Satanismo



Yo no sé si existe el diablo (demonio, Satanás, Lucifer o como le llamen), mis creencias religiosas tienen que ver más con la razón que con la fe, aquella me dice que debe existir un ser supremo creador del universo (no creo en la teoría de la evolución); y ésta, la fe, me ha resuelto varios problemas y me ha movido a no joder al prójimo y, si puedo, a echarle una mano a éste cuando lo veo en apuros.

Si existe (y ya dije que creo que existe), Dios no puede tratarnos igual a don Carlos Slim y a mí después de esta vida, Él se la ha pasado robando y yo trabajando como burro; y si no existe, cómo se va a reír de mí el dueño de Telmex, de Telcel, de Dish, de Sanbornos, de Inbursa y de tantas marcas y empresas. Pero ¿y si sí…?

Y bueno, si existe Dios tal vez exista también el diablo, no lo sé; como dicen los ateos, a lo mejor somos los humanos quienes hemos inventado a Dios y por lo tanto al demonio. Lo que sí es un cuento, para mí, es todo el Antiguo Testamento de la Biblia, no le creo ni madres. En alguna ocasión me tocó estar frente a un sacerdote católico, mesa de por medio, en una comida durante la inauguración de una fábrica tequilera, y le pregunté si él creía realmente en la historia del paraíso y de Adán y Eva, y me contestó sin pensarlo ni un instante: “Esas son puras mamadas” (de acuerdo), “lo que pasa es que cada pueblo, cada civilización ha tratado de explicarse el origen de la humanidad de acuerdo a su cultura y sus circunstancias, a su momento histórico, sus tradiciones, y los judíos se lo explicaron así, con la creación del hombre a imagen y semejanza de Dios, pero esas son mamadas, ni la religión ni la ciencia han podido explicar hasta ahora el origen de la humanidad”.

Pero a mí la razón y la lógica me dicen que existe un ser supremo (llámese Dios, Alá, Jehová…) creador de todo lo que existe en la naturaleza, del hombre (y la mujer), los animales, las plantas, los ríos, los mares, todo; y que tal vez exista la parte contraria, el mal, el diablo (si no, no habría tanta crueldad, en días pasados se encontraron algunas fosas clandestinas en el sur de Veracruz, en las que había 31 cadáveres de personas asesinadas, y varios de los cuerpos estaban cortados en pedazos y algunos decapitados), pero no lo sé..

El que cree saberlo es el señor cura Luis Lagunes Hernández, de San Juan Evangelista (en el sur de Veracruz también), quien le atribuye a un supuesto culto satánico el suicidio de cuatro jóvenes, casi niños, en esa población.

Dice que todo empezó en la comunidad de Cartagena, a unos 10 minutos de la cabecera municipal, “donde hicieron una ermita para adorar al maligno”, que los promotores de esa fe diabólica son gente con poder en la citada comunidad, y que se trata (los suicidios) de un pacto con la muerte y con el diablo, en el que prometieron ofrecer víctimas en un ritual satánico. Que el primer suicida le dijo a un amigo que se mataría, y que después él hiciera lo mismo hasta llegar a un determinado número de muertes (número que se ignora, por lo que podría haber más víctimas, por lo pronto ya se suicidaron cuatro). Que el enlace entre los adoradores del diablo fue el teléfono celular.

Dijo más, que el joven Hugo Orlando Montero Alemán, de 15 años de edad, antes de suicidarse fue a confesarse con Él y le advirtió acerca de lo que haría, pero que Él no pudo hacer nada para evitarlo. Mal hecho, algo debió hacer el sacerdote aún sin violar el llamado secreto de confesión, por lo menos hablar con los padres del muchacho y ponerlos sobre aviso en el sentido de que éste andaba muy deprimido, que vieran qué le pasaba y lo vigilaran… También dice, no sé si esto sea producto de su fantasía, que tras de los suicidios algunos jóvenes han expresado que ven una sombra por la noche, que ya no duermen, que están perdiendo el sueño y el apetito; y que la psicosis se incrementó luego del segundo suicidio, cuando al cuerpo del mencionado joven lo llevaron como en un desfile festivo, con música, hasta la escuela secundaria donde estudiaba; esto lo vio una niña, que dijo que a ella le gustaría recibir un homenaje igual, y fue la tercera persona que se suicidó.

Ya se llevó a cabo una manifestación en San Juan Evangelista, en la que participaron unas ochocientas personas diciendo “No al suicidio, sí a la vida”,  quienes pidieron al alcalde Abel Vázquez González espacios deportivos para los jóvenes, para contrarrestar esto que está pasando, pero éste los regañó y les dijo que ellos tienen la culpa porque se dedican sólo a trabajar y descuidan a sus hijos.

Cierto o no lo de la influencia diabólica, lo cierto es que se han suicidado cuatro menores en menos de un mes en San Juan Evangelista; que el sacerdote pudo haber hecho algo para tratar de evitar la muerte de uno de ellos y no lo hizo; y que el internet, las redes sociales, parecen estar siendo el instrumento perfecto para comunicarse tanto lo bueno como lo malo entre los jóvenes.

Si alguna fuerza maligna (si la hubiera) está aprovechando también este instrumento, no lo sé. Se habla de que antes de dichos sucesos, los jóvenes que murieron y otros estuvieron jugando con la famosa ouija, o güija, un tablero con letras y números que supuestamente sirve para comunicarse con los espíritus.

Verdad o mentira, ahí están lo que dice el párroco del pueblo y los hechos: el extraño suicidio de cuatro menores de edad en un lapso relativamente pequeño y en una misma comunidad del sur de Veracruz. Satanismo o no, a mí no me gustaría toparme con ese cabrón. Ya croniqué, reseñé con detalle un exorcismo en alguna ocasión (ver El Sur ¡Aléjate Satanás!), y dije que se me pusieron los pelos de punta de ver y oír cosas tan extrañas. Ahí muere, si existe o no prefiero no averiguarlo.

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