí al ex académico de la UNAM.

Jiménez Espriú es terco porque sigue con su negativa a construir el aeropuerto en Texcoco, cuando sólo debería limitarse a hacer los estudios de factibilidad del mismo y escuchar todos los puntos de vista, no sólo de quienes se oponen; es mentiroso porque se basa en investigaciones internacionales para oponerse a la obra ya mencionada, pero omite las partes en las que esos documentos mencionan que Santa Lucía no es la opción más recomendada.

Es aferrado porque para él sólo existe el tema del aeropuerto, cuando en realidad hay muchísimos asuntos pendientes en materia de comunicaciones y transportes: las autopistas a Manzanillo y Puerto Vallarta llevan años de retraso y ni al gobierno actual ni al entrante les importa; la autopista Durango-Mazatlán es nueva y a cada rato la cierran por defectos en la obra; el tren ligero de Guadalajara y el México-Toluca también están retrasados y con un altísimo sobrecosto, pero todas estas obras no existen para Jiménez Espriú, Él en su obsesión, el aeropuerto de Santa Lucía (el de Texcoco no lo quiere hacer).

Es prepotente y gandaya porque fue dizque a recorrer los poblados aledaños a la construcción del aeropuerto de Texcoco, para supuestamente ver las afectaciones al medio ambiente, pero lo hizo con un grupo de macheteros que infundían miedo ¿por qué no fue él solo o por qué no les pidió a sus acompañantes que dejaran los machetes?
Sintiéndose protegido por un grupo de delincuentes -es lo que son los macheteros-, se le hizo fácil pisar los terrenos privados de un banco de material y pese a la presencia temeraria del grupo de rijosos que acompañaban a Espriú, una mujer aun así le hizo frente y le pidió que se alejara de la propiedad.

El futuro mandamás de la SCT, viendo que la tenía perdida decidió irse, pero con mucha soberbia le pidió a la mujer que tenga listos sus permisos el 2 de diciembre. Todavía no es nada y así se comporta el anciano futuro secretario, qué será cuando ahora tenga poder.

Bueno, el tema del nuevo aeropuerto, aún ganándolo el equipo de AMLO va a perder; suponiendo que la consulta dé como resultado que deba hacerse el de Santa Lucía y suponiendo que se construya, cuando afloren todos los inconvenientes previstos por varios estudios internacionales, los dos viejitos, López y Espriú, se darán de topes contra la pared, aunque seguramente le echarán la culpa a los enemigos del pueblo.

Y si -no lo creo- la consulta dijera que es mejor Texcoco y AMLO se comportara como un estadista, respetara el resultado (por primera vez en su vida) y ordenara que sigan las obras, no se la acabará con el mismo Espriú, la gente de Morena, los chairos y todos aquellos que pensaban que el tabasqueño les iba a hacer caso en todo.

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