Padre Miguel Angel

La droga me mató

Por el padre Miguel Ángel


Se encontraba un joven muy dañado por la droga en un hospital y antes de morir decidió escribirle una carta a su papá, en la cual le decía:
La droga me mató, papá.
Conocí a mi asesino a eso de los 15 ó 16 años de edad. Es horrible ¿No es cierto, papá? ¿Sabes cómo fue? Un ciudadano elegantemente vestido, muy elegante y que se expresaba muy bien, me presentó a mi futuro asesino: la droga.
Yo intenté rechazarla, de veras lo intenté, pero este señor se metió en mi dignidad, diciéndome que yo no era hombre. No es necesario que diga nada más, ¿no es cierto? ingresé al mundo de las drogas.
No hacía nada sin que las drogas estuvieran presentes. Yo me sentía más que las demás personas, y la droga, mi enemiga, sonreía…
¿Sabes papá? cuando uno comienza, encuentra todo ridículo y muy divertido. Incluso a Dios lo encontraba ridículo.
Hoy, en este hospital, reconozco que Dios es lo más importante en el mundo, sé que sin su ayuda no estaría escribiendo lo que escribo.
Papá, no vas a creerlo, pero la vida de un drogadicto es terrible, y todos los jóvenes deben saberlo para no entrar en eso.
Ya no puedo dar tres pasos sin cansarme. Los médicos me dicen que me voy a curar, pero cuando salen del cuarto, mueven la cabeza.
Papá, sólo tengo 19 años y sé que no tengo chance de vivir. Es muy tarde para mí, pero tengo un último pedido para hacerte:
HABLA CON TODOS LOS JOVENES QUE CONOCES, Y MUESTRALES ESTA CARTA.
Diles que en cada puerta de los colegios y en cada aula, en cada facultad, en cualquier lugar, hay siempre un hombre elegante, que va a mostrarles a su futuro asesino, el que destruirá sus vidas.
Por favor, haz eso, papá, antes de que sea demasiado tarde para ellos también. Perdóname por hacerte sufrir a ti también con mis locuras.
Adiós, mi querido Papá.
Yo creo que cualquier papá, al saber que alguno de sus hijos anda en la droga, se pondría a escribir una carta como esta:
Tú, traficante en drogas, donde quiera que te encuentres…
Tú, que has envilecido a la juventud por ganar dinero…
Reflexiona un momento por favor y ve tu obra: tienes llenas las cárceles, los manicomios y los panteones; pero eso es poco comparado con el sufrimiento que ocasionas.
Así como has hecho daño, puedes hacer una buena obra en tu vida ¡Detente por favor!
No te pido que denuncies a tus colegas, ni voy a denunciarte, te estoy llamando como llama un hombre con lágrimas en los ojos porque tú llevaste a mi hijo al vicio.
Quiero creer que no comprendías el mal que hiciste. No puedes imaginar las amarguras y el sufrimiento que he pasado, ni la vergüenza de la familia, ni lo que ha llorado mi esposa al ver a nuestro hijo de pocos años convertido en un “zombie” con los ojos rojizos, greñudo, sucio del cuerpo y del alma, la baba cayéndosele, sin voluntad, como sonámbulo con la vista perdida y hablando incoherencias, le rogamos con la comida y no la quiere, su organismo le pide más droga, no nos obedece; ahora te obedece a ti y creo que jamás se va a recuperar. ¡Era tan buen estudiante y tan buen hijo!
¡Por Dios no sigas viciando a los demás!
¡No seas cruel, ningún daño te hemos hecho y tú nos has causado tanto mal!
¡Si llegara a saber quien eres, te diría que hubiera preferido que lo mataras, y no que lo hubieras viciado! ¡Has acabado con la felicidad de esta familia!
A Dios ofrecemos nuestro sacrificio, vergüenza e impotencia y te pido, NARCOTRAFICANTE, que pares por favor y en pago del mal que nos has hecho, ante Dios, hermano ¡te perdono!

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