Ley antirruido ¿Qué pasó amiguito?



Por Faby G. Ontiveros

Advertencia: El siguiente texto contiene lenguaje vulgar. Gente bonita y correcta, abstenerse de seguir leyendo. Gente común y corriente, y ocasionalmente de malos modos, pásele.

Muchas cosas me ponen de mal humor en la vida, un montón, pero si hay dos que están hasta arriba en la lista de cosas que me sacan de quicio son el calor y no poder dormir, y si no puedo dormir por el calor, es un combo que la mañana siguiente me provoca un humor exquisito, así que ya se imaginarán la felicidad que me cargo todo el mes de mayo.

Esta semana me ha costado mucho conciliar el sueño por el calor y me dan las dos o tres de la mañana dando vueltas, y ya sé que les vale, pero espérenme, ahorita les aterrizo y les cuento del corajón que hice el miércoles en la mañana.

Ese día todavía ni amanecía y ya estaban tronando los cohetes, “cuetes” pa’ los compas. Apenas había medio dormido tres horitas y estos hijos de… Dios, porque a esa hora los únicos que truenan cohetes son los templos, ya estaban con su desmadre. 

Además del susto y del corajón, ¿y la ley antirruido? ¿No que después de las fiestas ya no íbamos a lidiar con esas rancheradas? Pues todo el día escuchando el tronadero de cohetes sin saber de dónde. Que a todas horas molestan eh, que quede claro, pero que todavía ni amaneciera y ya estuvieran con su escándalo… tengan tantita madre.

Además, la mera verdad, ¿Ustedes creen que por tronarle cohetes a Dios, a la Virgen o a los santos ya se van a ir al cielo? ¿Ustedes creen que ellos dicen: “Ya me tronaron mis cohetitos, deja le digo a San Pedro que cuando lleguen los deje pasar porque traen pase VIP”? Vayan a misa mejor, pónganse a rezar, esos cohetes que nomás hacen ruido y ni siquiera tiran luces lo único que logran son mentadas. Al menos a mí me pasa que cada vez que truena uno, después del brinco nomás cierro los puños y se me sale una maldición, y pienso que con cada cohete van derechito pero para el lado contrario del cielo, a dónde se supone que quieren ir.

Los motociclistas igual, ahora que el 7 días cambió de lugar sus oficinas y estamos en plena calle Hidalgo todo el día hay un escandalazo: que si los del gas, los del agua, las camionetas viejas, los que te quieren vender algo, los estafadores que piden ayuda para su pasaje y después de años todavía no les alcanza, que si el narcocorrido a todo volumen del que tiene complejo de sicario… pero los motociclistas con el escape abierto, esos son la cereza del pastel. 

Pero a ver, pregunta seria para los de las motos, ¿Ustedes creen que pasan con su porquería y la gente que los escuchamos en la calle decimos: “Mira, ese de la moto… ese es un chingón, escúchale nomás el escape”? El profe Chava de la Torre decía, y decía bien, que hay gente que tiene el síndrome del perrito maltratado y pues quiere llamar la atención porque le hace falta cariño, seguro esos motociclistas son de esos y ¿qué le vamos a hacer? Oh oh, esperen… sí se puede hacer algo. Sí se les puede dar cariño con un multonón aplicando la ley antirruido. Mucho operativo para traer los papeles en regla y el chaleco, pero pues ya que andamos en esas, oblíguenlos con lo del escape también. ¿O les da frío aplicar la ley? Yo creo que sí, porque las multas para las quemas también se quedaron en el aire.

Con todo lo anterior a lo mejor ustedes piensan que a mí me gusta hacer corajes pero al contrario, soy muy pacífica; lo intento al menos, pero luego vienen y me tiran cohetes a las 6 de la mañana cuando se supone que es algo que ya estaba regulado y pues me altera la paz mental y las ganas de llevármela bien con la gente. Ayúdenme a no mentar madres, qué les cuesta aplicar la ley, estar de malas me quita energía que últimamente me hace mucha falta porque no puedo dormir con estos 32ºC y eso que ya medio me resigné. Tengo 27 años de vida odiando el calor y todavía hace como cinco años me ponía como león enjaulado a más de 25 grados, ahora brincos diera por esos 25 grados, así que con 32 todos los días ando estirando la paciencia y pende de un hilito.

Ni ustedes ni yo queremos que me vuelva loca, y pues aunque hay mil maneras de hacerme enojar, espero que la autoridad meta en cintura a todos los ruidosos para por lo menos tachar esa de la lista, y ya en las siguientes semanas les cuento de las demás.

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