La crisis de la crisis



La crisis de la crisis

El Gobierno federal anunció en días pasados un recorte presupuestal para los últimos meses de este año y varios del venidero de miles de millones de pesos.

Estos miles de millones, divididos entre todos los municipios que hay en el país, sí llega a sentirse el guamazo. Ya varios ya comenzaron a llorar antes de que les peguen, diciendo que no tendrán para sueldos, aguinaldos, mucho menos para obras que ya tenían prometidas (y si perdió el partido gobernante con mayor razón). Son pretextos pero la verdad es que sí se jodieron ya la mayoría de los municipios.

La gente que no vive del gobierno podrá decir que no les importa si hay recortes a los ayuntamientos, pues no trabajan ahí ni les venden, que para ellos la crisis ya tiene un año haciendo estragos en sus bolsillos y hasta ahora han sobrevivido y planean que así sea hasta que dure la escasez de dinero.

Otros podrán afirmar que no han sentido nunca la crisis, pues su trabajo siempre les ha permitido salir adelante y hasta darse algunos lujos como viajar, comprar vehículo del año, hacer una casa, etcétera.

Pero, muchos olvidan que el gobierno es uno de los principales empleadores y consumidores a nivel nacional. Si el gobierno, en este caso el municipal, ahora tiene menos dinero o de plano ya no tiene para gastar en ciertas áreas, será resentido por mucha más gente de la que imaginamos.

Esto se puede notar con más claridad en la obra pública, por cada edificación de mediana magnitud, se emplea algunas decenas de trabajadores, contratados directamente por la autoridad o por alguna empresa privada, la cosa es que estos trabajadores por algunas semanas o meses tienen su sustento y el de sus familias asegurado, quizás aprovechen esos días para vestir a la familia, hacerle una mejora a la casa, o dar un paseo por ahí, porque después no habrá dinero y habrá que ahorrar el poco que se tenga en lo que sale otra obra por ahí.

Si el ayuntamiento, debido al recorte, decide no hacer obra en varios meses, será también varios meses en las que cientos de familias, dependientes de trabajadores que laboraban en dichas obras, no tendrá dinero para gastar. Serán meses también en que comercios y prestadores de servicios no vendan a tales familias por lo que también resentirán el recorte presupuestal.

Por otra parte, aquellos particulares que venden al gobierno, verán reducidas sus entradas; hay que recordar que los proveedores a los ayuntamientos no necesariamente son empresas grandes y con presencia a nivel estatal o nacional; hay también pequeños proveedores que sus ingresos provienen mayoritariamente de lo que les compre la autoridad.

Entonces sí, al que le había afectado levemente la crisis esta vez sí sentirá con más fuerza la escasez, ya ni se diga quienes desde hace meses ya no hallan la puerta con este fenómeno mundial.

El gordo y opulento secretario de Hacienda Carstens (esa panza no debe llenarse nomás con unos pesitos a la semana) dice desconocer que la mayoría de los municipios irán a la quiebra con el recorte -como dando a entender que son puras exageraciones y mentiras-. El imbécil de Vicente Fox fue más allá y afirmó que si los ayuntamientos iban a quebrar es porque gastan mucho (Carstens llamó exagerados y mentirosos a los alcaldes y Fox además les dijo pendejos).

El gobernador de Veracruz dijo que al Gobierno Federal se le hace fácil decir que no habrá dinero pero no quiere tocar las partidas ociosas y por ese estilo se manifestó también Marcelo Ebrard del DF.

Bueno sería deveras hacer uso de esas partidas ociosas y no nomás eso, sino bajarle también las prestaciones a los diputados federales, que reciben cupones para viajar en primera clase en avión y al final viajan en carro o clase económica para embolsarse la diferencia que se ahorran.


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