Noche de fiesta en Tepa

+ Pichicatón el castillo del lunes
+ Ah... esos charritos bailadores

Por Fabiola González Ontiveros

El lunes pasado en la noche estábamos unos amigos de mi hermana (mi doble) y yo en la casa en una especie de reunión, cuando alguien dijo: “Miren, desde acá se alcanzan a ver los fuegos artificiales”. Ahí me acordé que también se queman los castillos en las fiestas de abril y me dieron ganas ver uno.

Convencí a quienes pude para ir a verlo, no porque sea una cosa del otro mundo, sino porque la última vez que fui estaba muy chica y no estoy segura pero creo que a alguien le cayó uno de los cabos -no sé cual sea el nombre correcto, en mi idioma son los palos que queman, pero vamos dejándolo en cabos-. El caso es que una vez que fuimos en familia y a alguno le cayó la vara esa, y como mi papá de por si odia los fuegos artificiales, pero los odia con odio jarocho, ya nunca más me volvieron a llevar, y a los 16 años como que ya la memoria me empieza a chafear y no lo recuerdo bien.

Pero esta vez me llevé a mis amigas, porque escuchaba que el castillo esto y que el castillo lo otro y pues... vamos pues a ver qué sale.

Estuvimos un rato sentadas en la Plaza Morelos, como hacen muchos los domingos, viendo carros pasar con la música bien alta. En lo personal no le encuentro ninguna diversión, solamente es ver los carros a ver a quién se encuentran, y sobre todo a criticar, esa es la razón de ir cada domingo.

Es muy aburrido pero a la gente de aquí le gusta. Y nos quedamos ahí mientras llegaba la hora del famoso castillo. Al rato como que nos enfadamos y nos fuimos a la otra plaza, la de Armas, ahí estaba en el teatro del pueblo un grupo dándole duro a la guitarra, tocaban muy bien, eran como una especie de mariachi, todos jóvenes y la gente ahí en las gradas viendo el espectáculo, los que no alcanzaron gradas, parados de perdida, pero todos estaban disfrutando del show.

Las que yo escuché eran del Buki y me las sabía, porque mi familia se sabe todititas las del Buki y de escucharlas como que se pegan, a mí no me gustan, yo soy más del estilo de Panic! At The Disco y Justin Timberlake, pero enfiestada con la música de la banda, la gente, la plaza, los niños jugando con sus globos y todo así de fiestas de ciudad chiquita, me puse a cantar las del Buki yo también, vaya, yo solita me sorprendí… La amiga que iba conmigo hasta me dijo: “Qué te está pasando... tú no cantas esas cosas”. “Ya lo sé, pero son los efectos de Tepabril”, le dije.

Nos encontramos con la mamá de mi amiga, a la que me gusta decirle doña Rosita, no porque sea especial, sino porque así se llama mi mamá, pero si le digo así ésta se me enoja, entonces mejor le digo así a la mamá de mi amiga. Nos estaba comentando que le gustaba mucho cómo tocaban los del mariachi, vi que se llamaban “Sensación Juvenil” y apenas iba a decir que en su tierra los conocían cuando ella dijo que ellos siempre metían un ambientazo en los eventos, que porque habían tocado en el bautizo del hijo de fulanito que era hermano de manganita, y en la boda de no sé quién, que era tío de... bueno. Yo solamente la escuchaba, porque mencionaba una de nombres que en mi vida había escuchado, pero hay que recordar de que en Tepa todo el mundo es familia, y los que no, conocidos, por eso los chismes vuelan.

Buscamos un lugar desde donde se viera el castillo bien y terminamos afuera del Banorte. Cuando empezaron las primeras lucecitas en el cielo, así muy pinchurrientas, luego salieron volando las coronitas y se oía el escandalazo de cuando prendían, ¡chale!, el primero casi me saca el corazón, me sacó tremendo susto por el ruido y poco después me empecé a poner nerviosa porque tenía el temor de que me cayera una de esas cosas a mi, o a alguien cerca como la última vez que vi eso hace muchos años, pero me dijeron que no, que estaban dirigidos para que cayeran en la parroquia o en algún lugar donde no lastimaran gente, pero no se me olvida que el día del desfile inaugural le cayó una vara en el pecho a mi cuñada Flavia la argentina, que estaba con mi mamá y estaba viendo los juegos pirotécnicos en el cielo toda admirada, diciendo que estaba relindo el espectáculo, como que con ese comentario invocó al chamuco que le dijo: “Pues toma tu relindo” y que le cae el cabo encima.

Bueno, el castillo siguió su curso y yo nunca le encontré forma de nada, no sé si porque había un árbol muy castroso que me tapaba la vista, o porque de verdad no tenía forma de nada, me moví de ahí a ver qué rayos era y nunca le vi la forma, sólo vi como unos corazones y unas cruces, y en eso… se acabó.

Inmediatamente oí por todos lados: “¿Qué, ya es todo? uuu que chafa”. También me enteré de que lo vistoso del castillo tiene que ver con quien lo patrocine, entonces a lo mejor fue alguien muy pichicato, a mí se me hizo normal, pero los comentarios fueron que estuvo chafita.

Ya que se terminó nos dirigimos a nuestras casas y vimos que venían unos señores sombrerudos en sus caballos y con la banda detrás, los tipos se veían hasta atrás de borrachos, ¡qué bárbaros! ni era tan tarde, los caballitos me dieron lástima, pobres... eso de andar aguantando borrachos en el lomo…

Uno de los hombres sentía tantas ganas de bailar que se paró sobre el caballo y se empezó a mover el solo, con el peligro de que el animal se moviera y lo tumbara, aunque bien merecido que se lo hubiera tenido, los cuadrúpedos no se veían para nada contentos, aunque bueno, yo qué sé, pero siempre he odiado a todos los que hacen sufrir a los animales, a los que dirigen las calandrias en Guadalajara, que los traen en el sol por toda la ciudad jalando no sé cuánto peso, a los que en las cascadas de Coatepec, Veracruz, les suben muchísimos costales de café a los burritos por toda la subida, tanto que se van doblando y ya no pueden, mientras que los hombres van muy tranquilitos al lado, a ver, que él se cargue todos esos costales en el lomo a ver si va tan feliz el condenado, sé que son animales de carga, pero me da la impresión de que sufren, todos esos que hacen sufrir a cualquier animal por mí que se los chupe la bruja o que los parta un rayo que es lo mismo.

Y ya mejor aquí le paro, porque si no le voy a seguir con todos esos inhumanos y no se trata de eso, sino de las fiestas Tepabril 2008.

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1 Comentarios

  1. Bueno te cuento que acá en Mendoza hay un castillo muy famoso que ahora se ha transformado en uno de los hoteles en Mendoza más conocidos y también organiza fiestas y eventos, así que cuando andes por Argentina, ya sabés. Date una vuelta por Mendoza. Abrazo

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