Panorama de Arandas


Cuaresma para reflexionar

Por Rubén Arias Barajas

Vaya para Ustedes el saludo semanal de costumbre

No sé Usted amigo lector, pero a mi me da la impresión de que se ha desvirtuado mucho lo relativo a la Cuaresma y su significado, atreviéndome a decir que no faltará quien probablemente ni siquiera sepa lo que significa la Cuaresma y el propósito de la misma.
No hace mucho que ha pasado Navidad y uno ve con tristeza que las nuevas generaciones aprovechan lo que es la fecha que se conmemora la venida de Cristo al mundo, para vacacionar y viajar festejando los días inhábiles que el período vacacional concede, pero probablemente sin detenerse ni siquiera un minuto a reflexionar respecto de la trascendencia de la venida del Hijo de Dios a nuestro mundo.
De igual manera pasa con la Cuaresma, pues mucha gente solamente está esperando la llegada de las semanas Santa y de Pascua para irse a divertir a la playa, a viajar a otras latitudes o ya de perdida a pasarse unos días de festejo en el rancho propio o de algún amigo.
No hace mucho tiempo yo recuerdo que se acostumbraba no escuchar música por esos días, el ayuno se respetaba y qué esperanzas de comer carne, por supuesto que era una prohibición que casi todo mundo respetaba. El ambiente que se respiraba en casa, era de meditación, de austeridad y se hablaba de los sufrimientos que por nosotros había pasado Jesucrito en su pasión y muerte. Vaya, había personas, un poco tiempo más atrás, que no se bañaban ni andaban a caballo, lo cual me parece que si era un poco exagerado.
Pero lo medular de lo que quiero destacar, es que los seres humanos tenemos dos tipos de freno. Uno es el legal, la Ley que nos impone deberes y derechos. Que si violamos las normas de los primeros, nos impone un castigo en forma de multa económica o bien nos puede hacer perder por determinado tiempo, dependiendo de la gravedad de la falta, nuestra preciada libertad.
El otro freno, es el moral. Tiene que ver con los valores que se supone nos fueron inculcados por la familia, por los Maestros en la Escuela y por los Sacerdotes Católicos. Unidos como un solo, abrevábamos del conocimiento y se nos resaltaba la importancia de la posesión de valores como la ética, el respeto, la disciplina, la honestidad destacando merecidamente a quien tenía  éstas cualidades y se le consideraba un hombre respetable, una persona de bien.
Ahora se han tergiversado tanto los valores que no es raro escuchar comentarios, a mi me ha pasado, de personas que opinando respecto de una de esas ya raras personas honorables, se le cátalogue como un tonto porque económicamente está amolado al haber desperdiciado de haber trabajado mucho tiempo en determinado lugar donde podía robar y no lo hizo.
En cambio, también se escucha catalogar a alguien como “muy vivo” porque supo aprovechar las oportunidades y robó o transeó a alguien y se hizo de dinero.
O sea que ahora el honorable es catalogado como pendejo. Y el ladrón, como alguien muy listo. Cómo es que el mundo puede funcionar bien cuando los valores se han alterado de ésta manera?. Cómo pedirles a los jóvenes una conducta apegada a la moral y al derecho cuando los ejemplos en la calle muchas veces con contrarios a la misma?.
Por eso estamos como estamos diría aquella famosa canción de Los Apson. Y lo peor es que no se ve cómo pueda componerse tal percepción.
Ojalá que ésta cuaresma nos sirva para asomarnos un poco dentro de nosotros y de nuestras familias para darle el verdadero valor que las cosas tienen y llamar a las mismas por su verdadero nombre.

Nos leeremos en la próxima entrega.

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