+ Sólo ven lo comercial
Y nada de lo religioso
Por Oscar Maldonado Villalpando
Ya han empezado las celebraciones en esta parroquia de San Diego de Alejandría, se comenzaron con el último día del año 2007 y culminarán el martes 8 de enero de 2008. El Consejo de pastoral, integrado por agentes de la comunidad, y guiados por el párroco y los sacerdotes, han preparado los distintos aspectos de la celebración, como es la programación de eventos religiosos, invitados especiales, adorno del templo, adorno de las calles, recolección de fondos para los gastos, etc. Por otra parte el Ayuntamiento ha preparado los festejos exteriores, mas este año, se ha dado en circunstancias especiales, pues la organización se ha concesionado a una agencia particular.
Ya en el mismo inicio de las fiestas se han dado diferencias y descontentos, pues los organizadores, siguiendo su criterio comercial, buscan exprimir la oportunidad para allegarse ganancias y, a juicio de los vecinos, no respetan el aspecto religioso del acontecimiento, especialmente están descontentos por el establecimiento de cantinas en lugares inmediatos al templo. Juzgan que no es pertinente servir bebidas embriagantes casi encima de las peregrinaciones que van al templo.
Dichos vecinos están moviéndose para hacer saber al Alcalde que no están conformes con estas disposiciones. Así que se ha creado un conflicto de intereses, porque, a su vez, el concesionario no está dispuesto, a perder jugosas ganancias, porque se le van los clientes. Ahora, pues se han enfrentado la fiesta y la feria. Unos piden remedio pronto y se ve difícil que sean atendidos.
Quizá todo esto sea signo de un fenómeno más generalizado entre los valores no sólo tradicionales, sino de carácter espiritual y los intereses prácticos, particularmente las ganancias económicas. La situación trae a la mesa el hecho de ser católicos mas no fanáticos, como se dice, de ser cristianos pero no practicantes, de creer en Dios pero sin honrarlo en particular como en las prácticas del templo y muchas expresiones más.
Lo que pasa en San Diego de Alejandría merece atención de sus autoridades, de las personas que toman decisiones, que lo deben hacer con respeto, con coherencia. Es hora demostrar de qué se está hecho cada gobierno, qué pretende y defiende; ya en las cosas prácticas no en los discursos o propósitos. ¿Se respeta o no a las personas, se representa o no al pueblo?
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