Acuartelados



Si la montaña no va…

 Esta semana estarán realizando ya la cuarta edición del festival del huevo. Actividad impulsada por la máxima casa de estudios de Tepa para intentar vincularse al sector económico más pudiente de la zona.

 La intención, suponemos, es vincular al musculoso sector avícola con la cátedra, con el conocimiento universitario. Pero en las tres primeras ediciones a lo más que ha llegado, es a convertirse en un referente de pintura sobre figuras ovoides.

 El esfuerzo de las autoridades universitarias por quedar bien con los avicultores no ha dado frutos esperados, por lo menos no en lo académico, pues no se sabe si han abierto nuevas cátedras, materias o investigaciones, en el Campus, sobre los temas avícolas, pues apenas registran un proceso de investigación sobre un “desinfectante inocuo, útil en la bioseguridad avícola”, del Doctor Alberto Taylor Preciado. 

 Para los productores de huevo, CUAltos se convierte, tres días al año, en su sede para invitar a los conocedores del tema, algunos que vienen de otros países a compartir las técnicas, la información, la mercadotecnia que les permita abrir mercado a sus productos, a eso que le llaman “lobbing” en cuestiones de mercadeo.

 Son esfuerzos que merecen reconocimiento por la talla de las personalidades que se invitan, de ello no cabe duda, sin embargo, la falta de vinculación interna, por ejemplo, limita la apertura de oportunidades para los educandos, que son, se supone, la máxima prioridad de una institución educativa.  Por ejemplo, esta internacional actividad del huevo, nada tiene qué ver con las 13 ediciones de la “Expo Agroindustrial” que se hace una semana después. Los alumnos hacen su esfuerzo por ser vistos por el mundo, pero al mundo al que invitan a la FIH, no le muestran lo que CUAltos hace, lo que su comunidad produce.

 Es ahí donde CUAltos pierde escenario y lo cede una agrupación poderosa, que genera empleos, que surte economía a la región, que es el ícono de la ciudad, pero que no se alcanza, tampoco, a vincular con la comunidad educativa, por ello, tal vez, deban recurrir al acarreo de niños, de adolescentes, con un programa cultural interactivo para “enseñarles la importancia del consumo del huevo”.

 La Feria Internacional del Huevo es, o debería ser, una oportunidad para que toda la ciudad, toda la sociedad hiciera suya esta actividad preponderante de la economía tepatitlense, pero no, no han podido permear en el ánimo colectivo. Se limita a ser un evento selecto, en un rincón de la ciudad, con muchas, muchas buenas intenciones.

 Les deseamos éxito a ambas instituciones, al CUAltos y a los Avicultores asociados, porque le han puesto mucho empeño en estos cuatro años. Las grandes hazañas no se logran, lo sabemos, de la noche a la mañana…

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