Árbol de Navidad: vida nueva

Por el padre Miguel Angel
padremiguelangel@yahoo.com.mx

Cada año aumenta más el número de familias que adornan sus casas, comercios y plazas con los tradicionales árboles navideños.

Tal vez nos preguntaremos ¿Cuál es su origen?

La costumbre de adornar árboles o ramas en los últimos días de diciembre tuvo origen en el norte de Europa, muchos siglos antes de Cristo. Las características principales de ese árbol eran su follaje verde y las luces. Estos elementos que lo adornan estuvieron asociados con el invierno, cuando la naturaleza parece muerta. Entonces las ramas verdes de algunos árboles se usaban en un rito mágico destinado a propiciar el retoño de las plantas y de la victoria de la luz sobre las tinieblas.

Posteriormente, se consideró al árbol como el descendiente directo del “Árbol del Mundo” cuyas ramas y raíces, según mitología, unían el cielo, la tierra y el infierno.

Durante las fiestas saturnales que los paganos de Roma celebraban hasta los primeros siglos del cristianismo, decoraban las casas y los templos con follaje verde, que enmarcaba las imágenes de los dioses. Aquellas fiestas, que precisamente en el invierno se celebraban en honor de Saturno, el dios romano de la vegetación y de la fertilidad, era una época de buena voluntad hacia todos; cerraban las escuelas y no podían librar batallas, estaba prohibido infligir castigos corporales y quedaban de lado las distinciones de clase y categoría social.

Los judíos celebraban en el invierno la Fiesta de las Luces, y durante 8 días consecutivos sus casas estaban alumbradas por las velas que ardían en candelabros de 8 brazos.

Los Padres de la Iglesia citaban a Isaías, el profeta que había vaticinado el día en que “La Gloria del Líbano vendrá a Ti” pueblo de Dios; el ciprés, el árbol del pino y el árbol de boj, vendrán a embellecer mi Lugar Santo. Especialmente, nos dice Isaías: “Una rama saldrá del tronco de Jesé, un brote surgirá de sus raíces. Sobre él reposará el Espíritu de Yahvé, Espíritu de sabiduría e inteligencia, Espíritu de prudencia, para gobernar conforme a sus preceptos”. “No juzgará por las apariencias ni se decidirá por lo que se dice”.

Se dice también que cuando San Bonifacio obispo y mártir, llegó a tierras de Alemania procedentes de Inglaterra para convertir a los paganos, estaba decidido a arrancar de raíz toda herejía. Cuando llegó a la ciudad de Geismar predicó la nueva doctrina y, para demostrar con los hechos sus propósitos, cortó de raíz un encino sagrado, donde los habitantes del lugar iban a depositar sus ofrendas. San Bonifacio cortó el encino la víspera de Navidad sin una intención especial, pero al ver que numerosos pobladores se amotinaban y aún trataban de atacarlo, predicó que había venido al mundo el Hijo de Dios para salvar a los hombres que ama el Señor y que era necesario desterrar a todos los que se hacían pasar por dioses para adorarlo, tan sólo a Él. El entusiasmo y la energía del santo resultaban inspiradoras y cuando lo oían predicar y lo veían trabajar, se sentían impulsados a colaborar con él.

Los pobladores ayudaron a San Bonifacio para plantar un pino en el lugar donde se encontraba el encino sagrado, y el santo adornó con luces y espejos aquel arbolillo y lo señaló como símbolo del nacimiento del Hijo de Dios, que venía al mundo a traer la vida y la luz de la verdad. A partir de entonces, en la época de Navidad, el arbolito verde iluminado y adornado con objetos brillantes, alumbró todas las casas de Escandinavia, de Alemania y de otros países de Europa. En la mitad del crudo invierno europeo, con sus largas noches frías y oscuras, el verde de las ramas del pino o del abeto, simboliza la vida eterna que trajo Cristo al mundo, la perpetua primavera de la esperanza; las velas encendidas y los objetos brillantes, representaban el advenimiento de la luz y de la gloria de Dios.

También se acostumbraba colgar del árbol o amontonar a sus pies, diversos regalos que llenaban de alegría a los niños y a los ancianos, era signo de reconciliación entre familiares y vecinos, que en esa noche de paz se perdonaban en nombre del Hijo de Dios por el daño que se habían hecho anteriormente.

En los últimos años, frente al evidente triunfo de la tradición, se ha estimulado una versión cristiana absolutamente legendaria que intenta integrar el árbol navideño a las demás costumbres religiosas.

Desde Alemania se extendió la tradición del Árbol navideño a todo el mundo, gracias a los emigrantes que fueron a establecerse a otros países. Asimismo ya fueran marineros o comerciantes quienes los visitaron, difundieron la costumbre.

Los ingleses llevaron la costumbre a Estados Unidos de Norte América, donde en 1847, se instalaron en la vía pública y alcanzaron tanta popularidad que actualmente muchos lo consideran de origen estadounidense.

Hoy, el árbol navideño sigue alegrando a muchos hogares con su verdor perenne, que es símbolo de la vida nueva que trajo Cristo a la humanidad.

Publicar un comentario

1 Comentarios

  1. Primeramente,la Biblia dice haci Isaias 11:1
    Saldrauna vara del tronco de Isai Y un vastago retonara de sus raices. Y reposara sobre el El Espititu de saviduria y de Intelijencia ,espiritu de consejo y de poder,espiritu de conocimiento y de temor de Jehova. no abla aqui Dios de plantar arboles oh de decoraralos .como dice usted esto lo practicava los romanos es Idolatria .primeramente DIOS odia la (idoaltria) y aqui se refiere a Jesus que vino a salvarnos de nuestros pecados ,

    ResponderBorrar