+ Autoridades deciden abatir a 48 bestias,
tras justificar que “no eran el típico gato”.
Milenio.- Los alrededores de un pueblo en el norte de Estados Unidos fueron ayer escenario de un extraño safari tras la fuga de 56 animales salvajes, incluyendo leones, tigres y osos, liberados de una exótica granja por su dueño, quien luego se suicidó.
Policías armados con fusiles de asalto mataron a la mayoría de estos animales sueltos cerca de la ciudad de Zanesville, Ohio (norte).
De las 56 fieras liberadas, 48 fueron abatidas por los agentes, que intentaron mantenerlas alejadas de las casas y comercios cercanos.
El incidente comenzó el martes pasado, cuando la policía del condado de Muskingum comenzó a recibir llamadas desesperadas de gente que había visto animales salvajes merodeando por la zona.
“Me enteré anoche de que Terry Thompson, el dueño de esta reserva, había abierto las jaulas de los animales antes de pegarse un tiro”, informó el alcalde de la ciudad de Zanesville, Howard Zwelling, a la cadena CNN. Según Zwelling, hasta anoche sólo restaba capturar a un mono y a un lobo, tras sacrificarse desde el martes decenas de animales, entre ellos un lobo, seis osos negros, dos osos grises, 17 leones, un oso de montaña, 18 tigres de Bengala y un mandril.
Es una “tragedia” que haya habido que matar tigres de Bengala, una especie en peligro de extinción, “pero si tuvieran 18 tigres libres en sus vecindarios ustedes no hubieran querido ver qué pasaba”, afirmó Jack Hanna, director emérito del zoológico de Columbus, que ayudó en la cacería.
“Cuando llegamos al lugar la noche (del martes) había animales que ya habían cruzado la valla de la propiedad a lo largo de la carretera”, dijo el comisario Matt Lutz en rueda de prensa. “La noche estaba cayendo, no se podía correr el riesgo de dejar a estas bestias circulando libremente”, argumentó. “No estamos hablando del típico gato o perro de una casa. Eran tigres de Bengala de 150 kilos”, dijo Lutz.
Un oso gris, tres leopardos y dos monos fueron capturados con vida y llevados al zoo.
El propietario de la finca, Terry Thompson, de 62 años, había sido liberado de una prisión federal hace tres semanas tras haber cumplido una condena de un año por cargos de porte ilegal de armas de fuego, informó la policía.
Según un diario local, el Columbus Dispatch, los agentes del FBI allanaron la finca en junio de 2008, donde incautaron más de 100 armas de fuego, y el fallecido Thompson ya había pagado multas por dejar a sus animales sueltos. Las autoridades no habían informado los detalles de la muerte de Thompson.
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