Atotonilco: Localicemos el problema para poner el remedio

Por Jesús Arrieta

No se puede remediar un mal si no se le conoce.
Para solucionar los problemas del atraso se debe ser firme y categórico, denunciar: que el imperio de la falsedad ha hecho de este mundo, un mundo mentiroso, hostil y desde luego absurdo; en donde las tentaciones de la corrupción han desgastado la razón y debilitado la capacidad de conciencia.
Por eso volveré a destacar, que no es cierto que haya crisis de valores, sino más bien crisis de conciencias; o más bien dicho: de pensamiento equilibrado, pues cada día crece el desierto de la ignorancia, porque los más perversos, han convertido la ignorancia en su rentabilidad y provecho... ¿o no se ha oído por todas partes el paradigma de: "el que no tranza, no avanza"?
Paradigma supremo de los pérfidos, que han hecho de "la situación diaria", una circunstancia que nadie comprende, pues con esta "falsificación que hace del mal, algo que conviene", las nuevas generaciones que llegan a este mundo, acaban por no comprender la existencia; pues las multitudes de los humanos las redujeron a nomás comprar.
Quienes no encuentran una causa firme para vivir, y sí un lodazal; o lo que es lo mismo: vida en estado de depresión, o esquizofrenia.
Un punto de peligro para la salud del ser humano; que por eso se dispara hacia la violencia, o se hunde en los pantanos de la parálisis del pensamiento; o sea el desequilibrio y la desestabilizad mentales.
Y ya que hemos hallado las causas del desgaste del individuo-masa, más categórico será denunciar la fuente envenenada que intoxica a todas esas personas que han perdido la causa de existir; pues de no hallarse las causas del mal, el mal seguirá envolviendo al mundo en lo absurdo y contradictorio, por millones de gentes.
Estamos pues ante "la bestia"; cuyo rostro tiene las facciones de la ambición del poder que le coloca en la compuerta de los dineros y los presupuestos; una bestia que no sólo tiene una cabeza, sino varias como lo señala el libro del Apocalipsis; todas correspondientes a una misma naturaleza, cuyo impulso es nutrirse de la pobreza, sudor y lágrimas de los oprimidos.
Cabezas identificadas en la vida diaria, como "los grupos de poder" que se instalan en los diferentes partidos e instituciones, sin moral ni ética; al menos en donde hay huellas de sus pisadas, y rastro de sus destrozos.
Un mal, que lo menos que se le puede permitir, es el seguir infiltrándose en los instrumentos del control del desarrollo; porque los tales "grupos de poder" debilitan a las nuevas generaciones que renovarían el tejido sano del país; al mismo tiempo que no sueltan, el dominio, los dineros y la corrupción, cosas que cualquiera descubrirá en los pérfidos que se agrupan para absorber y concentrar los privilegios y los beneficios.
Seamos pues categóricos para poner cada cosa en su lugar, buscando el sitio para cada actor: los partidos no son grupos de poder; los grupos de poder son familiar abusivas y prepotentes; los grupitos caciquiles; la mafia de "compas" y abusadores organizados, que a veces someten a los partidos, hacen y deshacen según sus intereses, cometiendo un delito tras otro, pues la impunidad que caracteriza siempre al bandido, que desde sus elucubraciones con todo lo ajeno que codicia para su botín; superando a veces al mismo crimen organizado.
Y es que "los grupos de poder actúan desde adentro del tejido social sano"; a diferencia de los delincuentes que lo hacen desde fuera, totalmente identificados como infractores.
Suerte funesta y desgraciada, será la de quienes convivan con esas mafias disfrazadas de gente honesta y honorable; sin darse cuenta de que quien devora y desgasta a los habitantes, son los sátrapas y pérfidos simuladores que a lo corto y cubiertos con la piel de oveja, sobornan autoridades con jugosas compensaciones.
Mal que la ciudadanía no puede resolver, porque las comunidades están entregadas a las diversiones mal sanas, las películas enajenantes y el relajamiento que ridiculiza la cultura y valores , el espíritu; y dicha sea la verdad, jamás va a creer, que: en este caso, el enemigo esta adentro y su nombre es "oligarquía".
Conclusión: la nación que somos todos, recuperara su grandeza y vigor, si volvemos la mirada a los valores del espíritu y la verdad. ¡Y le apostamos a una mejor educación!

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