Buscando el sí; el no ya lo tengo


Por Gonzalo “Chalo” de la Torre Hernández
chalo2008jalos@hotmail.com

En un edificio de departamentos, habitaba uno de ellos una señorita que vivía sola, pues era partidaria del refrán que reza: más vale sola que mal acompañada.

Cabe mencionar que era poseedora de un rostro de gran belleza y de cuerpo escultural. Su casero era muy puntual al llegar a cobrar la renta mensual y la damita siempre pagaba también puntualmente, pero en esta ocasión no disponía de recursos para cubrir su cuota mensual del alquiler del departamento.

Fiel a su costumbre, el casero llega muy puntual esperando recibir una cantidad de dinero en efectivo. Toca a la puerta y al salir su inquilina, la ve más hermosa que nunca; algo tenía de especial. Además portaba un abrigo de piel, que hacía resaltar su hermosura.

Al solicitar el pago a su inquilina, ésta le dice: Ha de disculpar pero hoy no tengo efectivo para cubrir la renta, pero creo que con esto tengo mucho para pagarle: diciendo y haciendo, abre completamente el abrigo, dejando ver con claridad que debajo no portaba ninguna otra prenda de vestir.

Ante lo inesperado de la situación e impresionado por la belleza de lo que veía, el casero, cuya longevidad ya rebasaba la llamada “tercera edad” responde a su inquilina, con un tono un tanto lastimoso; Pues sí mi estimada; Usted tiene muchísimo con qué pagar. ¡Lástima que yo no tengo con qué cobrar!

Este tal vez sea uno de esos casos en que de verdad algo no se puede. Pero hay una infinidad de tareas o labores que nos parecen imposibles de realizar. Para no hacer las cosas o comisiones que nos encomiendan, hay una gama impresionante de pretextos y formas de cómo NO hacer algo.

Eso no tiene chiste. Cómo no realizar alguna labor, cualquiera lo sabe y hay un millón de formas y pretextos para la justificación de la abstinencia de obras o resultados.

Lo que realmente vale en las personas y sirve para el desarrollo de la comunidad, es la búsqueda de soluciones a situaciones aparentemente imposibles. Tanto en la vida diaria, como en el ámbito laboral o familiar, o en los equipos deportivos, lo que realmente proporciona satisfacciones es el buscar y encontrar formas de solución donde aparentemente no las hay.

Recuerdo de mi infancia (uhhhhhhh), una revista de gran circulación y mejor aceptación, de un superhéroe diferente a los importados de gringolandia, como Supermán y Batman y toda esa serie de personajes dueños de poderes que desafían las leyes de la física. Este personaje, llamado Kalimán basaba sus “poderes” en la mente y su inteligencia. Una de sus frases célebres y cotidianas era: “siempre hay un camino cuando se mira con los ojos de la inteligencia”. Y casi siempre añadía: “serenidad y paciencia”.

Por cierto, este héroe producto de la imaginación, era siempre acompañado por un niño llamado Solín, que pretendía adquirir la sabiduría de su “Maestro”. Nunca supe cómo fué que se hicieron compañeros o si el niño era huérfano o le dieron permiso de acompañar en todas sus aventuras salvadoras de este planeta, a este singular personaje del turbante. Nunca supe si usaba esa prenda, porque estuviera pelón o tenía caspa. ¡jamás lo sabré!

Claro, para todo superhéroe debe haber al menos un villano. En este caso, el eterno rival de toda la vida y hasta la muerte, era el Doctor Kiro, un enano pelón, de lentes pequeños y mente grande, pero utilizada para el mal, porque, por supuesto, su intención era adueñarse del mundo. No sé para qué pero quería el mundo.

Volviendo al asunto que nos ocupa, es verdad que siempre se encuentra un camino si se analiza con paciencia cada situación y se buscan alternativas. El factor indispensable  y complementario de la inteligencia, serenidad y paciencia, es sin duda la actitud y voluntad de SI querer solucionar tal o cual situación. Todo es cuestión de pensar y analizar. De esta forma, a cada reflexión, lo más probable es que corresponderá una acción.

Tarde o temprano, los jefes o compañeros apreciarán el valor de las personas que tienen iniciativa y primero solucionan las situaciones y ya después se deslindarán responsabilidades, si es que las hubiese.


Lo que sí podemos afirmar categóricamente, es que son más útiles a los grupos humanos, las personas que no se escudan en el cómo no, sino los que buscan siempre el cómo sí. El título de esta ocurrencia se lo debo a Susy, recepcionista del  CRIT Aguascalientes.
Muchísimas gracias, apreciadísimo lector. Agradeceremos tus comentarios y críticas que me ayuden a mejorar, al correo electrónico de este servidor.

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