Tepatitlán en el Tiempo

Lupita Becerra

Por Juan Flores García

Hacer justicia cuando menos con una pequeña mención es ocuparnos en este relato con todas las damas maestras que han dedicado su vida a enseñar al que no sabe. Son tantas las maestras en nuestra población, de quienes poco nos hemos ocupado en mencionar. Las que por amor a la enseñanza escolar, por una verdadera vocación, dedicaron su tiempo a "lidiar" con tanto niño, esos pequeños seres traviesos que poco a poco (que libro tan bueno fue aquel en el que aprendimos a leer, que así se llamó), entra en su entendimientos cuanto se les enseña.
Las damas de la enseñanza son tantas, sobre todo en el medio rural que pasan desapercibidas por nosotros, muchas de ellas son de lugares muy lejanos al que están destinadas. Qué disparejo está en nuestro medio el que la Secretaría de Educación mande a veces hasta a miles de kilómetros de distancia a estas maestras. No se hace justicia al esfuerzo que hacen al dedicar su tiempo, colocándolas fuera de sus lugares de origen. Por eso las maestras y maestros rurales que encaminan sus pasos día con día a dar cada minuto de su vida a estos niños, a mi parecer, son más merecedores de consideración. Cuántas veces hemos presenciado un desfile en el que hacen gala de lujo las escuelas locales y al pasar junto a nosotros, cuando participan en este algunas escuelas de lugares cercanos a Tepa, con su grupo de niños ataviados con sencillo uniforme, sin motivo de crítica. Que ¡Mira qué pasó! ¡Parecen quien sabe qué! ¡Mira a la maestra! En fin toda una sarta de tonterías.
Cuántos de estos pequeños han recibido tan buena enseñanza, que resultan excelentes profesionistas siguiendo alguna carrera. Muchos sacerdotes han estudiado en su rancho, allí al aire libre, bajo los rayos del sol, muchas veces sentados en una piedra, con su cuaderno sobre las piernas y atentos a su maestra. Así con muchas carencias la maestra pacientemente da sus clases. Tal es el caso de la maestra que nos ocupa en este relato. La señorita Lupita Becerra, quien muy jovencita comenzó en esa su escuela rural que se empezó a construir en 1945 y digo empezó, porque todavía no estaba terminada, y no considero terminada una casa de estudios en un rancho porque no cuenta con la comodidad total, es tan cacareada la intención de que es una escuela en el medio rural, que sólo en eso queda, en la buena intención.
La maestra Lupita Becerra, hace algunos años recibió la Presea al Mérito, qué bueno que por lo menos reciba una mención, que no sólo eso merece. Es digna de reconocimiento y aprecio de los más de cien mil habitantes de nuestro Tepa, si la conocieran. El grupo de niños que como directora atiende es disciplinado y con marcialidad desfilan. Ellos también son dignos de mención, son los hombres del futuro, que afortunadamente han recibido la buena enseñanza de su querida maestra. El lugar donde la maestra Lupita ha dado su vida se llama "la puerta de acahuales", allá hace más de cincuenta años, en un terreno que fue propiedad de aquella generosa dama, doña Eustolia Rivera, esposa del nunca olvidado señor, el médico Reynoso. Esta señora, regaló el terreno que ocuparía la escuela, que como siempre y con los grandes sacrificios que estas obras requieren, debido a los escasos recursos económicos, se fue colocando adobe sobre adobe hasta formar los que fuera un salón.
El amor por los niños de la maestra Lupita, le fue despertado por su querido hermano J. de Jesús que como profesor destacara por su inteligencia impartiendo sus conocimientos a los niños en el Colegio Morelos, posiblemente por unos dos años. Después ocupó una plaza como profesor federal en la escuela Amado Nervo que así se llama la que hoy nos ocupa. Dejó su lugar al profesor Don José Becerra Barajas, amigo muy estimado por la familia, pero Dios quiso que a cuatro meses de dar clases en este nuevo lugar de enseñanza, llevarlo a su seno en plena juventud el 17 de septiembre de 1945 q. e. p. d. así apenas terminada la primaria nuestra jovial amiga Lupita apoyada por el Prof.. don J. de Jesús Rodríguez Tostado, inspector de educación, que fue el primero que ella conoció en ese cargo, fue logrando avanzar en su superación profesional, primero con la normal en primaria, luego maestría en Lengua y Literatura, después Licenciatura en Educación Básica. Sin acordarme de más, porque posee una gran capacidad.
A grandes rasgos me permito dar a conocer las cualidades que aunadas a su gran deseo de superación aún conserva. En esta escuela "Amado Nervo" 14 D. P. R. 1022-5 en calidad de maestra y directora ha dado su amor y su vida apoyada de sus compañeros maestros, entre los que recuerdo a la profesora Srita. Micaela González Amézquita y al Prof. Eduardo Rivera. Pido disculpas por no conocer al resto de sus colaboradores, pero sea para todos una mención en este relato que nos da el placer de recordar. Y por eso decimos que así fue Tepa en el tiempo.

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