El collar de perlas



Una niña de siete años entró en una joyería y empezó a recorrer con la vista la abundancia de collares, cadenas, aretes y relojes relucientes. Después, dirigiéndose al dueño de la tienda preguntó cuánto costaba una de aquellas joyas y señaló con el dedito un bello collar.

- ¿Es para ti? preguntó sorprendido el comerciante.

- No, es para mi madre. Quiero hacerle un regalo.

- ¿Quién va a pagar? Porque no es barato…

- Yo tengo esto solamente. ¿Alcanza para pagar? -La niña sacó del bolsillo toda su fortuna: un puñado de monedas.

El comerciante las contó; eran unos cuantos pesos. Mirando con tristeza a la niña, negó con la cabeza.

-Pero yo solamente tengo esto, es todo lo que tengo.

Conmovido por el desprendimiento, el hombre le dio el collar a cambio de las monedas. Todos tenemos en la vida un momento de generosidad.

Unos días después se presentó la madre en la joyería. Enseñó el collar al hombre que estaba en el mostrador y le preguntó si había sido comprado allí, qué precio tenía y quién lo había comprado.

- Sí, fue comprado aquí. El precio es un secreto entre la niña y yo.

- ¿Y la niña pagó? ¿De dónde sacó tanto dinero?

- No desconfíe ni se preocupe por su hija. Se presentó con un puñado de monedas y me dijo que era todo lo que tenía. Se desprendió de su fortuna para hacer un regalo a su madre.

Si das algo pequeño o grande, dalo de corazón y con generosidad.

Así como la niña de siete años, nosotros debemos caminar por la vida desprendiéndonos de lo mucho o poco que tengamos para ayudar a los demás, pero que sea de todo corazón, porque Cristo dice que Él recibe lo que a otros damos.

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