San Diego: ¡Caído pero no vencido!

El padre Juan Pérez, quebrantado en su salud

Por Oscar Maldonado

Padre Juan Pérez Gallegos es un verdadero símbolo, una referencia. Nació un día 20 de octubre de 1918. Se ordenó sacerdote el 24 de abril de 1943.
Guarda recuerdos muy vivos de un San Diego de Alejandría, de Jalisco, de México, de la Iglesia. Todas esas cosas parecen estar frescas en su mente. Las primeras visitas de los promotores de la ACJM, los discursos de los líderes de La Unión Popular. La voz gruesa y profunda del Beato Anacleto González Flores. La imponente presencia del Miguel Gómez Loza. La voz ladina de Heriberto Navarrete. Aquel niño guardaba todo en su mente fresca y ello ha sido en su vida sustento y oasis.
Se quedó sin padre cuando se levantaron los cristeros porque el gobierno se llevó a don Constancio a ejecutarlo. Volvió a los 9 meses para hacerse cristero, dándose de alta el 17 de septiembre de 1927, junto con otros 300.
Juanito, el muchachito vivaracho de los ojitos saltones, dándose cuenta de todo. ¡La noticias del Catorce que llenaban al pueblo de orgullo y de santa alegría! Dios no se olvidaba de los pobres, de sus hijos... Y un día que El Catorce le soltó el caballo para quitarle lo sudado, y Juanito, a la vuelta de la esquina de la hacienda de los Solís, le montó al caballo de anchos lomos, amplio encuentro y alzada imponente, le decían El Chamaco, pero lo llevó con su abuelito, que administraba la hacienda, y le dieron una cubeta del catorce de pura leche, para que brincara más, para que corriera más, para que peleara por Cristo Rey... y, su mente de niño, hacía enlaces lógicos: Debe ser una cubeta del catorce, ahí estaba el número al fondo de la vasija de lámina galvanizada, 14 porque es Del Catorce, Victoriano. Así que otras veces que llegó a venir el Catorce al pueblo, pues Juanito volvió a recibir el encargo de pasear el caballo y darle su cubeta de leche del catorce, pos' por eso... por eso mismo le dicen cubeta del catorce porque es para darle leche al caballo del Catorce.
Un hijo de cristero era señalado, la familia de un cristero, tenía sus dificultades... por eso se fue toda la matita al fondo de la barranca, la guarida de la tropa cristera, la familia nueva de los combatientes, unos dormían en la cueva, otros improvisaron su residencia bajó enorme piedra del arroyo, todavía no se caen los muros de piedra que hizo Constancio para que durmiera Jovita, la esposa, con sus hijos. Qué trabajo para conseguir un puñito de maíz, y hacerlo nixtamal en la noche para que no vieran el humo los aviones. Un día Constancio se halló un puerco errabundo y colmillón, de los colmillos lo lazó y lo llevó a la barranca. Era una fiera, a todos se les echaba encima, menos a Juanito que lo cuidaba con esmero. La obra de arte: Un buen día Juanito tomó una piedra acanterada y empezó a picarle con un fierrito, a hacerle cavidad, terminó por hacerle una buena pila para darle agua y comida al marrano. El puerco engordó y Juanito tenía que llevar ese puerco al mercado, cruzar territorio vetado en la reconcentración, no menos de 20 kilómetros, agarrar a rumbo hacia Jalpa, caminar de noche, para que no se ahogara... lo llevó y con el dinero tuvieron para comprar algunos víveres. 80 años duró la famosa pila en su lugar, dicen que hace poco el Padre la regaló pero, como los tesoros, como hay que sacarla de la barranca, pues todavía está por ahí escondida.
Luego hubo que refugiarse en territorio de tolerancia, cruzar la línea de Jalisco hacia Guanajuato. Verdaderas estampas de feria nos presenta el Padre, de los grupos migrantes. Bajo un huizache, en alguna cerca, ahí hacían casa, ahí organizaban fiestas cuando Don Ramoncito con su violín y Vidal con su guitarra, levantaban la alegría del pueblo en su amargo destierro. Es triste el destierro, les dieron cobijo en un patio, en Jalpa, por la calle que viene del Huinduri.
Es mucho y muy valioso lo que el Padre ha vivido. Solo como una muestra nos referimos al reconocimiento que le hizo, en nombre de la ciudad de Arandas, el Señor Presidente J. Guadalupe Tejeda el pasado día 2 de mayo en La Peñita, una agradable sorpresa. Es mejor a tiempo. Gracias por decirlo ahora para que no se borre aquello tan valioso. Los afanes en el templo de San José, bajo la mano directora de don José Garibi. Tantos pasajes, tantos detalles. ¡Gracias hermanos, muchas gracias!
Él se sintió contento, feliz por celebrar a los sacerdotes, porque hubo un tiempo que no teníamos sacerdotes, en la cristera.
Pero mientras, gozamos de esta amable presencia del Padre Juan entre nosotros, en su pueblo querido.
¡Adelante soldado de mil batallas! ¡Vamos por más!

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