Milenio.- Desde un sencillo filtro de
agua hasta un inodoro ecológico llamado Peepoo, el Foro Mundial del Agua
presenta decenas de soluciones fáciles e innovadoras que pueden cambiar la vida
de millones de personas que carecen aún de agua potable y de un sistema
sanitario decente.
En la esquina de una oscura casucha de un
barrio marginal que podría estar en Río de Janeiro, México o Bombay, pero que
ha sido levantada en el Foro Mundial del Agua de Marsella (sur de Francia), se
halla un pequeño inodoro descartable que está cambiando la vida de una villa
miseria en África.
Bautizado Peepoo, el inodoro, que no
necesita agua, fue diseñado por un arquitecto sueco, Anders Wilhemson, a quien
le surgió esa idea al recorrer los barrios marginales de México y Sao Paulo,
donde la gente hace sus necesidades en letrinas o cloacas y la situación
sanitaria es grave.
Peepoo se compone de un pequeño asiento
plástico y de una bolsa en plástico biodegradable que contiene en el interior
gránulos de urea, un producto que descompone la materia fecal y la orina y la
transforma en nutrientes.
Una vez utilizado, el dispositivo, que ha
sido creado por una pequeña empresa sueca Peepoople AB, se puede transformar en
una fuente de abono, lo que ayuda también a aliviar la creciente presión sobre
el agua en la agricultura, provocada por el galopante aumento de la población
mundial.
La bolsa biodegradable, que cuesta unos
tres centavos de dólar, ha transformado ya, al menos en algunos aspectos, la
vida cotidiana de los habitantes de Kibela, un barrio marginal en Nairobi,
Kenia, que la utilizan desde hace un año.
"Antes los habitantes de esa villa
miseria hacían sus necesidades en cualquier lugar, entre los arbustos, cerca de
las casuchas o en una bolsa que, cuando ya no aguantaban el mal olor, la
tiraban afuera", explicó Camilla Wirseen, directora del proyecto, uno de
medio centenar presentados en el Foro.
Ahora ya no hay más malos olores y los
riesgos de epidemia de diarrea se han reducido, destacó.
En ese barrio marginal, las bolsas usadas
son recogidas en grandes bolsas y utilizadas luego como fertilizantes para la
agricultura. Por cada bolsa que sirve de abono, la familia recibe un centavo.
Además, se organizó en el barrio una red
de vendedoras locales de las bolsas biodegradables, y esas mujeres crearon
luego microempresas, que prosperan.
El dispositivo va a ser experimentado en
Haití, devastado en 2010 por un terremoto. Y su creador, que quiere ampliar el
uso del inodoro ecológico por todo el mundo, ha mantenido conversaciones con
varios países, entre ellos Bolivia, Pakistán y Bangladesh.
Otro de los 60 proyectos presentados en
la "Aldea de las Soluciones", situada en el corazón del Foro Mundial
del Agua de Marsella, que concluye el sábado, es una vasija de cerámica para
filtrar el agua, de muy bajo costo, que se basa en prácticas precoloniales de
Mesoamérica, que fueron mejoradas por el guatemalteco Fernando Mazariego.
Llamada "Filtrón", esta vasija,
que tiene en su corazón un elemento filtrante que puede ser fabricado por
ceramistas locales con materiales locales, sin necesidad de electricidad ni de
tecnologías de alto nivel, potabiliza el agua contaminada.
Gracias a un baño de plata coloidal en su
elemento filtrante, el Filtrón elimina las bacterias, lo que reduce las
enfermedades.
Ese proyecto es presentado en el Foro de
Marsella por Ceramistas por la Paz, una organización no gubernamental que
capacita a artesanos de los países en desarrollo, y que elaboró un proceso de
producción del filtro a gran escala, abaratando su costo.
El Filtrón, que cuesta entre 10 y 20
dólares, podría ayudar a facilitar el acceso al agua potable, a la que aún no
tienen acceso más de 800 millones de personas en el mundo.
La ONG indicó que había por eso tomado
"la decisión política" de no patentar su tecnología, que se puede
hallar en internet, en el sitio en la Red de Ceramistas por la Paz.
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