Mátenlos en caliente



Cambio de estrategia. No más presos, no más alimentar y engordar a delincuentes del crimen organizado, para quienes la cárcel es sólo un centro vacacional donde perfeccionan sus técnicas, aprenden nuevas mañas, desde donde siguen amenazando y extorsionando a la gente y organizando secuestros, y de la que salen más perros para seguir fastidiando con más ganas a la sociedad. Parece que eso se acabó en Veracruz el estado en el que vivo (y en otras partes del país). Salen más baratas las balas que mantener en la prisión a esos desgraciados.

¿Qué tan legal es darles muerte (abatirlos dice el gobierno) al toparse con ellos durante un “enfrentamiento”, real o supuesto?, supongo que ni mucho ni poco, simplemente no es legal. ¿Qué tan justo es?, creo que casi todos estamos de acuerdo en que es eso lo que se debe hacer, exterminarlos si fuera posible. El problema es que justicia y legalidad no son lo mismo, lo justo no siempre es legal y viceversa. Sin embargo y por lo pronto la orden parece ser: “Mátenlos en caliente”. Y los están matando…

Lo dijo el gobernador Javier Duarte en dos ocasiones, la primera hace algunas semanas cuando advirtió públicamente: “En Veracruz los delincuentes serán enfrentados y aprehendidos, y si se resisten serán abatidos (es decir, los mataremos)”, creo que no debió decir eso, pero quién soy yo para decirle al Gobernador lo que debe decir o lo que no, pudo haberlo ordenado, tal vez, pero no reconocerlo o advertirlo públicamente. Y más recientemente, el martes de la semana dijo en el norte del Estado, luego de una reunión con mandos militares y navales, que “con la aprehensión, abatimiento (muerte) y desarticulación de células del crimen organizado, Veracruz le está dando la batalla a éste y recuperando espacios”.

Y sí, los acontecimientos recientes parecen confirmar que esa es la orden: No más presos, hay que acabar con ellos. Hace dos semanas la Policía del Estado persiguió en las afueras de la capital Xalapa a dos delincuentes, presuntos secuestradores, y al “agredir” éstos a los elementos de Seguridad Pública, fueron abatidos a balazos. Milagrosamente la persona que llevaban secuestrada no resultó herida, sino rescatada por la autoridad. No sé si en realidad los malandros agredieron a la policía (siempre dicen eso los boletines), ni sé cómo fue que al secuestrado no le tocó ni un rasguño en el enfrentamiento, lo que se sabe con certeza es que a los dos delincuentes los mandaron pa’l otro barrio, les dieron piso, los abatieron.

Ese mismo día les marcaron el alto a otros dos delincuentes que viajaban en un auto recién reportado como robado, esto en un camino vecinal de un municipio vecino de Alto Lucero, no se detuvieron, “agredieron” a la policía y fueron abatidos. Y más recientemente, la semana pasada la Policía del Estado se encontró (qué casualidad) con un auto que salía de un rancho, propiedad de las hijas del asesinado cacique del sur Cirilo Vázquez Lagunes, en el municipio de San Juan Evangelista, cuyo conductor al verlos se echó en reversa, los policías lo siguieron, le dieron alcance, “fueron agredidos” y se abatió a los tres delincuentes que viajaban en el auto.

La agencia norteamericana de noticias AP publicó que las 22 personas que fueron abatidas en una bodega en el Estado de México, en un supuesto enfrentamiento con soldados del Ejército, en realidad fueron fusiladas, o algunas de ellas al menos, había impactos de bala y sangre a su alrededor en la pared, a la altura del pecho de una persona. O sea que ésta parece ser la nueva estrategia: ¡Piso! ¡Mátenlos en caliente!

Hay un antecedente histórico: Cuando en junio de 1879 un grupo de lerdistas armados llegaron del extranjero al Puerto de Veracruz en el buque Libertad (eran unos 500 soldados que comenzaron el ataque con la intención de reinstalar a Sebastián Lerdo de Tejada en la Presidencia de la República), el entonces gobernador militar del Estado, Luis Mier y Terán simplemente comisionó a una brigada que pudo detener rápidamente ese levantamiento y aprehender a los sublevados.

Mier y Terán le comunicó la situación a Porfirio Díaz, era su deber como gobernador y porque además el hijo mayor del Presidente se encontraba en Veracruz, tras de lo cual el dictador Díaz le envió un mensaje cifrado al gobernador Mier, que al ser leído reveló la orden del presidente: "Mátalos en caliente". De inmediato Mier y Terán cumplió la orden y la frase se volvió famosa.

Y por lo visto está siendo retomada y reeditada por los gobiernos federal y del Estado (de varios estados). Los embates de la Marina contra la delincuencia organizada ya venían siendo letales, donde se topaban con los malandros no dejaban ni uno vivo; pero la Policía del Estado los seguía enfrentando y deteniendo, hasta que al parecer les dijeron ya que en lo sucesivo no les van a cobrar las balas, que cuando se encuentren con gente armada no escatimen en el costo de éstas, que cuesta más mantenerlos, alimentarlos y engordarlos en la prisión, que sacarlos para siempre de la circulación.

Repito, a la mayoría esto nos parece bien, por tanto daño que le hacen a la población quienes se dedican al crimen organizado, el problema es que se incurre en la ilegalidad, impera así la ley de la selva, y algún día podrían tener que responder ante la justicia quienes han dado esta orden, como ocurrió en algunos países sudamericanos años después de las dictaduras militares y de la guerra sucia, allá contra los disidentes de izquierda llamados para tal efecto terroristas, aquí contra delincuentes que ya nos tienen hasta la madre. Por lo pronto ya los matan, y mátaelos en caliente.

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