La tercera renuncia de Gatell

Por Alejandro Aguirre Guerrero


Este miércoles por la mañana llegó una carta firmada por Hugo López-Gatell a la oficina del Presidente.


En dicha misiva y en tan sólo dos párrafos, el subsecretario renunciaba a su cargo (con carácter de irrevocable), por considerarse a sí mismo un elemento “non grato” para el futuro del movimiento.


Y es que la última argumentación donde López-Gatell afirmó, (en la “mañanera”), que vacunar a un niño implicaba quitarle la opción de inocularse a una persona con auténtico riesgo, le trajo críticas hasta en su círculo más íntimo.


Fuentes en su ambiente laboral me revelan que el encargado de manejar la pandemia dejó, intempestivamente, de bromear por todo, como acostumbraba.


Apenas leyó AMLO la carta-renuncia pidió le pusieran a López-Gatell al teléfono. “Estoy enterado de tus intenciones y no las acepto. Tu salida se dará sólo si te llega alguna invitación internacional, de otra manera, te quedas conmigo hasta que termine el sexenio. Imagínate, dejarte ir es similar a reconocer que equivocamos el camino, y no es así”.


Me informan que el Subsecretario tuvo que resignarse, otra vez, a las instrucciones del Presidente, y continuar de esa manera, tolerando el ambiente cada vez más hostil hacia Él en su oficina.


“No hay personaje más criticado por sus propios compañeros que López-Gatell, es incluso más bulleado que Gerardo Fernández Noroña dentro de la 4T”. De hecho, la atmósfera de repudio hacia el encargado de la pandemia se recrudeció con el “ascenso” de Claudia Sheinbaum. “Para nadie es un secreto que la Jefa de Gobierno rechaza totalmente a López-Gatell, incluso, desde que se perfiló como la favorita de AMLO, el Subsecretario retiró algunas cosas de su oficina, previendo escenarios”.


La última carta-renuncia de López-Gatell es su tercer intento por dejar el cargo, y no porque considere estar equivocado en su estrategia, en lo absoluto, sino porque sus propios compañeros de gabinete (a través de directas e indirectas), incluso frente a AMLO, le conminan a “bajarse” del movimiento.


El telefonazo AMLO y EPN


Ocurrió la noche del pasado 29 de julio. La llamada entre AMLO y Enrique Peña duró cuando mucho 7 minutos.


Se tocaron tres temas de manera rápida: las presuntas acciones penales del Gobierno Federal contra peñistas, el plan rumbo a la sucesión presidencial, y primordialmente, la vigencia del pacto de caballeros signado en el 2018.


López Obrador mantiene comunicación constante con su antecesor desde que apareció aquel primer video de Pío, su hermano. Y es que como revelé en su momento, EPN siempre tuvo copia de los materiales donde aparecen los familiares del Presidente, sin ser él quien precisamente los hubiera filtrado. Sin embargo, existen de 10 a 15 videos más que no han sido ventilados, mismos que también conoce (y tiene) el mexiquense, situación que, evidentemente, ha impulsado la necesidad del Presidente por continuar su cercana relación telefónica con su antecesor, así como aquel tan mencionado pacto de caballeros.


Fue justamente la noche del pasado 29 de julio cuando AMLO y EPN platicaron por última vez. En dicha charla ratificaron, en primera instancia, la continuación del apretón de manos que consolidó aquel pacto de caballeros, cuando López Obrador ya era Presidente electo: no habrá acciones penales contra Peña y algunos de sus ex colaboradores más cercanos.


En los 7 minutos que duró la plática telefónica (celebrada en Palacio Nacional), el tabasqueño y Peña reafirmaron que en los tres años por venir (aunque se cruce la revocación de mandato y después la “elección grande”), no se registrarán movimientos de cuidado provenientes de la Fiscalía, más allá de todo lo que pueda rumorarse.


En la llamada que Peña tomó estando físicamente en España, también se habló (aunque de manera muy rápida), de Emilio Lozoya. Si bien es cierto el mexiquense está molesto con quien fuera uno de sus “más cercanos aliados”, AMLO dejó claro que su acuerdo con el ex Director de Pemex es inamovible, “cuando menos mientras él sea Presidente”.


La tranquilidad de Peña alcanza para tres años más, tiempo suficiente para dejar de ser el “antecesor inmediato” y convertirse en “un expresidente más”, asunto que en términos mediáticos y penales cuenta mucho.


Cuando finalizó aquella llamada del 29 de julio, ambos acordaron platicar a más tardar en noviembre: “para ese entonces ya habrá suficiente carnita electoral por platicar (y quizá, por acordar). (Del Diario de Xalapa)

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