Canónigo Bruno Mendoza Cabrera


• A un año de que se fue de entre nosotros

Por Oscar Maldonado Villalpando

Es una página inolvidable aquella que guarda el Seminario Mayor de Chapalita en Guadalajara, cuando, el 20 de noviembre de 1950, fue inaugurado y bendecido; consagrado al castísimo Patriarca Señor San José. Ese día fue invitado el Delegado Apostólico D. Guillermo Piani, se publica la foto de este solemne acto, y al lado del gran invitado, aparece un joven seminarista, que es precisamente Bruno Mendoza, originario de San Diego de Alejandría. Era un tiempo ideal, la edad de oro diocesana, bajo el pastoreo del Excmo. Señor Arzobispo don José Garibi Rivera, el rector era don José Salazar López. Este último relata el acontecimiento en el informe rectoral del mes de diciembre de 1951.

Bruno Mendoza tiene sus raíces en San Diego de Alejandría, su familia ha vivido en la cuesta del Cañón de Jalpa, en el Santo Niño, viendo hacia Arandas a un costado de Jalpa de Cánovas. En tiempo de la Cristera, la familia tuvo que protegerse y emigró a Guadalajara, por eso Bruno nació en la Perla Tapatía, el 15 de enero de 1928. En 1929, hechos los famosos arreglos, pudieron regresar a su tierra. Pero hay que notar que no fue Bruno solo, sino que fueron gemelos, el hermanito fue Longinos.

En 1940 Dios lo llamó para ingresar al Seminario en San Juan de los Lagos, ¿quién iba a saber que la Virgencita lo iba a elegir para estar con ella toda su vida? En 1943 pasó a Guadalajara. Fue un gran alumno, muy estimado. Por su porte esbelto, le nombraban el “Charro”. Luego de sus estudios y de una formación muy esmerada que hizo del joven una persona distinguida y respetable, fue llamado a recibir la consagración sacerdotal.

Ordenación y cantamisa

El 1º de noviembre de 1952 recibió el presbiterado de manos del Señor Arzobispo don José Garibi. Una gran fiesta para San Diego de Alejandría cuando el P. Bruno celebró su cantamisa en la parroquia de su pueblo, el 5 de noviembre de 1952. Recibió su primer destino como vicario de San Miguel el Alto, que ejerció por 6 años. Ahí fue muy estimado.

A las plantas de la Virgen de San Juan

En 1958 fue enviado al Seminario de San Juan, primero como Padre Espiritual, y luego como Prefecto. Es por este motivo que muchos sacerdotes lo conocieron y le  profesaron admiración y gratitud. Nunca más salió de San Juan de los Lagos, porque ahí prestó grandes servicios. Párroco en la parroquia de la Sangre de Cristo, luego ceremoniero en Catedral, en la casa de la Virgen Sanjuanita. Ahí mismo se le nombra Canónigo, más cerca y dedicado a la Virgen.

Le tocó participar en la organización de la visita del Papa a San Juan, el 8 de mayo de 1990, al lado del Canónigo José Mejía y el P. José Rodríguez.

Muy amante de su tierra

San Diego de Alejandría, tierra Cristera, en 1980, ideó levantar un monumento y Santuario a Cristo Rey, recordando a tantos cristeros que comprometieron su vida en esa lucha heroica. Él estuvo apoyando con gran entusiasmo para hacer el templo de La Peñita, junto con el P. Juan Pérez Gallegos y el P. Demetrio Mena.

Fue una persona positiva, que formó una base y sustento de la nueva Diócesis de San Juan de los Lagos. En los últimos cuatro o cinco años lo aquejaron algunos padecimientos que fueron mermando sus actividades. Y, finalmente, fue llamado por Dios el 21 de marzo de 1914, a una primavera celestial.

El tiempo no puede ser pretexto para borrar la memoria de personas tan importantes, de buenos y generosos sacerdotes como don Bruno Mendoza Cabrera. La gratitud siempre será una ofrenda muy valiosa que dignifica a nuestros seres queridos. El pueblo de San Diego, su parroquia, celebrará el sábado 21 a las 12 del día, la misa de su primer aniversario.

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