La conciencia cristiana y las elecciones

Por Oscar Maldonado Villalpando

Resumen del mensaje del señor obispo de Saltillo, Raúl Vera López O.P.:

Con todas y todos ustedes en mi corazón, pongo en mis palabras lo que ustedes me han confiado.

1.- En los documentos conclusivos de Medellín y Pueblo, 1968 y 1979, respectivamente, los obispos expresaron la situación: «Un sordo clamor brota de millones de personas pidiendo a sus pastores una liberación que no les llega de ninguna parte» Es el grito de un pueblo que sufre y demanda justicia, libertad, respeto a los derechos humanos fundamentales delas personas y de los pueblos. El clamor es claro, creciente, impetuoso y, en ocasiones, amenazante» Hoy nos indigna y nos duele la realidad de nuestro país que actualiza ese viejo clamor y el señalamiento hecho por los obispos hace tanto tiempo.

2.-Hemos llegado a una situación crítica y amenazante porque el pueblo se encuentra en un absoluto desamparo, sin tener a quién acudir para exigir el respeto a su dignidad. Nuestros gobernantes no escuchan y no se conmueven ante la permanente y sistemática violencia que padecen... la lista es interminable... agredidos por mafias, policías y/o militares... bandas en complicidad con autoridades locales y federales, y un muy largo y lamentable etcétera...

3.- Todo, resultado de un Estado que de manera irracional e inmoral, sirve de muralla para proteger a una minoría que se impone violentamente sobre la mayoría de los ciudadanos. Y, que en lo municipal, estatal y federal, ha dejado una estela de muertes y miedo, porque en la lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico, siempre están involucrados en el bando al que se combate, funcionarios, policías y militares, en una guerra perdida, porque no se atreven a cortarles el flujo de dinero, ni se les impide el acceso al armamento.

4.- Toda esta dramática situación amenaza con descorazonar al pueblo mexicano que ha creído, luchado y construido con sudor y sangre, los ideales de un país que se rija democráticamente. Sabedores que es la única posibilidad real que tenemos para que la voz del pueblo resuene en los corazones, las conciencias y las razones de quienes se dicen representarnos, y se posibilite crear nuevos caminos e instrumentos de participación popular; llamar a cuentas y enjuiciar a los funcionarios corruptos e incapaces de ejercer su cargo; y a exigir que, por encima de los partidos, los funcionarios, las coyunturas y los intereses, se respeten los derechos humanos de todos y de todas. Sabemos que sólo un país democrático nos permite a todas y a todos ejercer nuestro derecho a la ciudadanía, y que en este momento histórico, podemos determinar si queremos ejercerlo de manera plena y responsable o permitimos que, con nuestra usencia, hasta eso nos arrebaten.

5.- El profeta Jeremías compra, en la víspera de una catástrofe nacional, un campo. Jer. 32.

6.- Guarda el documento en un jarrón. Así él compra un trozo de futuro, confiado en la promesa del Señor. No quiere renunciar Jeremías a la posesión de su tierra, sólo así podrá reconstruir su nación.

7.- Ese pequeño campo de Jeremías es un llamado a la esperanza. Y con la misma pasión del profeta estamos llamados todos y todas las ciudadanas a tomar posesión este cinco de julio de ese nuestro campo, que llamamos Patria, País y Nación, porque nos pertenece a los y las mexicanas. Hagamos que esta esperanza apasionada guíe nuestra razón para poder soñar en un nuevo comienzo.

8.- Jeremías sabía que no se podía confiar en el Rey ni en su gobierno. Así nosotros no podemos poner nuestra esperanza en que viejos funcionarios con barniz de novedad, vayan a resolver el desastre del que ellos y ellas son responsables y que se candidatean otra vez, sólo para ser relevos de los guardianes de la muralla de la impunidad y del cinismo. Tampoco podemos poner nuestra esperanza en que solamente votando por un partido o anulando nuestro voto se limpiará un sistema democrático que se ha corrompido. Se nos agotó el tiempo, es imposible e irresponsable poner nuestra esperanza en la recomposición de un Estado fallido, con funcionarios fallidos, con candidatos que surgen de su propio sistema.

9.- Sin embargo debemos salir a votar conscientes de que es una obligación y un derecho si queremos recuperar, a fuerza de pasión y de esperanza nuestro campo. Abstenerse de votar, lo único que trae es mayor parálisis social y mayor vulnerabilidad de otros derechos. Tenemos que salir a las calles a votar, porque podemos hacer que incluso, a pesar de los gobernantes presentes y futuros, a pesar de los partidos políticos, este sea un nuevo comienzo, para lo cual, es fundamental e ineludible poner dos condiciones que nos permitan soñar y alcanzar el México que todas y todos queremos:

a) La primera es que se establezca de manera inmediata el derecho al referendum decisorio y vinculante, para que a partir de ahora, los tres niveles de gobierno, municipal, estatal y federal, sean sometidos a consulta ciudadana, para que solo las y los ciudadanos, decidamos ratificar o revocarles el mandato, y en el caso de corrupción someterlos/as a juicio.

b) La segunda: instalar a la brevedad el derecho al plebiscito, para que seamos los y las ciudadanas quienes decidamos si se aceptan o rechazan las propuestas que conciernen a la soberanía de nuestro país.

10.- Poner estas condiciones marcará el comienzo de una nueva etapa de nuestra vida política, que nos permitirá tomar en nuestras manos este campo que llamamos Patria, País y Nación. Y que nos animemos a convocar una Asamblea Constituyente el próximo 2010, en la que por vía pacífica, los y las ciudadanas nacidas en México y todas y todos los que han puesto aquí su corazón y su vida, determinemos las condiciones, leyes, normas y reglas para el establecimiento de un Estado en el que todos y todas seamos parte de él, para hacer surgir una Nación que realice en plenitud su vida, dentro de su propia identidad y cultura.

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