La verdadera felicidad


Por el padre Miguel Ángel
padre.miguel.angel@hotmail.com

Un zar, que se hallaba enfermo, dijo: “¡Daré la mitad de mi reino a quién me cure!” 

Entonces todos los sabios se reunieron y celebraron una junta para curar al zar, mas no encontraron medio alguno. Uno de ellos, sin embargo, declaró que era posible curar al zar. “Si sobre la tierra se encuentra un hombre feliz”, dijo, “quítale la camisa y que se la ponga el zar, y así será curado”. 

El zar hizo buscar en su reino a un hombre feliz. Los enviados del soberano se esparcieron por todo el reino, mas no pudieron descubrir a un hombre feliz. No encontraron ni a un hombre contento con su suerte. Uno era rico, pero estaba enfermo; otro gozaba de salud pero era pobre, aquél rico y sano se quejaba de su mujer; éste, de sus hijos; todos deseaban algo. 

Cierta noche muy tarde, el hijo del zar pasaba frente a una pobre choza y oyó que alguien clamaba: “Gracias a Dios he trabajado y he comido bien ¿Qué me falta? El hijo del zar se sintió lleno de alegría. Inmediatamente mandó que le llevaran la camisa de aquél hombre, a quién en cambio había que darle cuánto dinero exigiera. Los enviados se presentaron a toda prisa a la casa de aquél hombre para quitarle la camisa, pero el hombre feliz era tan pobre que no tenía camisa… ¿Por qué debes darles gracias a Dios en este día que te ha regalado?

La verdadera felicidad no consiste en tener cosas o dinero, sino en una gran satisfacción por estar cumpliendo bien con nuestros deberes de hijos de Dios.

De qué nos servirá tener mucho dinero o bienes materiales si nuestro corazón está vacío. En cambio cuando una persona tiene su corazón lleno del amor de Dios, vive en gracia y con frecuencia lo recibe en la santa comunión y hace el bien a todos, entonces será sumamente feliz.

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