Si lo que publicó este domingo el periódico Reforma es cierto, por increíble que parezca hay personas, aparentemente honorables, que están de parte de los delincuentes que amenazan, extorsionan, secuestran, torturan, asesinan, decapitan, descuartizan y entierran a sus víctimas en fosas clandestinas. Una de ellas es el senador del PRD Alejandro Encinas, a quien tenía yo por una persona respetable, ya no lo es para mí.
Desde el pasado viernes 22 de este mes, un par de horas después de que se diera el enfrentamiento (en eso coincidieron todos los medios, en que se trató de un enfrentamiento, mucho antes de que el gobierno dijera algo al respecto), cuando apenas se empezaba a saber de lo ocurrido en Tanhuato, Michoacán (todavía no lo publicaban ni los periódicos de Guadalajara, mucho menos El Universal y Reforma, de la ciudad de México; la primera en decir algo en firme fue la agencia Quadratín, de Michoacán, y luego Excélsior y Milenio); desde ese momento, repito, en que algunos buscábamos en la web qué había pasado, los primeros comentarios que escuché o que leí respecto a la muerte de 42 presuntos integrantes del Cártel de Jalisco Nueva Generación, fueron de beneplácito.
Y a partir de ese momento, en Jalisco y en el sur de Veracruz donde me encontraba, todos los comentarios que escuché fueron en el mismo sentido, de aprobación, de satisfacción, de congratulación porque había 42 delincuentes menos, y de los más crueles (recuérdese que en el municipio de La Barca, Jalisco, vecino de Tanhuato, se encontraron el año pasado 19 fosas clandestinas con alrededor de 75 cadáveres, quién o quiénes cree usted que asesinaron a esas personas…)
Por eso me causó una gran sorpresa e indignación lo que leí en Reforma este domingo. Ya sabía yo, desde el momento en que me enteré de lo ocurrido, que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Amnistía Internacional y otros organismos iban a meter su cuchara inmediatamente, porque les preocupan mucho los derechos humanos de los delincuentes, eso ya me lo esperaba, por eso no me extrañó que el domingo en la página 6 de Reforma dijera hasta arriba “Exhorta HRW a indagar los hechos en Tanhuato”. Además del exhorto de Human Rigths Watch a investigar los hechos, informaba la nota que personal de Amnistía Internacional y visitadores de la CNDH se encontraban ya en el lugar para investigar lo ocurrido. Lo que me sorprendió fue lo que decía otra nota abajo de la anterior, con el encabezado “Cuestiona perredista la versión del Gobierno”.
“El senador Alejandro Encinas -señalaba el segundo párrafo- advirtió que, por la forma en que se dieron los hechos en Tanhuato (¿Él estuvo ahí?, ¿sabía Él más que las agencias de noticias y los medios más cercanos que informaron inmediatamente de lo ocurrido?), no hubo una persecución que culminara en un extenso rancho, sino que más bien fue un operativo planeado con antelación”. ¿Y si así hubiera sido qué?, ¿tiene que haber una persecución previa para que sea válido enfrentarse a los criminales?, ¿supone Alejandro Encinas que los maleantes estaban desarmados, rezando el rosario o simplemente descansando pacíficamente cuando llegaron los federales y los asesinaron?
El siguiente párrafo de la nota es más indignante: “Dijo que es extraño que haya 42 muertos del lado de los delincuentes y sólo uno de las fuerzas policiales”. O sea que para Encinas lo normal hubiera sido que el montón de muertos fueran policías, y sólo un delincuente abatido, como semanas antes, el 1 de mayo cuando sicarios del CJNG derribaron un helicóptero militar con un lanzacohetes (arma que también tenían en Tanhuato), o como el 6 de abril cuando integrantes de la misma banda emboscaron y dieron muerte a 15 policías de Jalisco sin que muriera ninguno de los delincuentes, entonces no dijo nada Alejandro Encinas, le pareció normal, no exigió ninguna investigación, los policías no tienen derechos humanos, su obligación es morir…
El siguiente párrafo de la nota de Reforma dice: “Todo indica que fue un operativo diseñado y no una persecución, y que llegaron 500 elementos para cercarlos”. Malditos montoneros… se hubieran trabado de a uno por uno y en igualdad de circunstancias, a mano limpia, a trompadas nomás hasta que uno de los dos se diera por vencido. ¡Ay Señor Encinas!.
“…indicó que no se está ante un hecho circunstancial, sino que se buscaba aniquilar a ese grupo de personas”. ¿Sabe usted, don Alejandro, lo que quieren los mexicanos que trabajan? Eso precisamente, a mí me lo han dicho muchas personas, que sean aniquilados esos grupos de delincuentes.
“Ya tenemos Tlatlaya, Iguala (donde su partido puso a las autoridades) y ahora Michoacán, por lo que se configura una práctica de operación de los cuerpos represivos del Estado”. Sí señor Encinas, y ya tenemos también San Fernando, Tamaulipas; Boca del Río, Veracruz; Ocotlán, Jalisco (donde asesinaron a 9 elementos de la Gendarmería Nacional), y San Sebastián del Oeste (donde emboscaron y asesinaron a los 15 policías) entre otras masacres cometidas por el crimen organizado, ¿ahí qué práctica de operación se configura?, ¿tienen que ser necesariamente los “cuerpos represivos del Estado” los que den muerte a los delincuentes, para que proteste usted y exija una investigación?
A mí me parecía el Senador perredista un hombre respetable, ya no me merece ningún respeto. Yo estaré siempre del lado de los humanos derechos, ¡al diablo con los derechos humanos”, y don Alejandro Encinas se puede ir al averno también, si no comparte los sentimientos de la nación.
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