Sumario

Con el Jesús
en la boca


A Tepa todavía no llega la psicosis de la violencia. Aquí cerca sí, en Lagos de Moreno ya saben lo que es padecer a los Zetas, pero los tepatitlenses aún viven en relativa calma, aquí a los jefes policiacos aún los matan en un hospital diciendo que estaban enfermos y no a balazos, pero donde radica su servidor ya vivimos con el Jesús en la boca, no tanto en la ciudad de Xalapa pero sí a un centenar de kilómetros en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río. A la capital del Estado nos llegan sólo las amenazas de una banda criminal y de otra advirtiendo que no debemos publicar tal o cual cosa, o nos vienen a tirar la cabeza de algún decapitado de vez en cuando, pero de ahí no ha pasado.

Sin embargo el temor y la psicosis se extienden ya a lo largo y ancho de la entidad veracruzana. Le comparto una plática reciente:
"El otro día vino mi cuñado que es un militar de alto rango -nos dijo Francisco, anfitrión de una reunión que tuvimos un grupo de amigos el sábado pasado en Boca del Río-, y nos dijo que por lo menos en Veracruz la serie de ejecuciones que se están dando últimamente no son ya una guerra de narcos contra narcos, que es un comando del Ejército el que les está partiendo la madre a los distribuidores de drogas. Que para eso pusieron a ese general que está en Seguridad Pública. Cómo la ven..."

"No pues... -fue Alberto el único que contestó, él trabaja para el gobierno pero no en el área de seguridad pública- yo sí lo creo. No queda otra, si se les quiere combatir eficazmente se tienen que utilizar sus mismos métodos, lo de detenerlos y meterlos a la cárcel ya no funciona, hay que chingarlos, esto es una guerra y ni modo..."

La confidencia de Francisco al grupo de amigos, salida de su imaginación o de la realidad, se dio porque momentos antes Javier, un líder magisterial al que hacía años que no veíamos y que llegó tarde a la reunión, había preguntado dirigiéndose al que esto escribe: "¿Y tú qué sabes de las ejecuciones que se están dando en esta zona, quién contra quién o qué...?

"Ni sé nada ni quiero saber -le contesté al líder que, como la mayoría de las personas, creen que quienes nos dedicamos al periodismo lo sabemos todo, o que sabemos al menos un poco de todo-, por eso ni fui yo a la universidad a estudiar, para no saber demasiado, porque como están las cosas es muy peligroso saber demasiado. Lo que sí te puedo sugerir es que no te le pongas al brinco a nadie, si el automóvil que está adelante del tuyo no se mueve al cambiar la luz del semáforo, no le pites; si te pita el que está atrás y puedes, muévete, quítate; si mientras esperas el siga se pone a tu lado un camionetón o un coche perrón de esos caros, ni voltees a ver quién o quiénes viajan en ese vehículo..."

"Ah chingá chingá... si me quieren matar -dijo, mamoncito, el líder magisterial- nomás les digo que soy tu amigo". ¡Andale pendejo! -le contesté- para que te maten con más ganas. "No, ya en serio -corrigió-, ya hago eso que dices y más, ya estoy paranoico, tengo delirio de persecución, nomás me ando fijando, de reojo o de lejos, quién anda en otros carros para hacerme a un lado, para no estorbarles, qué vehículos desconocidos están estacionados cerca de mi casa o de la oficina cuando llego, y si veo alguno sospechoso ni llego; si me sigue alguien, si parece que me espera alguien... Ya nos tienen enfermos esos cabrones, tan a gusto que se vivía antes en Veracruz..."

Por eso fue que intervino Francisco el anfitrión, para contarnos lo que según él platicó su cuñado el militar: Que hay un grupo en el Ejército dedicado ya a matar mafiosos, y que de ese grupo es del que han salido varios de los que se encargan de la seguridad pública en algunos estados y municipios importantes; y que concretamente en Veracruz, lo que pasa en la zona conurbada no es una guerra entre dos bandas de narcos, que es el gobierno el que los está ajusticiando...

"Es que -terció Chabelo, otro amigo a quien al parecer las cervezas previas a la barbacoa y la botella de tequila que casi se había empujado él solo dizque para el desempance, le aflojaron la lengua- cómo ha proliferado esa gente (la palabra proliferado le costó trabajo pronunciarla, pero después de lograrlo se siguió de frente y ya no había manera de callarlo), ya no sabe uno ni quiénes son sus vecinos... ese cabrón que agarraron el otro día por lo del secuestro y asesinato de la hija de Nelson Vargas tenía un gimnasio ahí a dos cuadras de mi casa... cuando lo inauguró anunció en unos volantes que quién sabe cuántas cosas iban a enseñar ahí, y que seis meses gratis en el área que uno quisiera y que quién sabe cuánto más... Hasta mi vieja se entusiasmó, me dijo: mira, seis mese gratis; le dije: no, nadie da nada gratis, ha de ser de algún malandro ese gimnasio, ni te acerques. Y ahí está, era un chingao secuestrador y asesino, hasta con su trajecito de karateka se lo llevaron al wey. No no no, ya no se puede..."

Se calló Chabelo porque el chino Memo lo interrumpió, éste para decir que lo único que no encajaba en la teoría de los militares del escuadrón de la muerte, era el asesinato múltiple ocurrido tres días atrás en la colonia Chalchihuecan de Veracruz, donde mientras dormían fueron ejecutados un jefe policiaco y su esposa, y sus cuatro hijos murieron a continuación en el incendio de la vivienda que provocaron los mismos asesinos, "a esos sí los mató la mafia -dijo-, a esos no los mató el gobierno..."

"Por el contrario -intervino de nuevo Alberto-, eso confirmaría que las ejecuciones recientes no son producto de una guerra entre mafias, sino que sería el gobierno el que los está exterminando, y como venganza algún grupo criminal afectado dio muerte a esas seis personas, uno policía y los otros cinco inocentes..."

Y así la plática siguió y siguió hasta en la noche que nos despedimos, con la recomendación de todos para todos de cuidarse mucho, de no meterse en problemas, de sacarles la vuelta a los sicarios prepotentes que andan armados por la ciudad y que le disparan a quien sea si se les queda uno viendo. Es una exageración, no es para tanto, pero igual la despedida fue: "Cuídense que ya quedamos pocos como nosotros".

Media hora después me llega un mensaje de Alberto al celular diciendo: "A propósito de enchiladas, hay una balacera acá por la 21 de Abril por donde voy pasando, dicen que hay cinco heridos, ponte buzo caperuzo".

Y sí, me enteré de los detalles al día siguiente. "Pánico en la 21 de Abril", decía el periódico Imagen. "Los agresores viajaban a bordo de tres vehículos". "Cinco personas fueron heridas a balazos". "Elementos del Ejército Mexicano y de la Policía Intermunicipal acordonaron la zona".

En la calle 2, entre Carlos Cruz y Juan Soto, encontraron (los policías) una motocicleta tirada sobre el asfalto y a escasos metros a un joven boca abajo con una herida de bala en una pierna... A la mitad de la cuadra, en un andador estaba otra persona tirada boca arriba con sangre en el pecho, éste presentaba por lo menos tres disparos... Como a diez metros del lugar había un joven que tenía un disparo en una pierna y otro en un brazo... También resultó herido un joven con sólo un rozón de bala en el brazo izquierdo... Y finalmente en la calle 2 y Juan Soto, en la sala de un domicilio estaba otra persona más con varios impactos de bala.

Eso decía la nota. O sea que los pistoleros pasaron en tres vehículos disparándole a todo mundo o qué... ¿o estaban en grupo todos los heridos o qué pasó?

"Quieren realizar una campaña de terror, su meta es romper la voluntad del pueblo mexicano", dijo a Reforma Ralph Reyes, jefe de la oficina de la DEA para la sección México y Estados Unidos. Según esa agencia "los cárteles de la droga en México han arreciado sus ataques contra las autoridades (como en el caso de la colonia Chalchihuecan en el Puerto de Veracruz) porque están desesperados ante las acciones del gobierno federal".

Tal vez... lo cierto es que esto de sembrar el terror ya lo están logrando. O por lo menos esa es la impresión que tienen en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río. Eso fue lo que vi el pasado fin de semana.

Disfruten a Tepa y a Valle, a Cañadas, Acatic, Jalos, Mexticacán, San Miguel, Arandas... Disfruten su tierra ahora que pueden. Porque ahí viene el coco y asustará.

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