Diferentes estrategias, mismo objetivo

Por David Jáuregui

¿En qué se parecen los homosexuales, los drogadictos (entre ellos alcohólicos y fumadores), algunas sectas protestantes y los partidos políticos en tiempo de elecciones?, ¿no le da?, en que estos cuatro grupos tratan insistentemente de atraer adeptos muchas veces sin importar la forma, la insistencia, el convencimiento de lo que ellos ofrecen, el engaño, las mentiras, las falsas promesas, que lo que ellos ofrecen es lo real, lo “nice”, lo natural, lo que te beneficia, etc. quién tenga un conocido dentro de estos grupos o analice su propaganda.

Fácilmente se dará cuenta a lo que me refiero; el “gay” o lesbiana trata de convencer a los incautos o indecisos de que “salir del closet” y manifestarse es lo adecuado, que es lo mas natural y que la felicidad los espera; en el caso de los drogadictos pasa algo similar, “una no es ninguna”, “no pasa nada”, “te olvidas de tus broncas”, etc. normalmente al principio no les cuesta a los que inician, pero al poco tiempo hasta tienen que robar para mantener lo que ya se hizo dependencia, o peor aún se tienen que integrar a alguna mafia para sostener el gasto que esto implica; en el caso de algunas sectas religiosas como Testigos de Jehová, Aleluyos, y tantas otras que en los últimos años han aparecido, su labor de convencimiento casa por casa llega a la necedad, al ser personas más documentadas de la Biblia y otros libros relativos, aunque en muchas ocasiones en forma distorsionada, convencen a personas que tal vez en ese momento no se encuentran emocionalmente estables o que por algunos problemas dudan de su fe, el problema es abrirles la puerta y darles algo de tiempo porque lo que sigue es un envolvimiento de palabras que enganchan a muchos, a estas personas los preparan en aspectos sicológicos para lograr estos objetivos.

En el caso de los partidos políticos o mas bien los políticos en tiempo electoral en su gran mayoría tratan de engañar a la gente que por falta de información o por desinterés no analiza los antecedentes de estas personas, su mal desempeño en cargos anteriores, sus abusos y sus promesas incumplidas, lo único que se busca es que la gente vote por ellos sin importar el costo, al final de cuentas solo se trata de una inversión a corto plazo.

Siempre han existido homosexuales y lesbianas, Hay que respetarles sus derechos como ciudadanos, pero hoy en día es notoria la cantidad de personas que se manifiestan en las vías públicas sin ninguna consideración para todos los demás, los desfiles o “marchas gay” son un espectáculo denigrante, un dantesco y antinatural carnaval, la tolerancia mal interpretada muchas veces nos obliga a ser testigos involuntarios de esta decadencia social, tratando de no caer en los extremos, este tipo de espectáculos debería ser forzado a que estas personas lo realicen en lo privado y en lo obscurito, no a plena luz del día, sin menores de edad como testigos, los heterosexuales supongo yo que también tienen derechos, aún somos mayoría y se debería de respetar nuestro derecho de no ver en la vía pública estos espectáculos tan decadentes y molestos.

De los drogadictos y homosexuales, con muy contadas excepciones, el que es drogadicto u homosexual es por elección personal, por falta de voluntad para negarse a iniciarse en estos menesteres, por inseguridad emocional debido a familias desintegradas, malas influencias tanto de gente cercana a ellos como de algunos medios como la televisión, algunas revistas, etc. por la falta de atención de autoridades tanto de salud como judiciales que permiten y se coluden, estos últimos, con los narcos.

El darles el enfoque de enfermos en parte es correcto, pero ¿quién ofrece el tratamiento adecuado y quién carga con el costo correspondiente?, ¿la familia?, ¿la autoridad?, como regla general, salvo algunas excepciones, las familias de los drogadictos son familias desintegradas en donde la asistencia y supervisión de los hijos brilla por su ausencia, independientemente de su status socio-económico; para las autoridades en la mayoría de los casos solo son “carne de cañón” para aparentar que trabajan y en muchos casos como fuente de recursos por las extorsiones a las que son sujetos estas personas.

Para las instituciones de salud, los drogadictos solo son una carga, más de tiempo que de recursos, al no darles un seguimiento adecuado recaen, no les interesa. Pasa lo mismo que con los reclusos, en lugar de readaptarlos a la sociedad se vuelven una carga en general, mientras que no mejoremos como sociedad, gobierno y pueblo, la drogadicción va a aumentar, mientras que los medios como la televisión y otros en sus contenidos hagan ver como natural y como personajes a los que hay que imitar a dizque artistas que han sobresalido por sus excesos en el consumo de drogas, promiscuidad, homosexualidad, etc. la percepción de los jóvenes continuará hacia esa dirección.

De las sectas religiosas, al final de cuentas el daño no es tanto, independientemente de que algunas sectas en los hechos se asemejan más a mafias, con sus lideres con derechos sobre sus adeptos, derechos de toda índole, sexuales, económicos, etc. Aquí el problema se presenta en que las personas frenen o dejen sus actividades presentes, profesionales, laborales, de estudio, de familia, etc. para dedicarse de tiempo completo a ellas.

Los tiempos han cambiado y ya no se puede dejar todo a un lado para seguir a falsos profetas, representados por los jerarcas de estas sectas.
¿Usted qué piensa?

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