Hasta en el Tri hay niveles

Por Georgina González Ontiveros
Desde ESPNdeportes.com

MÉXICO -- Hay cosas que parecen lo mismo pero no lo son. No es lo mismo un disco de los Beatles que otro de los Beatles "chillout", ni es igual Led Zeppelin que los Honeydrippers o Caifanes que Jaguares. Lo mismo pasa con la selección. No es lo mismo, digamos, Cuauhtémoc Blanco que, ¿quién será bueno...? Ya, Edgar Castillo: Aunque las ganas de jugar sean las mismas y aunque la frustración por no ser llamado al Tri sea igualmente rabiosa, las cosas que cada quien haga para llamar la atención y ser tomados en cuenta por el técnico en turno serán tomados de manera distinta tanto por los mandamases del equipo como por la afición.


Por eso es que cuando Cuauhtémoc se hartó de estar en la banca del Tri pidió "renunciar" con más pena que gloria al terminar un partido, sabiendo que la afición lo vería como una injusticia contra el ídolo y pediría su regreso a gritos. En cambio el muy joven Edgar Castillo, con poco cartel y más conocido por haber perdido su pasaporte antes de un juego (o sea, por distraído) intentó una jugada parecida a la de Blanco y le salió al revés. ¿Que está cansado de (no) jugar para México y mejor buscará estar en la selección de EE UU? "Pues que le vaya bien, ¡apátrida!" le dijeron. Y esa es la versión light de lo que le dijeron.


Pocas cosas unen tanto a los mexicanos como su selección de fútbol. Aunque sea maletona, aunque esté llena de reinitas celosas unas de otras, aunque las citadas divas vean a sus seguidores como diosito a los conejos... Los mexicanos siempre están con el Tri creyendo que algún día su amor los hará cambiar para bien y si alguien pone a ese Tri en segundo plano, a menos que sea Cuauhtémoc Blanco, automáticamente se convierte en traidor.


Por eso le falló la estrategia a Edgar Castillo, porque él nunca ha sido ídolo, nunca ha sido aclamado por el público, su nombre no ha sido coreado ni aplaudido por un estadio Azteca lleno. ¿Cómo creyó Edgar que alguien lo vería con ojitos de injusticia? Si Castillo está cansado de no poder jugar, algo muy entendible, tendría que buscar otras vías, destacar más con su equipo, hacer vestidor, buscar otro representante, declarar a la prensa algo más inteligente que "fuimos los mejores pero el balón no entró..." Lo que sea menos amenazar con pasarse del lado del gran y absoluto enemigo.


Edgar al que debe pasar, pero a las filas del desempleo, es al agente que le sugirió tan fallida táctica y/o le calentó la cabeza haciéndole creer que EE UU va a llamarlo cuando ese equipo ya está encarrerado en el proceso del mundial y dejará los experimentos con elementos nuevos para otra ocasión.


Como diría Chava Flores, estimado Edgar: "fallote". Sólo Cuauhtémoc puede decir groserías, tener los modales de un microbusero, hacer un festejo ridículo cuando golea (¡pero golea!, eso es lo importante), lanzar un disco con sus canciones favoritas, enredarse con las versiones mexicanas de las Gatitas de Porcel, jugar para el imperio del norte que además nos gana en la Concafaf, renunciar al Tri y seguir siendo un ídolo. ¿Castillo? No por lo menos en diez años, ni llamándose Edgar... O Nery.


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