Mensaje de los Obispos
Por Oscar Maldonado Villalpando
Este importante organismo de los Obispos
de México ilumina con este mensaje el importante acontecimiento que se ha
vivido en estos en el campo de la educación. El regreso a clases. Es a la vez
una palabra de aliento para continuar en la tarea educativa.
El lunes 19 de agosto, millones de
estudiantes y profesores regresan a clases ¡retoman la gran aventura del
conocimiento! “Todos… desean saber”[1], exclamaba Aristóteles (384-322 a.C.)?
Queremos saber porque somos conscientes de que de eso depende el comprendernos
a nosotros mismos y a los demás, saber cómo relacionarnos adecuadamente con
todo, y como dirigirnos hacia nuestra plena y definitiva realización.
La realidad es lo que es “lo
que es”[2], decía san Agustín. Conocer la verdad es captar el
ser de ese algo, como enseña, santo Tomás de Aquino (1224-1274)[3]. Sin la
verdad, explica el Papa Francisco, “no se puede subsistir, no se va adelante”
(n. 24).
Para conocer la totalidad de lo
real y no sólo su dimensión material y temporal, Dios ofrece a nuestra
inteligencia el don de la fe. “La fe y la razón –decía Juan
Pablo II– son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva
hacia la contemplación de la verdad”[4].
Así lo reconoce el científico
Francis S. Collins (1950- ): “los principios de la fe son… complementarios a
los principios de la ciencia… no existe ningún conflicto entre ser un
científico riguroso y una persona que cree en un Dios que tiene un interés
particular en cada uno de nosotros”[5].
Es importante que en la aventura
del conocimiento comprendamos esto, para no dejarnos limitar por visiones
superficiales, reduccionistas y utilitaristas de la realidad, de la ciencia o
de la persona, que hacen de la técnica la prioridad y de la persona un simple
objeto de placer, de producción o de consumo, condenándonos, tarde o temprano,
a la soledad, el sinsentido y la desesperanza.
La verdadera educación debe ir más
allá, debe partir del pasado, formar en el presente y dirigirse al futuro. Por
eso, el Concilio Vaticano II afirma que la verdadera educación debe proponerse,
“la formación de la persona humana en orden a su fin último”[6].
De ahí que el Papa Benedicto XVI
dijera: “…los jóvenes necesitan auténticos maestros; personas abiertas a la
verdad total en las diferentes ramas del saber… personas convencidas… de la
capacidad humana de avanzar en el camino hacia la verdad… la enseñanza… es…
formación de jóvenes… en quienes deben suscitar esa sed de verdad que poseen en
lo profundo y ese afán de superación”[7].
Aprovechemos este tiempo de
estudios! Guiados por los maestros y apoyados por la familia, los compañeros y
los amigos, procuremos conocer cada vez mejor y más profundamente la realidad,
para que, conociendo la verdad, podamos elegir con libertad lo que nos permite
irnos desarrollando integralmente, y que nos hace protagonistas de un auténtico
progreso que abarque a todas las personas, poniendo a su servicio la ciencia,
la técnica, la cultura, el arte, el derecho, la política, la economía, el
deporte, la recreación y el descanso, hasta alcanzar una vida plena sin ocaso.
José Francisco, Cardenal, Robles Ortega
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