Dejemos un mundo mejor


Por el padre Miguel Ángel
padre.miguel.angel@hotmail.com

En cierta ocasión, un joven observaba a un hombre que tenía más de ochenta años que estaba sembrando un huerto de manzanos. El anciano amorosa y cuidadosamente preparó el terreno, plantó los diminutos vástagos y les echó agua. Después de estar mirándolo por un rato, el joven le dijo: “Usted no espera que va a comer manzanas de esos árboles, ¿verdad?”

“No —replicó el anciano—, pero alguien lo hará”.

Tus acciones ayudarán a esos que te seguirán.

Debido al pacto de Dios con Noé, tenemos la seguridad de que no corremos el riesgo de la destrucción mundial por un diluvio.

Los habitantes de la tierra todavía están recibiendo el beneficio que vino de la vida de un hombre justo.

Asimismo, tú y yo también podemos beneficiar a las generaciones futuras. Cuando sirves a las personas o influyes en ellas de manera positiva, y las animas a pasar por lo que otras recibieron, creas una cadena de impacto que sobrepasará tu vida.

No eres un eslabón perdido.

No eres una isla…eres un continente.

Hay alguien detrás de ti y será la prolongación de tu vida, para bien o para mal. Entonces siembra ahora manzanas para él o ella tengan la bendición de comerlas y mientras lo hacen te recordarán y sin duda hablarán muy bien de ti. Debemos pensar no sólo en nosotros, en nuestros problemas, sino en los demás también y en cómo ayudarles.

Hoy en día en muy urgente convencernos de la importancia que tiene pensar como pensaba aquél anciano de más de ochenta años, pues aunque sabía que no iba a saborear las deliciosas manzanas sin embargo se esmeraba en preparar muy bien el terreno y plantar o que en un día serían los árboles llenos de jugoso frutos, no para él, sino para los siguientes generaciones.

Así debemos todos dejarles a los niños de hoy, que serán los jóvenes del mañana un mundo mejor lleno de paz y bendiciones.

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