La nostalgia del Presidente

 

Por Miguel Valera


Desde que mi paisano, el padre Antonio Muñiz Muñiz, me enseñó en Orizaba la etimología griega de la palabra “nostalgia”, su significado me caló profundo: “nostos”, regreso y “algos”, dolor.

En sentido literal, algo así como sentir dolor por lo lejano, o como lo explicaba el clérigo orgullo de Paso de Ovejas, la tristeza de verse lejos de la tierra, como Odiseo añorando Ítaca. Pues ese sentimiento vi en el presidente Andrés Manuel López Obrador este miércoles al rendir su tercer informe de gobierno.

Aunque el mandatario nacional se ve fuerte y va siempre para adelante, indicando que está haciendo en cada año lo de dos, me despertó curiosidad ese comentario de “no podemos ser soberbios, pero si tengo suerte y termino, creo que vamos a consumar la obra de transformación y no dejaremos ningún pendiente”.


Casi al concluir su mensaje de logros y resultados, que duró poco más de una hora, el tabasqueño dijo que “es tan importante lo logrado hasta ahora, en este periodo, que hasta podría dejar ahora mismo la presidencia sin sentirme mal con mi conciencia que es lo que estimo más importante en mi vida”.


Desde Palacio Nacional, teniendo de fondo una imagen del presidente Benito Juárez y acompañado de su esposa, la señora Beatriz Gutiérrez Müller, destacó que su gobierno ha atendido a todos, pero aclaró que la preferencia la han tenido los más pobres y necesitados. “Debemos de seguir aplicando el criterio de que por el bien de todos, primero los pobres, como lo escribí en mi nuevo libro A la mitad del camino”, refirió.


“Es mucho lo realizado y sería muy difícil dar marcha atrás a decisiones o acciones que se han tomado en bien del pueblo y de la nación. Cómo podrían los conservadores quitar las pensiones a los adultos mayores, suprimir las becas a los estudiantes, cómo regresar a los lujos, a las extravagancias en el ejercicio del gobierno, cómo regresar a la condonación de impuestos a las grandes corporaciones económicas o financiera, cómo retornar a la privatización depredadora de los bienes públicos, cómo lograr que volviera a imperar la corrupción en nuestro país”, destacó.


“Un retroceso no sería cosa fácil. Vamos bien y estoy seguro que la gente va a votar a finales de marzo del año próximo por que continúe mi periodo constitucional hasta finales de septiembre de 2024”, asentó. “Desde luego, no solo es esto lo único que necesito para cumplir mi misión, falta lo que diga la naturaleza, la ciencia y el creador. No podemos ser soberbios, pero si tengo suerte y termino, creo que vamos a consumar la obra de transformación y no dejaremos ningún pendiente. Cuando esté entregando la banda presidencial solo diré a los cuatro vientos: misión cumplida, me voy a Palenque, les dejo mi corazón. Muchas gracias”, concluyó en su mensaje.


Constitucionalmente, el presidente va a la mitad del camino, pero se ve a leguas que siente nostalgia ya, porque el periodo se le acabará en tres años o en dos, porque como se estila en la política de nuestro país, una vez que se da a conocer el sucesor, el actual pasa a segundo término. Ya leeremos el nuevo libro del mandatario “A la mitad del camino”, para interpretar de mejor manera sus voces entrelíneas.

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