No hay mal que dure cien años, ni enfermo que los aguante. Así dice el refrán popular que vino a nuestra memoria al enterarnos del rompimiento entre el ex rector de la Universidad de Guadalajara, Raúl Padilla López y el rector actual Carlos Briseño Torres. Durante 20 años fue Raúl el poder tras el trono, pero parece que no más.
El lunes de esta semana Briseño Torres decidió poner fin a la simulación de respeto y consideración que aparentaba tener para su antiguo protector e impulsor y expresó: "No pertenezco más al grupo de Raúl Padilla López, ni reconozco liderazgo político alguno de él".
Y dijo más: "Me he dado cuenta del daño enorme que Raúl Padilla le ha hecho a la Universidad de Guadalajara, al desviar a la institución de sus nobles propósitos de formar jóvenes". Tarde pero seguro, demoró veinte años para darse cuenta...
Y envalentonado el Rector General agregó: "Esta no se llama Universidad Raúl Padilla López, se llama Universidad de Guadalajara y pertenece al pueblo de Jalisco". ¡Tómala pues!.
Quién sabe qué pasó... Raúl Padilla era el ídolo de Carlos Briseño pero algo pasó y fue muy recientemente, porque apenas en abril el actual rector había dicho que seguiría apoyando los proyectos del ex rector: "No aspiro a desplazar a Padilla de nada, respeto su mundo -dijo-, lo he apoyado en la medida de mis posibilidades y lo seguiré apoyando"
Una de dos, o Raúl Padilla pidió de más, o se agotaron las posibilidades de Briseño para seguirlo apoyando, porque tres meses después, en julio, el Rector dijo que Raúl Padilla no sería más el poder tras el trono en la Universidad. Se rebeló pues, y tras de hacerlo acusó a los dos Padillas, exrectores ambos, Raúl y Trinidad, de orquestar una campaña en su contra.
O más bien no pidió de más, exigió de más como solía hacerlo, acostumbrado como estaba a la docilidad de Briseño, nunca esperó que éste se rebelaría, no lo creyó capaz porque sabía Raúl de la fuerza que tiene en el Consejo Universitario y entre muchos cuadros directivos de la Universidad.
No lo esperaba y no asimiló el rompimiento, trató de enfrentar al rector Briseño y la cosa se puso peor, éste lo destituyó esta semana de los dos cargos más importantes que ostentaba, el del Centro Cultural Universitario y del Corporativo de Empresas Universitarias.
Raúl Padilla acusa de traidor a Carlos Briseño, porque él lo hizo, él lo encumbró, tan lo hizo que éste aprendió todo lo que sabe de aquel, incluso a traicionar, así como en su tiempo Raúl Padilla traicionó a Alvaro Ramírez Ladewig, que era el jefe del Pequeño Sanedrín que manejaba a la FEG y a la Universidad, así ahora, dice, lo traiciona Carlos Briseño.
Se le olvidó aquello de que "con la vara que midas serás medido", dicen que así le dijeron al burro y se puso a llorar.
Pero la bronca todavía no termina, más bien apenas comienza, la tensión en la Universidad de Guadalajara está aumentando y es muy probable que desemboque, si no en enfrentamientos a tiros como hace 20 años, sí a golpes y con la toma de planteles escolares y la consiguiente suspensión de clases.
Esto porque la mayoría de los integrantes del Consejo General Universitario, máxima autoridad de la casa de estudios, son incondicionales de Raúl Padilla y es muy probable que intenten destituir a Carlos Briseño como rector. Por eso, me parece, no había convocado éste a reunión al Consejo, aun cuando debía hacerlo para la presentación del presupuesto, finalmente lo hizo para este viernes, ayer, presionado porque la gente de Raúl Padilla decidió convocarlo para este sábado, hoy.
Como escribimos esto el jueves por la noche, desconocemos cuál de las dos convocatorias fue atendida, si la del Rector o la de los consejeros afines a Raúl Padilla, pero en cualquier caso la idea era destituir a Carlos Briseño, éste lo sabía y solicitó un amparo ante un tribunal federal de lo administrativo, que no sé si tenga autoridad sobre el Consejo Universitario.
Lo del posible enfrentamiento -a golpes por lo menos- lo vemos venir, porque Raúl Padilla minimizó a la Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG) cuando logró sacudirse a Alvaro Ramírez Ladewig y creó en su lugar a la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU), a la que domina en parte y supongo utilizaría para presionar la destitución y salida de Briseño.
Pero la FEG sigue ahí, latente con el control de unas cuantas escuelas y Raúl Padilla se la debe y podría ser el momento de cobrársela. Si el rector Carlos Briseño echa mano de la FEG, si la revitaliza para defenderse de las presiones de Padilla, se van a dar un agarrón FEG y FEU de aquellos... no tanto de aquellos tiempos cuando todo se arreglaba a balazos, cuando los Zuno al perder el control de la FEG que habían fundado junto con el papá de Raúl y Trinidad Padilla, formaron el Frente Estudiantil Revolucionario (FER), que se convertiría luego en la Liga Comunista 23 de Septiembre.
Los enfrentamientos entre la FEG y el FER fueron memorables por violentos, en uno de ellos en el Tecnológico la gente del FER dio muerte a Fernando Medina Lúa presidente de la FEG, y posteriormente el asesinato de Carlos Ramírez Ladewig fue atribuido también al grupo de los Zuno ya convertido en guerrilla.
También la FEG hizo historia por su violencia, siendo el más connotado el gatillero Carlos Morales García "El Pelacuas", quien al frente de un grupo de pistoleros y con la protección de la XV Zona Militar sembró el terror en Guadalajara en la década de los 70.
Tiene la FEG pues su historia y sus negros antecedentes, y ahí sigue, esporádicamente se han enfrentado a la FEU. Por eso decimos que si uno echa mano de una de las organizaciones estudiantil, y el otro de la otra, va a haber serios problemas en las escuelas.
1 Comentarios
LO QUE SUBE A HUEVO...A HUEVO TIENE QUE BAJAR... ES QUE NO SUBIO COMO TENIA QUE SUBIR..
ResponderBorrarY PUES SI ALGO TIENE QUE PASAR, PUES QUE PASE...A LOS PREPOTENTES Y A LOS QUE SUBEN A HUEVO...AHUEVO HAY QUE BAJARLOS, SI NO SE PUEDE DE OTRA.....
UN CHAVO DE 49 AñOS.
TECPETL