¡Feliz días de las madres!

Por el padre Miguel Ángel
padre.miguel.angel@hotmail.com

Cierto día un niño se arrodilló y le preguntó a Dios.
“Dios, ¿Por qué lloran tan fácilmente las mujeres? “Y Dios le dijo:
“Cuando hice a la mujer tenía que ser algo especial: hice sus hombros los suficientemente fuertes como para cargar el peso del mundo entero, pero a la misma vez lo suficientemente suave para confortar”
* “Le di una inmensa fuerza interior para que pudiera soportar el dar a luz y hasta el rechazo que muchas veces proviene de sus propios hijos”.
* “Le di una dureza que le permite seguir adelante y cuidar a su familia a pesar de las enfermedades y la fatiga y sin quejarse aún cuando otros se rinden”.
* “Le di la sensibilidad para amar a un niño bajo cualquier circunstancia, aún cuando su niño la haya lastimado mucho”.
* “Esa misma sensibilidad que hace cualquier tristeza, llanto o dolor del niño desaparezca y que le hace compartir las ansiedades y miedos de la adolescencia”.
* “Le di la fuerza suficiente para que pudiera perdonar a su esposo de sus falta y la moldeé de una de sus costillas para que ella pudiera cuidar de su corazón”.
* “Le di sabiduría para saber que una buena esposa nunca lastimaría a su esposo, y a veces le pongo pruebas para medir su fuerza y su determinación para mantenerse a su lado a pesar de todo”.
* “Le di las lágrimas y son de ella exclusivamente para usarlas cuando las necesite. Es su única debilidad…una lágrima por la humanidad”.
Le doy gracias a DIOS por haber creado a la mujer.
Si es la novia, es sinónimo de alegría; si es esposa, es un ansiado anhelo y cuando esa mujer se llama Madre… ¡Es el CIELO!
Una gran santa les decía un grupo de mamás.
“Siempre ten presente que la piel se arruga, el pelo se vuelve blanco, los días se convierten en años…pero lo importante no cambia, tu fuerza y tu convicción no tienen edad.
Tu espíritu es el plumero de cualquier tela de araña.
Detrás de cada línea de llegada, hay una partida.
Detrás de cada logro, hay otro desafío.
Mientras estés viva, siéntete viva.
Si extrañas lo que hacías, vuelve a hacerlo.
No vivas de fotos amarillas…
Sigue adelante aunque todos esperes que abandones tu objetivo.
No dejes que se oxide el hierro que hay en ti.
Haz que en vez de lástima, te tengan respeto.
Cuando por los años no puedas correr, trota; cuando no puedas trotar, camina; cuando no puedas caminar, usa el bastón. Pero ¡nunca te detengas!

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