Salió a vender aguacates y ya no volvió con vida


Elpidio, de 9 años, en Acatic

+ Fue hallado su cuerpo tres días después; vivía
   en en un entorno familiar de pobreza y delitos

Elpidio Vega Hernández, de apenas 9 años de edad, por juntar unos pesos más de los que obtenía reciclando latas y botellas al lado de su madre, habría decidido aceptar el ofrecimiento que le hicieron unos desconocidos para vender aguacates dentro del municipio de Acatic, en Los Altos de Jalisco, por lo que el pasado miércoles salió de su casa a vender el fruto por las calles del pueblo y esa fue la última vez que fue visto con vida el menor.
Ya no volvió a su casa y tampoco fue a la escuela; el jueves fue reportado como desaparecido y el sábado por la madrugada apareció sin vida.
A un kilómetro y medio de donde vivía con su mamá y hermanos en las afueras de Acatic, fue encontrado el cuerpo del menor, en medio de un potrero; tenía un impacto de bala en el cuerpo y huellas de haber sido arrastrado su cuerpo.
En la mano llevaba una bolsa, la que las autoridades afirmaron que se trataba de tonsol, una sustancia a la que sería adicto, mientras que allegados aseguran que llevaba varios aguacates que ofrecía en venta.
Vecinos refieren que Elpidio era un niño como cualquier otro, que todos los días iba a la escuela cruzando el potrero donde este sábado aparecería muerto. Por las tardes ayudaba a su madre en la recolección de latas y botellas de la basura, para comprar un poco de comida, pues la situación económica familiar era precaria.
A pesar de que se manejó la versión que pudo haber muerto de forma accidental, la mayoría de los que conocían a Elpidio no creen que haya sido así, sin embargo no sospechan de nadie en particular, pues a su corta edad, no le conocían ningún tipo de conflictos.
Una tía del menor, abordada a unos metros de donde se localizó el cuerpo sin vida del menor, narra el difícil entorno familiar del ahora fallecido, pues su padre tiene más de un año en el penal de Puente Grande, por posesión de armas y drogas, sin embargo aún no se le dicta una sentencia. La mujer afirma que el progenitor todavía no está enterado de la muerte de su hijo.
La familiar va más allá, señala que antes de ser encarcelado, el hombre con su familia vivía en un rancho, pero un día encontraron el pastizal totalmente quemado y con una nota amenazante en uno de los árboles; a raíz de eso decidieron irse a vivir a la cabecera municipal y semanas después el sujeto fue detenido y llevado a prisión.
No todos los hermanos de Elpidio habría escogido el camino de ganarse la vida por medio del trabajo, pues uno de ellos, de 13 años y según su tía, era conocido por robar a las casas y quizás alguien por ahí habría querido vengarse y la emprendieron contra el ahora occiso.
El cuerpo del menor aún no es entregado a los familiares y permanece en la morgue de Tepatitlán, pero cuando llegue a Acatic, pedirán a la funeraria que mantenga sellado el cajón, para no ver a Elpidio sin vida a través del cristal y cause una impresión aún más fuerte a sus conocidos.
Policías municipales de Acatic mantienen una vigilancia constante del lugar donde fue hallado el cuerpo, para "ver quién llega a la zona del crimen e interrogarlo".

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