Los laneros

Por Juan Flores García

Para protegernos del frío, usamos diferentes prendas: el suéter, la chamarra, el abrigo de diferentes formas y estilos, capas, etc. En Tepa, nuestros mayores usaron la cobija de lana para cubrirse. Aquella que se tejía en telares movidos con destreza por los grandes maestros. Tepa tuvo fama en la confección de la cobija y el gabán. Muchos telares había y muchas eran las personas que se ocupaban en este oficio. En los patios de las casas se veía tendida en el piso, la lana, se lavaba y ya seca se cardaba, se hilaba y empezaba el tejido. Trabajaban aquellos grandes telares de madera todo el día, dando forma hasta terminar la cobija o el gabán.

El día domingo a lo largo de los portales, se veía a las personas que los hacían, vendiendo esta mercancía. Curioso era ver desdoblar la cobija, extenderla entre cliente y vendedor y convenir en el precio. Los campesinos aprovechaban este día para comprarla. El gabán se usó mucho por los campesinos principalmente, ya que por su forma era fácil llevarlo en el desempeño de sus labores. Era común ver a varios vecinos reunirse en las esquinas de las cuadras, cubiertos con cobija y sombrero de ala ancha para platicar a hora temprana de la mañana.

Una cobija ancha costaba setenta pesos y la angosta cincuenta y dos pesos si era de lana negra y la de lana blanca costaba ochenta y siete pesos o más. Decía que en los portales se vendían, porque era el lugar de mayor tránsito de la gente. Los vendedores ponían una mesa y en ella colocaban su mercancía. También era común que la cargara en el hombro para hacer más fácil la maniobra de demostración al cliente.

Así don Manuel Gómez, que tuvo su telar por la calle Aldama, concurría con su empleado a vender. Don Pedro Sánchez, don Camilo Romero en la calle Tepeyac (este último telar estuvo hasta hace unos veinte años abandonado en una vieja y caída casa). Don Nicolás Gómez, don Melecio, don Ignacio, y muchos más de los que no recuerdo su nombre, formaron parte, estos maestros en el oficio del telar, de la historia y costumbres de nuestra sociedad. Y son dignos de la remembranza de las generaciones actuales de nuestra ciudad. Fueron ellos los cobijeros, que con su trabajo hicieron posible que nos protegiéramos del frío inclemente y dar calor a nuestro cuerpo.

Así aquellos rústicos telares de madera que fueron el instrumento de trabajo de estos trabajadores de la lana, pasaron a la historia. Sin embargo, para los que vivimos cerca de estos maestros, aun sentimos que vibra en nuestro recuerdo el golpeteo del movimiento de aquellos maderos, conformando con la dirección de aquellas manos ágiles, cada hilo de lana para dar forma a esa obra de arte que fueron la cobija y el gabán. Creo que aquel grupo de señores laneros ya desaparecidos, reunidos ante Dios, verán que hoy nos cubrimos con ropa diferente, y por eso decimos que así fue Tepa en el tiempo.

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