+ Es la gente más valiente
y con más ganas de vivir
+ Mi admiración y respeto,
sinceramente; una sonrisa
Por Fabiola González Ontiveros
Bueno pues ahora les vengo con que este miércoles fue el Día Mundial del Discapacitado. Y para variar no estaba yo enterada, luego ya ve usted que a cada rato están sacando fechas raras nada más para sacarle dinero a la gente, o me va a decir usted que el recientemente inventado “día del taco” es muy importante…
Esta fecha, aunque no la conocía, tampoco se me hizo mala, y me dijeron que iba a haber una conferencia en el Auditorio Morelos por parte del DIF para… pues de cierta manera festejarlo.
Así que como salí temprano de la Prepa, porque ya merito salimos y los profes nos sueltan pronto, fui a ver de qué se trataba dicha conferencia.
Les soy sincera, al momento de entrar me sentí muy extraña, ver a toda esa gente con algún problema, sin poderse mover mucho o caminando muy apenas, otros con aparatos por todos lados, y yo… completa, y medio renegando por no haber podido descansar un poco después de la escuela, yo que siempre me quejo porque me levanto muy temprano y siempre ando como zombi, ¿y qué tiene que ver esto?, pues que cuando vi a todas esas personas ahí, sonrientes y escuchando lo que los conferencistas estaban diciendo, me dio mucha tristeza.
Es muy feo darse cuenta de que nosotros, los que no tenemos ningún problema de esos, vamos por ahí caminando como la cosa más natural del mundo, o bueno… qué decir de caminando, los que son ciegos o sordos, o lo que sea. Por ejemplo hace poco me lastimé un dedo índice, fíjese nomás, un miserable dedito, lo traía vendado y así no lo podía mover mucho, en ese lapso me di cuenta de que aunque no lo notaba, hacía muchas cosas con ese dedo, y sin él me sentía una inútil, no podía hacer las cosas bien.
O les pongo otro ejemplo, aunque está raro, que cuando uno tiene gripa y tiene la nariz congestionada, cuando se alivian se da cuenta de lo bonito que es respirar bien.
Ejemplos hay miles, pero es cierto eso que dicen de que nadie experimenta en cabeza ajena, y al ver a esa gente no me explico cómo le hacen. Me hice chiquita al verme rodeada de personas con problemas, al verlos a todos tan enteros emocionalmente, aceptando lo que les tocó y aún así poner una sonrisa… Al contrario, la que se sentía rara era yo, no me imagino que haría en una situación como esa, probablemente no tendría el valor para salir adelante.
Mi abuelita tiene un problema en la cadera y por eso no puede caminar mucho, le cuesta un gran esfuerzo moverse, por eso no sale de la casa más que para lo necesario, y pues ahí anda… juega con mis gatos, con mi sobrina y se entretiene viendo la tele y discutiendo a cada rato con mi mamá, pero en su juventud caminaba a la perfección, la imagino con su taconazo arrancando suspiros de los muchachos, y creo que es una abuelita feliz.
Pero los niños que vi, sin llegar a los 10 años y caminando con ayuda de aparatos especiales, a los que bien les va, porque hay otros que los tienen que llevar en carreola porque no pueden… y es extremadamente triste ver cosas así.
Dieron el testimonio de una señora muy joven, y es señora porque está casada, porque es muy joven y ni una arruga se carga, que tiene un niño chiquito de primaria que se llama Jhonatan, al que le diagnosticaron atrofia espinal degenerativa y le dijeron que probablemente no iba a caminar nunca, pero se enteró que habían abierto un centro de rehabilitación aquí en Tepatitlán y fue a probar suerte, el DIF con mucho gusto la aceptó, y en lo que ella contaba su historia poco a poco se acercó un niñito hermoso en friega con su andadera, él era Jhonatan, al que le dijeron que no iba a poder caminar y ahí estaba… Cuando se acercó con su mamá, en vez de quedarse paradito a su lado se puso a caminar y a dar vueltas con la ayuda de su andadera enfrente de todos, orgulloso de poder hacerlo, y me robó una sonrisa, él estaba tan contento… si le decían que se quedara sentado al lado de su hermanita a él le valía un soberano cacahuate y se iba, si le costó tanto trabajo lograrlo ¿por qué iba a quedarse quieto en lugar de aprovechar sus piernas? Fue muy lindo presenciar eso.
Dijeron también y es muy cierto, que cuando en la calle nos encontramos a alguien discapacitado nos le quedamos viendo como bichos raros, y muchas veces ellos son mucho mejores que nosotros, son más valientes, muy amables, muy sonrientes, y aprecian tanto la vida...
Después se pusieron a jugar una cosa que se llama Boccia, que sinceramente nunca entendí, son dos personas que tienen pelotas de un color diferente cada uno y la avientan para tratar de acercarla a una pelota blanca, y el que las acerca más gana, no supe cómo funciona bien, y aunque pareció fácil para ellos requiere de mucha concentración y esfuerzo, si se distraen tantito ya no les sale, y me parece genial cómo los enseñan a jugar. Y no dejaban de sorprenderme.
Y pensar que en la primaria, cuando alguien era muy burro o por simple carrilla hacíamos como que pedíamos dinero diciendo “coopera para que a fulanito lo mandemos al teletón” sin saber ni qué, incluso sé de gente grande que cuando ven a alguien con alguna enfermedad de retraso mental dicen: es que están mongolitos, o están mensitos, o cualquier tontería de esas, y la realidad es que quienes dicen esto son los tarados, porque es algo muy difícil para quien lo vive, y ese tipo de gente ignorante prefiere burlarse.
Otros muchos no era que hubieran nacido con alguna discapacidad, pero con algún accidente quedaron así, y aunque lamentan su estado y desean por lo menos hacer un movimiento simple con la pierna como cualquier otra persona, están agradecidos porque la vida les dio una segunda oportunidad.
Sin duda a partir del miércoles los admiro y respeto mucho más que antes, tanto a ellos como a quienes cuidan de ellos. Y usted, antes de llamarlos mongolitos o mochos o algún adjetivo ojete, y verlos como Dios a los conejos, chiquitos, orejones y pendejos, mejor ofrézcales una sonrisa para no hacerlos menos, y sobre todo porque a veces con una simple sonrisa les arreglas el día y les das valor para seguir adelante.
y con más ganas de vivir
+ Mi admiración y respeto,
sinceramente; una sonrisa
Por Fabiola González Ontiveros
Bueno pues ahora les vengo con que este miércoles fue el Día Mundial del Discapacitado. Y para variar no estaba yo enterada, luego ya ve usted que a cada rato están sacando fechas raras nada más para sacarle dinero a la gente, o me va a decir usted que el recientemente inventado “día del taco” es muy importante…
Esta fecha, aunque no la conocía, tampoco se me hizo mala, y me dijeron que iba a haber una conferencia en el Auditorio Morelos por parte del DIF para… pues de cierta manera festejarlo.
Así que como salí temprano de la Prepa, porque ya merito salimos y los profes nos sueltan pronto, fui a ver de qué se trataba dicha conferencia.
Les soy sincera, al momento de entrar me sentí muy extraña, ver a toda esa gente con algún problema, sin poderse mover mucho o caminando muy apenas, otros con aparatos por todos lados, y yo… completa, y medio renegando por no haber podido descansar un poco después de la escuela, yo que siempre me quejo porque me levanto muy temprano y siempre ando como zombi, ¿y qué tiene que ver esto?, pues que cuando vi a todas esas personas ahí, sonrientes y escuchando lo que los conferencistas estaban diciendo, me dio mucha tristeza.
Es muy feo darse cuenta de que nosotros, los que no tenemos ningún problema de esos, vamos por ahí caminando como la cosa más natural del mundo, o bueno… qué decir de caminando, los que son ciegos o sordos, o lo que sea. Por ejemplo hace poco me lastimé un dedo índice, fíjese nomás, un miserable dedito, lo traía vendado y así no lo podía mover mucho, en ese lapso me di cuenta de que aunque no lo notaba, hacía muchas cosas con ese dedo, y sin él me sentía una inútil, no podía hacer las cosas bien.
O les pongo otro ejemplo, aunque está raro, que cuando uno tiene gripa y tiene la nariz congestionada, cuando se alivian se da cuenta de lo bonito que es respirar bien.
Ejemplos hay miles, pero es cierto eso que dicen de que nadie experimenta en cabeza ajena, y al ver a esa gente no me explico cómo le hacen. Me hice chiquita al verme rodeada de personas con problemas, al verlos a todos tan enteros emocionalmente, aceptando lo que les tocó y aún así poner una sonrisa… Al contrario, la que se sentía rara era yo, no me imagino que haría en una situación como esa, probablemente no tendría el valor para salir adelante.
Mi abuelita tiene un problema en la cadera y por eso no puede caminar mucho, le cuesta un gran esfuerzo moverse, por eso no sale de la casa más que para lo necesario, y pues ahí anda… juega con mis gatos, con mi sobrina y se entretiene viendo la tele y discutiendo a cada rato con mi mamá, pero en su juventud caminaba a la perfección, la imagino con su taconazo arrancando suspiros de los muchachos, y creo que es una abuelita feliz.
Pero los niños que vi, sin llegar a los 10 años y caminando con ayuda de aparatos especiales, a los que bien les va, porque hay otros que los tienen que llevar en carreola porque no pueden… y es extremadamente triste ver cosas así.
Dieron el testimonio de una señora muy joven, y es señora porque está casada, porque es muy joven y ni una arruga se carga, que tiene un niño chiquito de primaria que se llama Jhonatan, al que le diagnosticaron atrofia espinal degenerativa y le dijeron que probablemente no iba a caminar nunca, pero se enteró que habían abierto un centro de rehabilitación aquí en Tepatitlán y fue a probar suerte, el DIF con mucho gusto la aceptó, y en lo que ella contaba su historia poco a poco se acercó un niñito hermoso en friega con su andadera, él era Jhonatan, al que le dijeron que no iba a poder caminar y ahí estaba… Cuando se acercó con su mamá, en vez de quedarse paradito a su lado se puso a caminar y a dar vueltas con la ayuda de su andadera enfrente de todos, orgulloso de poder hacerlo, y me robó una sonrisa, él estaba tan contento… si le decían que se quedara sentado al lado de su hermanita a él le valía un soberano cacahuate y se iba, si le costó tanto trabajo lograrlo ¿por qué iba a quedarse quieto en lugar de aprovechar sus piernas? Fue muy lindo presenciar eso.
Dijeron también y es muy cierto, que cuando en la calle nos encontramos a alguien discapacitado nos le quedamos viendo como bichos raros, y muchas veces ellos son mucho mejores que nosotros, son más valientes, muy amables, muy sonrientes, y aprecian tanto la vida...
Después se pusieron a jugar una cosa que se llama Boccia, que sinceramente nunca entendí, son dos personas que tienen pelotas de un color diferente cada uno y la avientan para tratar de acercarla a una pelota blanca, y el que las acerca más gana, no supe cómo funciona bien, y aunque pareció fácil para ellos requiere de mucha concentración y esfuerzo, si se distraen tantito ya no les sale, y me parece genial cómo los enseñan a jugar. Y no dejaban de sorprenderme.
Y pensar que en la primaria, cuando alguien era muy burro o por simple carrilla hacíamos como que pedíamos dinero diciendo “coopera para que a fulanito lo mandemos al teletón” sin saber ni qué, incluso sé de gente grande que cuando ven a alguien con alguna enfermedad de retraso mental dicen: es que están mongolitos, o están mensitos, o cualquier tontería de esas, y la realidad es que quienes dicen esto son los tarados, porque es algo muy difícil para quien lo vive, y ese tipo de gente ignorante prefiere burlarse.
Otros muchos no era que hubieran nacido con alguna discapacidad, pero con algún accidente quedaron así, y aunque lamentan su estado y desean por lo menos hacer un movimiento simple con la pierna como cualquier otra persona, están agradecidos porque la vida les dio una segunda oportunidad.
Sin duda a partir del miércoles los admiro y respeto mucho más que antes, tanto a ellos como a quienes cuidan de ellos. Y usted, antes de llamarlos mongolitos o mochos o algún adjetivo ojete, y verlos como Dios a los conejos, chiquitos, orejones y pendejos, mejor ofrézcales una sonrisa para no hacerlos menos, y sobre todo porque a veces con una simple sonrisa les arreglas el día y les das valor para seguir adelante.
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