La mejor manera de no cumplir los compromisos, para algunos políticos, es argumentar que no hay dinero. Aunque lo haya.
El ciudadano debe pagar -y paga- sus impuestos, aunque no tenga dinero y aunque no desee pagarlos.
En ese sentido, respondiendo con la misma intensidad, el funcionario público debe hacer su trabajo aunque no tenga dinero y aunque no tenga ganas de trabajar.
La gente ha tenido experiencias de todo tipo con los políticos y funcionarios.
Seguramente tenemos una anécdota de cómo un empleado de gobierno nos ayudó, nos orientó y nos resolvió nuestra petición de servicio o trámite, con agrado y sin chistar. También es seguro que habrá historias de gente déspota, ingrata o huevona que para cualquier petición del ciudadano tiene pretextos, frases o justificaciones para no hacer lo que debe hacer.
El gobierno federal ha manifestado que el dinero no alcanza, que los de antes se lo robaban. El gobierno del estado lamenta que no le llegarán los montos que ellos esperaban del gobierno federal y, en esa escalera, los gobiernos municipales ya se lamentan que no les llegará dinero suficiente.
Bajo esa lógica, el ciudadano tendrá que aguantarse de no tener servicios de calidad en su pueblo. Bajo esa amenaza, el ciudadano corre el riesgo de caer en cólera porque no habrá calles limpias, ni iluminadas, ni patrulladas, ni espacios deportivos, ni apoyos para educación, ni obra pública, ni inversiones que permitan el desarrollo de los pueblos.
¿En verdad no habrá dinero o sólo habrá para pagar sueldos de burócratas?
Si el dinero del gobierno sirve sólo para pagar la nómina, ¿qué hacen los burócratas para desquitar ese sueldo que perciben?
Es una encrucijada la que presentan los dichos de algunos políticos.
Lo cierto es que, dinero sí hay, siempre ha habido y, mientras obligue el propio gobierno al ciudadano a pagar impuestos, seguirá habiendo dinero. Si no les alcanza, si no lo administran, si no lo gastan en cosas correctas, ese es otro cantar. Pero dinero sí hay.
Y en el peor de los escenarios, si en verdad un ayuntamiento no tiene dinero, pues ahí es donde la astucia, la creatividad y la capacidad de los burócratas debe florecer, atraer inversiones, atrapar la mirada y desepertar el interés de los políticos de otras esferas, para provocar las inversiones de gobiernos superiores en cada pueblo.
Por costumbre o por educación, hay quien busca la línea de confort; hay quien busca pretextos y explicaciones ante la falta de oportunidades. Eso es lo cómodo, pero no lo correcto.
Vivir de un sueldo del gobierno puede resultar muy cómodo, pero no es correcto responder con pretextos, distractores o evasivas, ante la exigencia de resultados en beneficio de la población.
Hace unos años, cuando al entonces alcalde de Tepa le preguntaban sobre la falta de dinero en el gobierno municipal, Don Miguel Franco (afamado alcalde interino) inscribió una frase con letras de oro: "Si ahí estaba el dinero (presupuestado) y ya no está, ¿Quién se le comió?, ¿Por qué dicen que no hay?, Ahí debe estar!..."
Sabiduría pura... que algunos ya no aplican con tanta modernidad.
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