La caverna que se iluminó


Por el padre Miguel Ángel
padre.miguel.angel@hotmail.com

Un maestro, contó a sus discípulos lo siguiente: “Varios hombres habían quedado encerrados por error en una oscura caverna donde no podían ver casi nada. Pasó algún tiempo y uno de ellos logró encender una pequeña tea. Pero la luz que daba era tan escasa que aún así no se podía ver nada. Al hombre, sin embargo, se le ocurrió que con su luz podía ayudar a que cada uno de los demás prendieran su propia tea y así compartiendo la llama con todos, la caverna se iluminó. 

Uno de los discípulos le preguntó: ¿Qué nos enseña, maestro este relato?”. y le contestó: -“Nos enseña que nuestra luz sigue siendo oscuridad si no la compartimos con el prójimo. Y también nos dice que el compartir nuestra luz no la desvanece, si que por el contrario la hace crecer”. 

Así es el amor, no disminuye al compartirlo, sino que crece. La vida, es una oportunidad para prepararnos a recibir al Señor, con la Caridad.

Es necesario que todos trabajemos para conseguir que la luz del amor se extienda por todos los rincones de la tierra, así como se extendió la luz en aquella caverna.

Esa luz del amor sólo la da Jesucristo, por eso es necesario que no lo expulsemos de nuestros corazones, ni de nuestras familias, ni de las escuelas.

Cuando dejamos que Jesús viva con nosotros, El mismo va llenando de luz nuestras vidas y así no caminamos en las tinieblas del pecado, porque Jesús nos ha dicho “yo soy la luz del mundo”.

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