Renovación y actualización


Por Oscar Maldonado Villalpando

Este Jueves Santo, 17 de abril de 2014, se llevó a cabo la celebración de la Misa Crismal en la catedral de Guadalajara, presidida por el señor Arzobispo don J. Francisco Robles, en ella son requeridos, de manera muy especial, todos los sacerdotes.

Son dos los grandes motivos de esta celebración, la bendición de los óleos para los sacramentos en todo el territorio diocesano, y por otra parte, la renovación del compromiso sacerdotal solemne y públicamente.

Fresca aún la mañana, las campanas se echaron a vuelo desde las 9:30. A las diez de la mañana, estando ya llenos los lugares de toda la catedral, el órgano dejó escapar sus acordes anunciando la apertura de tan solemne acto, por la puerta mayor enfiló la gran comitiva, en la que solo formaban los sacerdotes elegidos para esta ocasión, el grupo numeroso de sacerdotes que cumplen 25 años de ordenados, que fueron más de veinte, los sacerdotes que cumplen 50 años, y los que cumplen 60, que fueron unos seis. Además los sacerdotes que por oficio deben estar junto al Arzobispo, monseñores y canónigos. Se puede mencionar al Señor Arzobispo, emérito de León, d. J. Octavio Guadalupe Martín Rábago, los auxiliares Miguel Romano y Leopoldo González.

El Señor Arzobispo avanzaba pausadamente pues tuvo la atención de ir saludando de mano a los sacerdotes mientras caminaba hacia el altar. Luego se dieron los nombres de los festejados. El Señor Cardenal los felicitó y les deseó lo mejor. Luego se fue desarrollando la celebración con mucha solemnidad. Un gran número de diáconos prestaban el servicio de llevar las ánforas de los aceites para ser perfumados y bendecidos.

El Arzobispo fue haciendo las oraciones, los signos sobre estos elementos de la naturaleza a fin de que fueran portadores de sacramentos salvadores. En su mensaje el Pastor tomó como base el  binomio Consagración y envío. Todo ministro es elegido y consagrado por Dios para ser enviado a la misión. Y este tiempo, esta Pascua es la oportunidad de cobrar la identidad, de reforzar la esencia, de refrescar la misión encomendada por el Señor.

Esta propuesta del Pastor fue asumida por todo el Presbiterio y contestaron positivamente, sí prometo. Sí quiero.

Antes de los misterios de Semana Santa, los sacerdotes son llamados a renovarse a sí mismos. Antes de motivar a los fieles, ellos mismos son llamados a la conversión.


Así se realizó esta gran celebración que hace renacer esperanzas para esta Iglesia local. 

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