Complicada



Luego de una semana muy agitada en el ayuntamiento de Tepatitlán y entre los aspirantes políticos del PAN a la alcaldía, parece que las cosas han vuelto a su color normal.

Quién sabe si los precandidatos y el dirigente del PAN habrán pedido a los simpatizantes de uno y otro bando que se pusieran en paz y que la ropa sucia se lavaba en la casa. Si así fue, pues hicieron bien los panistas.

Y si las cosas se calmaron más de a fuerzas que de buena voluntad, como el hecho de interpretar la corrida de varios funcionarios como un signo de que había que bajarle de huevos y volverse a conducir todos con normalidad, pues qué lástima que solamente así hayan entendido los revoltosos y que unos hayan tenido que pagar con su chamba para que las cosas en el PAN de Tepa volvieran a la tranquilidad.

Ahora lo que dio nota, aunque ya no tanto, fue la persona que fue muerta a balazos el miércoles por la tarde. La mayoría cada vez se escandaliza menos cuando alguien en Tepa pierde la vida de esta forma y cada vez son los menos los que relacionan este tipo de hechos con una poca vigilancia policiaca en el municipio.

Las muertes violentas, mientras en el resto del país sigan a la alza o por lo menos no disminuyan, es de esperarse que en Tepatitlán se sigan dando también, hasta igualar en frecuencia lo que sucede en gran parte de la república.

Es la triste realidad de nuestros tiempos. Vivir en una sociedad muy violenta, donde cualquier pleito o diferencia se puede arreglar o finalizar con balazos y homicidios.

Echarle la culpa a la policía es vicioso, ciertamente se necesita más seguridad, más elementos policiacos y que estos sean confiables, pero para evitar una muerte por arma de fuego, prácticamente debería un oficial de policía detrás de cada ciudadano para estar al pendiente de que no saque un arma ante alguien más. Imposible.

La cosa es más complicada y se resuelve resolviendo (valga la redundancia) el aspecto social, evitar que los niños de ahora se conviertan en los delincuentes de mañana.

Y eso significa estar al pendiente de ellos cuando tienen unos pocos años de vida y ayudarlos a asegurar su bienestar cuando estén más grandes y estén a punto de hacer su propia vida y familia.

Significa que los padres tengan un buen trabajo, o sea, que ganen un buen sueldo y que no los esclavicen durante horas alejados de la casa familiar; así los hijos tendrán siempre la supervisión paterna y no andarán en la calle aprendiendo malas mañas.

Significa además que cuando sean adolescentes no caigan en la tentación de consumir drogas o peor aún, convertirse en distribuidores de ellas, tentados por el relativo buen sueldo y por las pocas posibilidades de conseguir un empleo formal, lícito y más o menos bien pagado.

Es por eso que no es fácil, la economía hace casi imposible que todo mundo pueda conseguir un trabajo bien pagado que procure bienestar a la familia. El día en que las autoridades puedan medio resolver esto, entonces lo demás será relativamente más fácil, que las instituciones sociales obliguen o por lo menos conminen a los padres a no descuidar sus hijos y hacerlos ciudadanos de bien.

Todo lo anterior, en caso de que pudiera lograrse, requeriría de un cambio generacional, más o menos unos dos sexenios. Entonces me parece que se verían los resultados y el problema de la droga y el crimen organizado comenzaría a pegar menos y con suerte a reducirse drásticamente.

Olvidémonos del control de armas que se traen de Estados Unidos; es una vil mentira que todas entran al país luego de ser compradas legalmente en el país del norte, al día las autoridades decomisan cientos de pistolas y rifles de alto poder, por lo que es absurdo que ingresen a suelo mexicano como presumen las autoridades mexicanas y gringas.

Entonces ¿cómo entran? Fácil, mediante contrabando y cargamentos ocultos, lo que apunta a una hedionda corrupción en las aduanas del país, que permiten que entren cualquier clase de cosas chuecas a México, no nomás armas.

Olvidémonos también de legalizar la droga, que los gringos ya no la consuman o que de verdad hay controles estrictos para que no pueda pasar la frontera. Pinches agentes estadounidenses corruptos, ven a un mexicano jodido que quiere entrar a su país para trabajar y mantener a su familia y enseguida lo deportan no sin antes abusar de su persona, pero ¿cómo es que dejan pasar a los capos de la droga y sus cargamentos? Ni modo que no se den cuenta, pero los oficiales de Estados Unidos los deben dejar pasar mediante una lana.

Aquí la única solución que en mi humilde opinión podría funcionar para que empiece a disminuir el flagelo de la droga y toda la violencia y muerte que producen, es que los jóvenes tengan oportunidades y otra perspectiva en su futuro, como antes cuando se abandonaba el pueblo, el rancho, para ir solo a la ciudad a estudiar durante cuatro o cinco años y convertirse en profesionistas, tener un buen trabajo y una mejor vida que tuvieron los padres.


Y por otro lado, qué bueno que los panistas ya no anden tan de la greña, a ver si les dura; mejor que se guarden eso cuando compitan contra otros partidos, porque no va a estar fácil.

Publicar un comentario

0 Comentarios