Por Faby G. Ontiveros
¿Cómo les va esta semana, mis queridos amigos arios, ojiazules, raza divina y hechos a mano? ¿Todo bien en casa? A que ya supieron por dónde va la opinión de hoy.
Amigos, vamos hablando de esta bella ciudad de Tepatitlán y de su tesoro, su gente. No vamos a generalizar porque sería injusto, pero de los que estoy hablando enseñaron el cobre gacho, y por fin esta semana se volvió el tema de conversación.
A mí los certámenes de belleza me dan una flojera impresionante, creo que no sirven para nada, no aportan absolutamente nada bueno a la sociedad y en general cosifican a las mujeres, que tienen que andar con su sonrisa falsa, su postura rígida y sus movimientos lentos disfrazados de “gracia” mientras los demás las juzgan por su físico, no por su inteligencia, su activismo o su aporte a la sociedad, por su físico… es una tradición que espero que muera pronto, por cierto.
Entonces, cuando vi en acción a las candidatas de este año a Señorita Tepabril en un evento al que asistí, me sorprendió gratamente ver que dos de ellas eran diferentes a lo que los certámenes me tienen acostumbrada a ver, sonreían sin esfuerzo, se movían naturalmente y no me transmitieron esa vibra forzadísima por verse perfectas. Una de esas dos candidatas era Michelle, pero equis, era un certamen de belleza, no le tomé la mayor importancia.
Tiempo después me encontré una publicación en Facebook en la que se invitaba a la gente a participar en una brigada para limpiar el río y resultó que era Michelle la que lo organizaba. Escuché un comentario de que lo hacía porque “estaba haciendo campaña para ganar”. Pues si no es política -pensé- no tiene qué fingir que le interesa el planeta, porque al final de cuentas la van a juzgar, como ya dije, por su físico. Jamás vi a una candidata hacer algo así y me dio gusto que aprovechara su plataforma para hablar de estos temas.
El día del certamen no fui porque, como les comenté, qué flojera, pero igual me eché la transmisión para subir a las redes del 7 días quién ganaba al final. Aquí algunas personas empezaron a sacar su verdadera personalidad. Detrás de la seguridad de una pantalla por supuesto, comiendo chetos y rascándose la panza, me atrevo a imaginar, criticando todo lo que se pudo, que si el artista, que si los vestidos, que si la reina se cayó… Se dieron vuelo los HDSPM. ¿Ven por qué les digo que no aportan nada bueno?
A la nueva reina se la tragaron en los comentarios, pero nadie dijo “es que está fea”, dijeron “es que es morena”. Amigos, me encabroné. Me fui a Instagram y me descargué en las historias a las 2 de la mañana contra esa gente, porque había unos comentarios horribles que ni vale la pena repetir, pero Michelle ganó y pensé “Tengan pinches racistas”.
Ya luego me desentendí del asunto, pero de vez en cuando leía que ella se expresaba en sus redes sociales diciendo que las críticas eran difíciles, pero quería demostrar que el color de la piel y la posición económica no tenían nada que ver con lo que ella quería hacer siendo reina y esto y aquello.
La semana pasada, cuando por fin le llenaron el buche de piedritas y renunció, me dio no sé qué. En el comunicado fueron todos muy correctos y señalaron “motivos personales”, pero después de meses de que estuvo jodiéndola la raza aria, se le juntó todo y mejor se retiró. Está bien, la paz mental es lo más importante, no tenía por qué estar soportando groserías de gente que ni la conoce, porque al contrario de lo que leí en algunos comentarios, aguantar no era “su chamba”.
“Es que entonces no estaba bien preparada, porque siendo reina la van a criticar y tiene que aguantar la carrilla”. A ver idiotas, su chamba era representar al municipio y participar en proyectos sociales a los que se veía que le traía muchas ganas, como la ecología por ejemplo, no estar escuchando que si es morena no es alteña, eso no es “carrilla”, eso es racismo estúpido.
Es una pena que haya tenido que renunciar para abrir la conversación sobre este tema, pero me alegra que lo estemos haciendo, porque cómo puede ser posible que ya casi es 2020 y todavía estamos con esas estupideces. Y son cobardes, además. ¿Dónde están esas mujeres con cuerpos esculturales y piel de muñeca de porcelana que le dijeron Yalitza Aparicio a Michelle, como si fuera una ofensa? La envidia es canija. La pendejez más.
Y lo que más me molesta es que hay personas que saben que está mal pero no entienden por qué, o que de plano ni tratan de entenderlo: “es que se está haciendo la víctima”, “no es para tanto”, “no aguantó la carrilla”, “qué bueno que venga otra que sí aguante”. Cuando ustedes piensan que alguien tiene que “aguantar” ya están jodidos, porque la cosa no es aguantar, es no atacar a alguien disfrazándolo de carrilla, con comentarios totalmente fuera de lugar, desde la cobijita que les da estar detrás de una pantalla, y cuando los atacados levantan la voz “se están haciendo las víctimas”.
Lo entiendo porque a los del 7 días nos dicen de todo, todos los días. Nos critican, nos insultan, nos pendejean y nadie hace revuelo excepto cuando hay una reacción de nuestra parte, o como la de Michelle, que dijo ¡ya estuvo! y mejor dimitió. Ah caray, nomás ustedes pueden joder al prójimo y ¿el prójimo no tiene derecho a levantar la voz? ¿No tiene derecho a decir que algo no le parece sólo porque es “figura pública”? Mira nomás.
Ojalá que a ustedes, mis amigos hechos a manos, descendientes de los dioses, nunca les digan cosas como las que le dijeron a Michelle, porque estoy segura que no aguantarían ni 5 minutos, lloricas. Muy buenos para aventar la piedra pero luego luego a esconder la mano. Y digo que ojalá no se los digan, no porque no lo merezcan, sino porque estos temas de racismo y clasismo son muy comunes en nuestra tierra y esto tiene que acabar, igual que los certámenes de belleza que en parte siguen propiciando estas cosas.
El tema de Michelle, aunque se hizo muy grande va a pasar pronto, pero ojalá que no se acabe la conversación sobre el racismo en nuestra región. Una de las cosas que Michelle dejó ir, independientemente de la corona, es la plataforma que le daba ser reina, la oportunidad de llegar a los oídos de todo Tepa, porque la gente sabe quién es pero posiblemente de ahora en adelante ya no tenga el mismo alcance, y es una pena, porque por lo que sé tiene en la mente proyectos que sí pueden aportar a la sociedad, así que las puertas del 7 días están abiertas para ti, Michelle, para que todos se enteren de lo que una mujer tepatilense puede hacer, con corona o sin ella.
Amigos lectores ya sé que me extendí mucho esta semana, pero como el pollito, se tenía que decir y se dijo. Platicamos la siguiente semana.
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