Comunismo “vergatario”

Es sorprendente saber que todavía hay quienes quieren emplear fórmulas políticas de principios de siglo pasado y que a pesar de que fueron un fracaso hayan dejado fanatizados a miles o millones, pero bueno, de todo hay en este mundo o mejor, como dice mi suegro: “los pendejos y las hormigas nunca se acaban”.

¿Alguien habrá imaginado que un buen día sale a la calle y quiere comprar una Coca Cola porque tiene sed y se le antojó una y en la tienda le dicen que no hay y va a otra y otra más y en todas le dicen lo mismo? Pues algo así está a punto de ocurrir en la “bolivariana” república de Venezuela, donde su loco presidente está posesionado por las almas de Lenin, Stalin y Mao y anda tumbando cualquier cantidad de empresas privadas, todo porque ‘fueron creadas a la sombra del imperialismo yanqui’.

Hugo Chávez, el dictador venezolano, no está dejando ninguna empresa privada viva. Ya expropió petroleras, productoras de alimentos, cementeras, creó un teléfono celular llamado “Vergatario” (y es que el aparato va a valer pura ídem) y ahorita tiene en la mira a la empresa Coca Cola, el pretexto: que al bolivariano se le antojó un terreno que tiene esta refresquera en Caracas, terreno propiedad de la empresa, pero que Chávez decidió que ahora será del estado para “construir casas para los pobres”.

El motivo es lo de menos, porque varias empresas han tenido que irse ya de Venezuela y sólo ha bastado que no actúen como Chávez quiera para que éste los corra vilmente de su país.

Una vez expropiadas se estatizan las empresas. Me imagino que de llegar a irse la Coca entonces Chávez se pondrá a embotellar refrescos de cola y otros sabores, seguramente le pondrá de nombre “Compañía bolivariana estatal de bebidas gaseosas” o algo así, que es como les gusta a los comunistas, poner nombres rimbombantes, ridículos e inútiles a lo que se agandallan.

A la Coca le pondrán “Cola proletaria”, al Sprite “Lima-limón Bolívar”, a la Fanta “Naranja del Estado” y a la Fresca “Pomelo libertador”.

Nomás basta recordar ese afán nacionalizador de Echeverría y López Portillo y cómo le fue al país; yo estaba muy chico pero alcanzo a recordar cómo había escasez de algunos productos como la pasta de dientes y cómo eran de pésima calidad los artículos y servicios proporcionados por las empresas estatales. A Venezuela le va a pasar lo mismo y no nomás porque ya pasó aquí, solamente hay que ver los otros países que dejaron el comunismo y la calidad de las cosas que fabricaban sus industrias.

Pero bueno, allá Venezuela y pobres de sus habitantes que a ver cuánto tiempo más aguantan al demente de su mandatario; lo malo es que éste adquiere cada vez más poder y cubre más sus vulnerabilidades. Me pregunto si el Peje hubiera ganado las elecciones, sabemos que está loco, pero ¿estará igual de zafado que Chávez? López Obrador parece –nomás parece- una persona cuerda y bien intencionada cuando sale en sus anuncios y documentales donde habla de un México mejor, pero al Peje lo que lo jode es su irracionalismo y su facilidad y proclividad para hacer un desmadre por cualquier cosa.

Lo que sí es que en seis años, por muy tocado del cerebro que estuviera AMLO, no habría puesto el país de cabeza como ha hecho Chávez, pues para desarrollar un comunismo crudo y oscuro como el del sudamericano se necesitan varios años. Lo que sí es que en seis años (y con el Congreso de su lado) el Peje por lo menos ya habría creado varias de las condiciones para perpetuarse en el poder y entonces sí aplicar de fondo su doctrina comunista.

¿Qué tan comunista-socialista hubiera vuelto López Obrador a México? No lo sabemos y si me preguntan a mí, nunca hubiera querido saber y mejor nos quedamos con la duda del grado izquierdista del Peje.

Como dijo el presidente francés Nicolás Sarkozy en su visita a México, el capitalismo en realidad es bueno pero si se aplica su verdadera filosofía y no lo que hay ahora. Estoy seguro que si bien el comunismo es nefasto, el socialismo moderno creado en Europa y que se aplica en otros países no es tan perjudicial y algo debe tener de beneficioso, si no fuera porque hostiga mucho a la religión, sobre todo a la Iglesia Católica.

La muestra está en Brasil y Chile donde han progresado y hasta rebasado a México, donde alguna vez nos sentimos los líderes de Latinoamérica. En fin, antes, con un sistema político oficialmente laico y hasta ateo en algunas ocasiones, gobierno, iglesia y habitantes éramos felices y si no felices por lo menos no había tanto problema de narco ni violencia. Ahora los habitantes tal vez no seamos infelices pero tampoco vivimos tranquilamente con tanta inseguridad; el gobierno no vive feliz pues el crimen organizado lo trae jodido, la única feliz es la iglesia, por lo menos en Jalisco y Guanajuato donde vive una relación de beneficio mutuo con el PAN.