Jalpa de Cánovas, como una filigrana, una acuarela


Jalpa en la Revolución IV

• En 1914 tres invasiones por el general Pascual Orozco

Por Oscar Maldonado Villalpando

Del mismo modo que México, Jalpa, está hecha como un hermoso tejido en manos de la privilegiada mujer mexicana,  con la gallardía de la dama española y el cautivador hechizo de la mujer mestiza; labor donde se plasma la grandeza de un pueblo, acuarela de embrujo y misterio. La belleza del prado, los años maravillosos son los hilos y colores que forman la urdimbre de esta privilegiada labor.

Jalpa es por sí la obra que se goza, que se admira, que se ama. No se puede tomar la mano de tan noble doncella con los prejuicios de las ideologías. Para vivir Jalpa hay que dejarse abrazar por el entorno, dejarse llevar por el instinto del alma que busca la belleza y la trascendencia; sintonizar con una formidable historia.

Jalpa está viva. No podemos calificarla según las facciones sociales o políticas de una época. La vida de Jalpa es ni más ni menos como la de todo México. La historia de Jalpa es el espejo del todo. Jalpa siente lo que goza y sufre el país entero, ella registra el acontecer de la Nación; Jalpa es relicario de la Patria misma.

Así que podemos conocer y admirar el acontecer en Jalpa pero no dictaminar o reprobar el trayecto de la historia.

24 de julio de 1914, llegada de las armas

A Jalpa, sin deberla ni temerla, llegan los jefes revolucionarios a los jardines de Jalpa a tomar venganza. Lo registra la historia nacional, pero lo admirable de este centenario es que un hijo de Jalpa, que vivió estos acontecimientos nos ha dejado información muy precisa. Don Pedro Godínez Ayala, un gran ebanista, que dejó obras admirables en el templo parroquial, es quien tiene el cuidado de capturar estas memorias preciosas.

Fue un viernes 24 de julio de 1914, a las cuatro y cuarto de  la tarde, nos dice don Pedro, “entró a la hacienda de Jalpa de Cánovas la tropa del General Pascual Orozco y salió de dicha hacienda el domingo 26 del mismo mes, dejando saqueado el Molino y sus bodegas, y también la tienda y los graneros del maíz”

Este enfoque cercano nos muestra como Jalpa es protagonista también en el evento de la Revolución. Esta es la consecuencia, seguramente, de las discusiones, quizá de la envidia de los jefes, ante aquel personaje tan sobresaliente, don Oscar Braniff, ahora se trata de mostrar poder ante el potentado. Y este fue un procedimiento de los jefes revolucionarios, en la capital ocuparon las elegantísimas residencias de la familia Braniff, sus automóviles de lujo, sus fincas de descanso.

Don Pedro Godínez nos dice que: “Regresó la tropa a la misma hacienda el miércoles próximo, 29 del mismo mes a las 12 del día, por supuesto enfurecidos como la vez primera esperando que se les hiciera fuego que así lo creían ellos, pero no se tiró ni un solo tiro en ninguna vez, porque de parte de la hacienda no se pensó hacerlo.

Salieron para León el sábado próximo, 1º de agosto, habiendo llegado a León el mismo día a las 6 de la tarde, hora en que se comenzó un gran saqueo y que duró hasta las 7 de la mañana del domingo, por haber echado fuera de la población a los orozquistas una fuerza de carrancistas, que en un alcance y persecución, les capturaron al General Don José Pérez Castro, al que fusilaron el mismo domingo 2 de agosto a las 12 del día, en León de los Aldama.”

“En la huida que dieron de León los orozquistas regresaron a esta hacienda por tercera vez, el lunes 3 de agosto, a las 11 de la mañana, y se fueron a la una de la tarde, dejando tanto en esta vez como en las anteriores el más terrible pánico”

Está clara la intención de Pascual Orozco, volver sobre Jalpa, remarcar, herir. En cambio de parte de la hacienda no hay reacción violenta. Quedó claro que el ejército constitucionalista, de Carranza, quiere acabar con las correrías de los sobrantes de las tropas que se transforman en bandoleros y maleantes.

Jalpa tiene razón para celebrar el centenario de este encuentro, por más desafortunado que sea, porque de esta forma Jalpa está en la vivencia misma de México, lo que pasa en México, le sucede a Jalpa también, no podía quedar fuera de este ciclón del siglo XX que fue la Revolución Mexicana. 2014 es centenario de varios acontecimiento para México revolucionario, en este panorama, Jalpa tiene su propia celebración, su Centenario especial.

La vida de la hacienda cambió radicalmente

Cambió la vida en la hacienda, sobre todo porque la familia Braniff Cánovas, tuvo que retirarse de estos lugares. Por las actividades de don Oscar, la interacción con la Revolución, la familia Braniff recibió el destierro, que fue muy conveniente, pues así protegieron su vida, bien sabemos que si se hubieran quedado, nadie hubiera respondido por su vida. Algunos de la familia pudieron demostrar su calidad de extranjeros, entonces recibieron garantías para cuidar sus bienes y contar con el amparo de E.U. en el caso. Cosa que no se pudo aplicar con don Oscar y su familia.

El historiador de Jalpa, don Pedro Godínez, que ha sido muy valorado por don Luis Cabrera, otro fervoroso de Jalpa y su historia, nos deja detalles sobre lo que fue de la presencia de don Oscar en la hacienda a partir de estos acontecimientos revolucionarios. 

“El Sr. Oscar vino a Jalpa después de la Revolución, el miércoles 8 de octubre de 1919, habiéndose dilatado (en regresar) seis años y medio.

Después estuvo viniendo como cada año. Volvió en enero de 1923, y a la fecha no vuelve, septiembre de 1923.

Volvió otra vez solo con don Juan, el jueves 1º de noviembre de 1923”

Qué valiosos datos escritos que nos involucran en las vivencias, en los acontecimientos de Jalpa, en la familia de los dueños. Esto que pasó hace 100 años es en verdad muy significativo, digno de recordarse, de celebrarse, porque nos dice que es importante participar en hacer nuestra historia también ahora.

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