Uno de los mártires de San Diego de Alejandría


+ Padre Pablo García,
   Encarnación de Díaz

Por Oscar Maldonado Villalpando

Eran los tiempos de la Cristera, el 20 de noviembre de 1927 se realizó un combate en las inmediaciones de San Miguel el Alto, en la Mesa de San Juan de Dios, ahí andaba la gente de San Diego, San Migel, Jalpa y San Julián, especialmente Victoriano Ramírez el Catorce. Las fuerzas cristeras hubieron de retirarse ordenadamente, pero ahí no pudo abandonar el lugar el capitán Severiano Soto, de San Diego, y murió luchando, eran las fuerzas del General Antonio Leal.

En la fiesta de la
Virgen de Guadalupe

El P. Pablo había nacido en San Diego de Alejandría y bautizado el 16 de enero de 1876, su papá Néstor García y su mamá, Ma. del Refugio Hernández. Fue ordenado el 17 de septiembre de 1899 al lado de San Cristóbal Magallanes, en el templo de Santa Teresa por el Señor Obispo de Colima don Atenógenes Silva, era el tiempo en que había fallecido el gran arzobispo don Pedro Loza y Pardavé.
Su primer destino fue Encarnación de Díaz, luego fue destinado como capellán a las comunidades de Santa María de En medio y Santa María Transpontina, fue entonces cuando sobrevino la persecución en 1927. El Padre Pablo no se retiró de sus fieles cuando se suspendieron los cultos en 1926, se quedó entre “las patas de los caballos” Las personas lo protegían le avisaban cuando había presencia de federales y él se ocultaba en lugares apropiados.
El General Antonio Leal venía con sed de sangre, con el propósito de hacer sufrir a las gentes, con especial violencia contra los sacerdotes, así lo había hecho con el Padre Pedro Esqueda en San Juan. A este sacerdote lo hizo pasar por un dolorosísimo Calvario.
El día 12 de diciembre de 1927, Leal llegó a Santa María y se dedicó a buscar al Padre Pablo a quien apresó ese día tan significativo, en la fiesta de la Virgen de Guadalupe. Fueron 11 días de tremendo martirió, comentan que el Padre prisionero fue muy maltratado, golpeado, herido. Finalmente el día 23 de diciembre de 1927, fue asesinado en la estación Castro.
El cariño del pueblo católico no olvida este acontecimiento, la tumba del Padre Pablo en Encarnación es coronada con numerosos recuerdos y milagros, las personas creyentes lo consideran como “santo”, alguien que está cerca de Dios y que en su vida dio un ejemplo de gran valor. Éste sí es un verdadero discípulo misionero.  El Padre Pablo nos mostró una estrecha relación con Jesucristo: El P. Pablo supo descubrir, seguir y trasmitir a Cristo. Con toda generosidad entregó su vida por la fe. 

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