Sumario: Abuso militar


Abuso militar

+ Reconocimiento a su labor, pero en el marco de la ley

Con todo el respeto que me merecen el Ejército Mexicano y las Fuerzas Armadas -que es mucho-, no pueden ni deben los militares gobernar a este país. No pueden porque no saben cómo hacerlo, no es lo mismo gobernar que mandar y obedecer, que es lo suyo; y no deben, porque el pueblo no les ha encomendado esa labor. Y tal parece que lo están empezando a hacer, lo que debería preocupar a la mayoría de los mexicanos.
Los militares pueden, pero no deben tampoco violar la ley. Pueden, como puede hacerlo cualquier delincuente, con el poder que les dan las armas en su caso. Otros lo hacen con el poder del dinero, del poder político, con astucia, con sorpresa, con audacia, de muchas formas se puede violar la ley, pero todo el que lo hace se convierte en un delincuente, así sea un militar, político, banquero, narcotraficante, asaltante, violador, robacarros o un simple raterillo que se mete a una cosa o negocio a robarse algo. De otros se puede esperar que lo hagan, del Ejército Mexicano no, porque es la única institución en la que aún confía el pueblo de México.
El combatir a los enemigos del Estado Mexicano -externos o internos- que es para lo que fue creado el Ejército, en este caso los internos, llámense guerrillas o la delincuencia organizada que representa una amenaza para la seguridad nacional, no les da derecho a los militares a violar la ley, si lo hacen deben ser castigados como cualquier otro ciudadano mexicano, la ley es para todos.
Esto a propósito de acontecimientos recientes que empiezan a afectar y a preocupar al gobierno y a la población civil. Primero fue lo de Soledad Atzompa en la Sierra de Zongolica, donde gobierno federal, Comisión Nacional de los Derechos Humanos y el gobierno estatal de Veracruz tuvieron que plegarse a la conclusión de que no hubo violación por parte de un grupo de militares en el caso de la anciana indígena Ernestina Ascensio.
Luego vino lo de Michoacán, donde luego de una supuesta emboscada de narcotraficantes contra militares en la que murieron cinco de éstos, el Ejército tomó por asalto el palacio municipal de Carácuaro, retuvo a las autoridades civiles, detuvo a varios policías y desarmó a otros.
Y digo "supuesta" emboscada porque según los informes de autoridades locales, del municipio y del estado, los narcotraficantes no atacaron a una patrulla del Ejército, con uniformes del Ejército y a bordo de un vehículo del Ejército, sino a un grupo de personas vestidas de civil y a bordo de un vehículo común, que resultaron ser militares. El atentado, o la embestida -por parte del grupo delicitivo- no era contra el Ejército, sino contra un grupo de gente armada que muy probablemente confundieron con otra banda rival.
Ya me parecía demasiado atrevimiento del crimen organizado, de las bandas del narcotráfico, el haber atacado -emboscado como se dijo en un principio- a una patrulla del Ejército en funciones como tal; la primera explicación que se me ocurrió fue que no hubiera sido planeado el ataque, no por los jefes mafiosos, no premeditado, sino una pendejada de un grupo de sicarios valentones y drogados, que no midieron las consecuencias ni la reacción del Ejército Mexicano como institución, que no toleraría que nadie, ningún grupo por más poderoso y fuertemente armado que sea, atacara a sus tropas y matara a varios elementos impunemente. No creo -pensé- que los narcotraficantes, no sólo estén viendo la tempestad y no se hinquen, sino que pasen al ataque en lugar de huir y defenderse cuando se ven acorralados como ocurrió después en Apatzingán. Correr y disparar por su vida es una cosa, cuestión de sobrevivencia tal vez; emboscar y atacar al Ejército ya es otra, cuestión de la mayor estupidez. Luego vino la explicación: No iban uniformados los militares.
Luego el Ejército tomó el palacio municipal, retuvo e incomunicó a las autoridades civiles, detuvo a cinco policías y desarmó a los restantes, todo ante la sospecha de la posible complicidad de autoridades y policías con la banda de sicarios que los atacó, y utilizando como principal argumento que la policía no auxilió a los militares que estaban siendo atacados, ¿y cómo si no sabían que eran militares?, ¿cómo, si no se sabía oficialmente de su presencia en el municipio?, si la mayoría de los cuerpos policiacos de Michoacán están acostumbrados ya a ver cómo se matan entre sí los narcotraficantes, al ver el enfrentamiento dejaron que se dieran con todo pensando muy probablemente que se trataba de bandas rivales.
Pero independientemente de si no los auxiliaron, de si sabían o no que se trataba de militares, y de si hubiera un policía o veinte de estos coludidos con el narcotráfico, o alguna autoridad civil incluso, eso no les da derecho a los militares a tomar por asalto el palacio municipal y a hacer lo que hicieron, para eso hay leyes y procedimientos, no gobiernan los militares, no se mandan solos, no pueden ni deben atropellar al gobierno civil legalmente constituido ni a la ciudadanía en general. Bueno, pueden pero no deben...
Sabemos que hay una emergencia de facto, que al parecer nadie puede combatir al crimen organizado con alguna posibilidad de éxito más que los militares, porque las policías federales son corruptas y están infiltradas por el narco, sabemos que es necesaria su intervención, que están cayendo soldados en el cumplimiento de su deber, que están defendiendo a la sociedad mexicana, que merecen reconocimiento por ello, pero todo eso no les da derecho a violar la ley. No se ha decretado, legalmente, un estado de excepción en el que la ley los faculte para hacer lo que quieran.
Estamos de acuerdo con la vigilancia del Ejército, con el patrullaje, con los retenes, con que nos revisen a todos en la carretera, con que persigan y hasta le disparen a quien se niegue a la revisión y trate de huir, con que les disparen -si se les enfrentan- todo tipo de proyectiles a los maleantes para sacarlos de donde se escondan, con que les den en la madre pues, con que los acaben si se resisten a ser detenidos; pero no estamos de acuerdo con el atropello deliberado y prepotente contra autoridades y civiles con la justificación o pretexto de la lucha contra el crimen organizado.
Si un soldado, o varios, o un jefe militar, o varios, violaron la ley, en la Sierra de Zongolica o en la zona de Tierra Caliente en Michoacán, deben ser procesados. El presidente Felipe Calderón debe parar esto, no la lucha contra la delincuencia, sino los abusos militares. Si no lo hace ahora, dspués podría ser demasiado tarde. Bajo un régimen militar, lo lamentarán panistas, priistas, perredistas y todos los "istas" políticos habidos y por haber, y lo lamentaremos todos los ciudadanos. Sabremos entonces lo que era la libertad...

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2 Comentarios

  1. Bien entonces dejemos que los narcotraficantes hagan y deshagan para que gente como tu gose de esa "libertad" sin militares pero si con mucha droga para que tus hijos la consuman y asi tengamos un pais de gente adicta y todo por que a gente como tu no le gusta que el ejercito tome rienda sulta en esto; si en realidad quieres un pais libre, primero hay que limpiar al pais de la corrosion que nos dejo el partido corrupto del PRI, y luego hacerle entender a los que piensan como tu, que el ejercito nunca va a formar un regimen militar, el ejercito esta para ayudar al pueblo porque el mismo pueblo lo necesita y encuanto a lo de Zongolica creo que ya quedo aclarado, el ejercito actua segun a sus leyes internas tambien, asi que no me vengas conque los soldados tambien deben ser juzgados como cualquier otro ciudadano, para criticar al ejercito primero hay que saber de la vida militar y eso dudo que tu conoscas, o me vas a decir que ya has estado en algun puesto de revision o has estado en la sierra cargando equipo pesado con sed y hambre? que facil es decir las cosas estando frente a la computadora y sentado con todas las comodidades, que a vivr la realidad.

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  2. no lo puedo creer, que comentarios tan fuera de lo racional,y del conocimiento publico.
    jamas se mandan solos los soldados, solo obedesen y por favor a varios reporteros de este periodico dejen de resaltar tanto sus preferecnia politicas en sus reportajes se nota que se arden, ustedes ya saben quienes son

    Suerte....

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