San Diego de Alejandría

Los mártires de San Diego de Alejandría

Por Oscar Maldonado Villalpando

Por iniciativa del padre vicario Álvaro Lomelí y el padre Juan Pérez ya está en prensa la publicación Los mártires de San Diego. Ramón Parada y el padre Pablo García, los dos martirizados en la Cristera. El censor diocesano e historiador, Pbro. Juan Carlos González Orozco ha insistido en que al usar el título de mártires hagamos la aclaración que se usa no en forma oficial, ni dándole el sentido pleno como lo usa la Iglesia. Se dice mártires como lo entiende el pueblo, como se usa el vocablo. No nos anticipamos al juicio o veredicto de la Iglesia.

Esta publicación tiene como fin dar a conocer las vidas de estos dos hijos de San Diego que murieron por Cristo en la persecución Cristera dando un ejemplo admirable de fidelidad a su fe y de amor a su pueblo y a sus valores.

Ninguno de los dos era culpable de nada, ni siquiera de rebeldía.

Sucede que en San Diego se ha edificado un Santuario-monumento en La Peñita, rancho donado por el Padre Juan Pérez Gallegos, donde se venera a Cristo Rey, Señor de los cristeros. El Padre Álvaro ha emprendido la construcción de espacios de servicio en dicho monumento con ideales muy grandes y sueños hermosos, bueno pues ese es otro fin de esta promoción, reunir los fondos suficientes para continuar la obra.

Los mártires, no oficiales, hasta que reciban la a probación de la Iglesia son un seglar muy sobresaliente y piadoso, sin ser obstinado por la muerte o provocarla como a veces parece en otras historias gozar en ser víctima, no Ramón Parada López sí tenía miedo a la muerte y al ejército, pero más amaba a la Virgen y a Cristo Rey, tenía su esposa y sus hijos, pero fue martirizado el 14 de agosto de 1928 en San Diego.

El Padre Pablo García Hernández, nacido en San Diego de Alejandría, fue ministro en Santa María Transpontina y de ahí fue llevado con mil suplicios y asesinado el 23 de diciembre de 1927, hace 80 años.

Esta es la causa por la que se da a conocer su vida en una obrita de 40 páginas y algunas fotos para profundizar en el valor de estos dos testigos de Cristo y seguir su ejemplo. Porque Ramón Parada fue pobre, hijo de madre soltera, pero se superó grandemente, aprendió oficios, fue servicial, maestro, carpintero, dulcero, catequista pero más que nada era una persona alegre, entusiasta, bromista, generosa.

El Padre Pablo García, a su vez, fue un sacerdote sencillo, piadoso, dedicado a sus fieles, no huyó en la cristera, se quedó a servir a su gente, a costa de su seguridad. Y también fue testigo en los tremendos sufrimientos, de su fe y de su Rey.

Así que en unos días, ya está en prensa, estará a disposición de todos, esta vida de los mártires de San Diego de Alejandría.

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