Con el agua encima

+ Temporal, nuestra
   tierra y tradiciones

Por Oscar Maldonado Villalpando 

Decires de nuestra gente, expresiones que parecer jalar toda una época hacia nosotros, quizá solo un consuelo, una añoranza. “Ese año yo agarre yunta” Andábamos con el agua encima, como al “Filo del agua”, cuando el mundo del campo se conmociona. Cada vez menos personas entenderán ese lenguaje que evoca lo que cada quien vivió, porque nuestro mundo lleva su camino, cuya dirección y meta no acertamos a precisar.
 Aquella experiencia nos une, nos hace entender un lenguaje, un sentimiento, así las canciones, así los poemas; no sabemos hasta donde, pero así afirma el poeta.

¡Y tu cielo nupcial, que cuando truena,
de deleites frenéticos nos llena!

Trueno de nuestras nubes, que nos baña
de locura, enloquece a la montaña,
requiebra a la mujer, sana al lunático,
incorpora a los muertos, pide el Viático,
y al fin derrumba las madererías de Dios,
sobre las tierras labrantías.
Trueno del temporal: oigo en tus quejas
crujir los esqueletos en parejas;
oigo lo que se fue, lo que aún no toco,
y a la hora actual con su vientre de coco.
Y oigo en el brinco de tu ida y venida,
¡oh trueno, la ruleta de mi vida!
(Suave Patria. R. López Velarde)

Sentimiento que parece ser hecho para nuestra tierra, nuestra tierra que así desea la lluvia, que así la siente. Porque este tiempo del temporal “era” el momento en que la mano de la Divina Providencia se abría con abundancia para sus hijos, para nosotros. Estas tierra menesterosas, estas tierras lánguidas pero al mismo tiempo agradecidas, que con tan poco agua, se apresuran, en este tiempo, para repartir los dones abundantes de Dios.
Cuentan y dicen, que las familias tenían durante el año lo que en este tiempo lograban guardar para su sustento. Llegará el momento, seguramente, en que todo cambie. En que el sustento de la humanidad habrá que pedirlo a los organismos internacionales, a los grandes grupos de países desarrollados.
Aparentemente ahora la producción moderna lleva al mercado “Todo” y de todo, todo hay… pero quizá no toda persona tenga acceso a ello.

En fin, ahí viene el día de San Juan y no acaba la esperanza y no muere la tradición de que es día de lluvia, intensificación del temporal, que nuestro pueblo sigue esperando del cielo. Se acerca el día de San Pedro y San Pablo. Pedro el que tiene las llaves del cielo, el que manda o retine la lluvia. Las flores están tras la puerta para salir a pasear por nuestros campos y embellecer el monte y nuestros llanos. Y estarán de nuevo con nosotros porque el Señor de estas tierra nos manda su bendición a manos llenas. 

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